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Soy nómada digital y no estoy de vacaciones (aunque pueda parecerlo)
Despido procedente: cómo las empresas están usando el GPS, el Whatsapp, el e-mail o las cámaras para justificar despedirte
¿Puede mi empresa despedirme por un comentario en Facebook? Seguramente estés pensando que sí, que ya ha pasado. ¿Y si ese mismo comentario lo haces en un grupo de Whatsapp?
Puede que pienses que no, que son comunicaciones privadas. Sin embargo, algunos juristas no solo aseguran que se puede hacer, sino que incluso hay sentencias que lo corroboran.
Y quien dice mensajes en redes sociales o aplicaciones, dice el GPS de un dispositivo (propio o de la empresa) para justificar tu despido o el empleo de cámaras de videovigilancia. ¿Cómo y cuándo está justificado el empleo de estas nuevas tecnologías para despedir a un empleado?
No hay fórmula matemática que resuelva la ecuación
En derecho penal, existen una serie de baremos a aplicar cuando se juzgan determinados delitos. Por ejemplo, si es homicidio, las penas son de 10 a 15 años, mientras que por asesinato la condena es de 15 a 20 años. Luego se pueden añadir agravantes o eximentes que hagan variar el peso de la condena.
Pero en materia laboral y el empleo de sistemas tecnológicos para justificar el despido no existen estas mismas tablas. Cada caso concreto es único y debe estudiarse en particular, teniendo en cuenta todas sus circunstancias.
La polémica siempre surge por si la tecnología viola otros derechos, como el secreto de las comunicaciones, la protección de datos o la privacidad
“Se pueden usar medios tecnológicos para justificar un despido, pero su uso tiene que respetar los principios de proporcionalidad, idoneidad y que no haya otros medios menos intrusivos, cumpliendo así con unas reglas que establecen el Tribunal Supremo y el de Derechos Humanos”, explica Vidal Galindo, abogado experto en temas laborales.
Además, es un tema en constante revisión, ya que la tecnología evoluciona mucho. La primera vez que se abordó este tema desde el punto de vista laboral fue sobre el año 2000, cuando se juzgaban las implicaciones de las grabaciones de videocámaras o el uso del email corporativo.
Caso Barbulescu, la madre de todas las sentencias
Por eso, podemos encontrar no solo muchos debates en la materia sino sentencias contradictorias o “complementarias”, como las define el abogado laborista Vidal Galindo. Mientras que en algunos casos se da la razón a la empresa, en otras se las quita.
Muchas de las sentencias relacionadas con el uso de sistemas tecnológicos para justificar el despido alegan la violación de otros derechos, como el de la intimidad, la protección de datos o el secreto de las comunicaciones.
Por eso, el denominado Caso Barbulescu es considerado como la sentencia que sienta jurisprudencia en toda Europa.
Da igual el medio tecnológico utilizado para defender un despido: además de informar sobre él, su uso debe ser proporcional, idóneo y el menos intrusivo
Se trata de un caso en el que un empleado en Rumania es despedido por utilizar Yahoo Messenger con su cuenta personal pero para fines profesionales. La empresa no solo alega irregularidades profesionales, sino que aporta una serie de conversaciones de índole sexual para justificar este despido. “Se trata, pues, de un caso muy extremo”, advierte Vidal Galindo.
En su sentencia, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) enumera una serie de puntos que deben cumplirse por el empresario para que esté justificado que acceda al ordenador del trabajador, a fin de poder comprobar si su uso es correcto.
Te deben avisar y aplicar la medida con “proporcionalidad”
Así, el trabajador debe haber sido informado con claridad y con carácter previo de estas medidas de control y su alcance. Pero (y aquí reside una de las claves de la sentencia) el empleador debe valorar la proporcionalidad de su actuación.
Es decir, debe valorar qué grado de intromisión comporta la medida en la vida personal y familiar del empleado. Y debe elegir aquella actuación que sea menos intrusiva.
La sentencia también determina que se debe acreditar la existencia de motivos concretos para llevar a cabo este control. Es decir, que no basta con que la empresa te comunique que puede acceder a tu ordenador, sino que tras la sentencia del TEDH, debe justificar que tiene motivos para hacerlo. Y, si lo hace, debe hacerlo con proporcionalidad.
No hay dos casos iguales ni baremos a aplicar en juicios laborales. Por eso hay sentencias que parecen contradictorias
En este caso, y dado que el empresario había advertido de la aplicación de estos sistemas, se considera que no hay intromisión en la intimidad del empleado, “puesto que se había informado de que era uso de trabajo, por lo que no había privacidad”, explica Vidal Galindo.
Pero, al mismo tiempo, “el tribunal también dice que no es necesario que se realicen estos exámenes tan minuciosos sobre el contenido de los mensajes -tan íntimos- del empleado. El tribunal sentencia que hubiera sido suficiente con el empleo de los metadatos para comprobar que eran ajenas a su actividad profesional”.
Inditex, el caso español
Otra de las sentencias que resume muy bien la justificación o no de los medios tecnológicos como prueba en caso de despido es una sentencia del Tribunal Supremo de febrero de este mismo año que afecta a Inditex.
En este caso, la polémica reside en que las pruebas del mal comportamiento del empleado despedido (aceptó de una entidad proveedora de Inditex dinero en metálico y un vehículo de alta gama) se obtuvieron a través del control del correo electrónico del trabajador.
En primera y segunda instancia (Juzgado de lo Social y Tribunal Superior de Justicia de Galicia) los tribunales dieron la razón a la empresa.
El Tribunal Supremo también confirma que se trata de un despido procedente. Pero, alegando la sentencia Barbulescu, explica que lo es porque el empleado tenía constancia de las normas de la empresa, que se examinó su ordenador tras el “hallazgo casual” de fotocopias de las transferencias, y que solo se comprobó el contenido de los correos relativos a las transferencias bancarias, gracias a los parámetros de búsqueda informática orientados a limitar la invasión en la intimidad.
“El que avisa, revisa”
Todas estas sentencias parecen sentar las bases de la jurisprudencia laboral en Europa. El mantra es “el que avisa, revisa”. Es decir, que no es suficiente con avisar de que se implantan estas medidas, sino que las empresas deben revisar muy bien su aplicación.
“El uso de ese medio tecnológico tiene que cumplir con los conceptos de proporcionalidad, idoneidad y ser lo menos intrusivo posible”, insiste el abogado Vidal Galindo.
Es, por ejemplo, lo que argumenta de nuevo el TEDH en una sentencia contra una cadena de supermercados familiar, López Ribalda. La empresa, tras detectar errores en su inventario, advirtió que iba a colocar cámaras de seguridad. Pero no informó de todas ellas.
Aunque el tribunal reconoce que estaba justificado la colocación y empleo de cámaras de videovigilancia (la empresa tenía pérdidas y sospechaba que sus empleados le robaban) también cree que la medida adoptada por el empleador no fue proporcional por dos motivos: no cumplió con la Ley Orgánica de Protección de Datos al no informar a los trabajadores de la instalación de las cámaras ocultas y fue una medida desproporcionada, ya que las grabaciones se prolongaron durante semanas y durante la totalidad de la jornada.
¿Y mi libertad de expresión?
Sobre los despidos por comentarios realizados en redes sociales o en grupos de Whatsapp, el fondo del asunto siempre ha estado latente: la libertad de expresión.
Cualquiera de un grupo de Whatsapp puede informar a la empresa sobre los mensajes compartidos sin que eso suponga una violación de tus derechos
“Si haces un comentario despectivo sobre tu jefe en en un bar con dos amigos, solo tiene ese alcance. Pero en redes es mayor”, argumenta Vidal Galindo. Sin embargo, más que la amplificación de ese mensaje, este abogado considera que las sentencias se fijan en lo que ampara la liberta de expresión: la crítica no debe ser ofensiva. “Si hablamos de trasgredir la buena fe o incurrir en calumnias, se acaba nuestro derecho a la libertad de expresión”.
Por eso, más que el medio (“que sí que puede ser agravante”), lo que hace que un comentario en redes sociales pueda justificar un despido “es el mensaje y la intención” de dicha publicación.
Dueño de tus silencios, esclavo de tus palabras
Además, debes tener en cuenta que si haces un comentario en un grupo de Whatsapp, ese mensaje puede ser desvelado por cualquiera de los integrantes sin que los tribunales consideren que se haya alterado el derecho al secreto de las comunicaciones.
"En los casos en que la empresa tenga acceso al contenido de los mensajes de texto e imágenes intercambiados en el grupo privado de Whatsapp y en Facebook, no supone una vulneración", asegura Ignasi Lúquez González, Socio-Director del bufete Lúquez Associats. Además, hay varias sentencias que así lo señalan, como la del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía en noviembre de 2017 o la del Tribunal Superior de Justicia de La Rioja, de fecha enero de 2016.
Lúquez González, por ejemplo, explica que el Tribunal Superior de Justicia de Galicia estableció en una sentencia de 2016 que deberían darse una de estas cuatro circunstancias para aceptar como prueba una conversación o mensaje de este tipo. En primer lugar, cuando se reconoce expresamente dicha conversación y su contenido. Otro supuesto es cuando, con el fin de confirmar que no ha habido manipulación, se comprueba "mediante el cotejo con el otro terminal" la realidad de esta conversación. También es válida cuando las partes que han participado en esta conversación no la impugnan. Y, en cuarto lugar, se puede aceptar como prueba si, llegado el caso, se realizar una prueba pericial que "acredite la autenticidad y envío de la conversación".
No obstante, desde este despacho de abogados insisten en que cada juzgado es independiente de decidir si acepta o no como prueba una conversación por Whatsapp.
¿Puedo negarme a utilizar estos sistemas?
Teniendo todo esto en cuenta, nos hemos preguntado si, como trabajador, podemos negarnos a utilizar un sistema tecnológico de estas características que nos da la empresa para la que trabajamos.
Recientemente, además, conocíamos que Amazon había patentado una muñequera con la que podía hacer un seguimiento de la actividad de sus trabajadores, especialmente en los almacenes.
"Se pueden tomar medidas de control, pero no todas son legítimas", explica Ignasi Lúquez González. El artículo 20 del Estatuto de los Trabajadores permite al empresario tomar las medidas de control y vigilancia y para comprobar que el trabajador cumple con sus obligaciones. Por eso, "en principio el trabajador no podría negarse a la utilización, por ejemplo, de un GPS, salvo que atente contra sus derechos fundamentales, como la intimidad".
El empresario tiene derecho a adoptar las medidas de vigilancia y control para verificar que el trabajador cumple sus obligaciones y deberes
De nuevo, estos abogados aseguran que, en el tema del control y vigilancia a los trabajadores, se deben imponer las condiciones de proporcionalidad de la medida, que ésta sea idónea para conseguir el objetivo y que sea necesaria porque no haya otra medida menos lesiva.
Pero, ¿quién establece ese juicio? ¿Quien decide si la medida es proporcional e idónea? Si el trabajador no está de acuerdo con el uso de esta tecnología, tiene dos opciones. Una es negarse a utilizarla. En este caso, puede ser despedido, pero tiene la opción de acudir a los tribunales por considerar que se trata de un despido improcedente.
El trabajador también tiene la opción de asumir la utilización de este dispositivo tecnológico pero impugnarla ante un juez para que sea éste quien determine, en un juicio, si la medida es proporcional o no.
Será de nuevo el juez quien determine si estas medidas son equitativas o no y, llegado el caso, sentar jurisprudencia para las próximas tecnologías que puedan llegar.
Loly Garrido y Gudog: de una farmacéutica a crear en España el "Airbnb de los perros"
Acaba de cerrar su segunda ronda de financiación (en la primera consiguió 200.000 euros), pese a que en sus inicios descartaba esta opción para “tener la libertad de hacer lo que quisiéramos”. Loly Garrido es la creadora y CEO de Gudog. Una empresa con la que los propietarios de perros pueden contratar tres tipos de servicios para sus mascotas (alojamiento, guardería o paseo). Y, para ello, contrata a otro particular que le ofrece estos servicios.
Garrido asegura que nunca tendrán cuidadores profesionales y que siempre confiarán en personas particulares para ofrecer este servicio desde su portal.
Alternativa a las residencias caninas
Loly Garrido creó esta empresa por una necesidad personal. “Me crié con una perra, que tuvo experiencias terribles al quedarse en residencias caninas. Años después, y ya viviendo sola, tenía otra perra y no quería dejarla en una residencia”, rememora.
Usuaria de Airbnb, buscó por Internet si existía algo similar para mascotas. “Comprobé que no”, asegura. Por aquel entonces (2012), cursaba estudios de educación canina y trabajaba en “algo que no me llenaba a nivel personal, así que me lancé a crear esta plataforma de Aribnb para perros”.

Para ello contó con la ayuda de su socio. “Habíamos trabajado en otros proyectos de start-ups. Sus padres también eran propietarios de un perro y se encontraban con el mismo problema, así que se apuntó convencido al proyecto”. Él se encargó del desarrollo de la plataforma y ella de la parte comercial y de cuidadores.
Lo que aprendí respondiendo quejas de clientes
Esta aventura empresarial no fue, por tanto, algo premeditado. “Estudié, entre otras cosas, una formación profesional de secretariado de dirección y administración. Nunca supe muy bien a qué me quería dedicar, pero sí tenía claro que no quería involucrarme en una carrera universitaria porque no sabía si me iba a gustar”, nos cuenta.
Pese a no tener claro a qué se quería dedicar, Garrido tenía otro tipo de inquietudes que le llevaron a compaginar estudios con trabajo. Uno de los momentos clave llega cuando, a los 20 años, empieza a trabajar en el departamento jurídico de lo que era Menaje Hogar. “Empecé a gestionar todas las reclamaciones de las más de 100 tiendas que había en España. Era un trabajo que me gustó, me enseñó a entender al consumidor”, reconoce Garrido.
Fue la experiencia profesional que más le ha servido para crear su negocio. “Tuve una jefa genial que me enseñó muchas cosas que me son útiles incluso para formar yo a gente”. En esta etapa, se encargaba de redactar las contestaciones de reclamaciones e incluso se dirigía a organizaciones de consumidores, como Facua. “Me enseñó cómo dirigirme a cierto público. Aprendí de la ley de consumidor, lo que me es útil a la hora de tener un negocio”, confiesa.
Aunque Loly Garrido no mantiene trato con esta jefa (“yo era muy joven y ella tenía la edad que tengo ahora. Cuando decidí marcharme fue un shock para ella y quiso perder el contacto”), tiene un gran recuerdo de ella y esta etapa.
“Volví a casa de mis padres para poder crear mi empresa”
Después de aquel trabajo, Garrido fue acumulando otras experiencias, tanto laborales como formativas. Hasta que dejó su trabajo en el departamento jurídico de una farmacéutica japonesa para dedicarse a tiempo completo a Gudog.
¿Cómo se toman unos padres que su hija deje un trabajo para invertir todos sus ahorros en crear una empresa de servicio de cuidados de perros? “Al principio no lo entendían muy bien”, reconoce Loly Garrido, quien incluso tuvo que volver a casa de sus padres (después de 3 años fuera) durante unos meses para poder terminar de montar la empresa. “Estuve un año sin facturar e invirtiendo mis ahorros. Mi madre no entendía que estuviera trabajando, así que, en ese sentido, fue una época complicada”.
Tanto que “en más de una ocasión tuve que escuchar lo de “búscate un trabajo”. Ahora y con el tiempo, han sido los primeros en contar y compartir mi experiencia”.
Cómo funciona este servicio
Gudog vendría a ser un marketplace donde coinciden dueños de perros y personas dispuestas a cuidarlos. La empresa marca unas bases sobre qué se incluye en cada servicio y los horarios, así como una tarifa mínima.
A partir de ahí, es cada cuidador el que decide poner su precio. Si no quiere acoger a algún tipo de perro debe indicarlo así como demostrar, en su caso, que tiene licencia para los considerados potencialmente peligrosos. Gudog se lleva una comisión (que se cobra al cliente) por cada operación realizada.
Si el cliente tiene alguna petición especial debe decírselo al cuidador y negociar entre ellos, así como si la recogida se demora. A través de Gudog no se ofrecen ni se contratan otros servicios, como el adiestramiento o peluquería.
Quiero ser cuidador de perros. ¿Puedo?
Como marketplace que pone en contacto a los propietarios de perros con los cuidadores, Gudog cobra una comisión al dueño de la mascota por la reserva. “Nos encargamos de que todos los cuidadores estén validados”, asegura Garrido, que defiende que son “muy exhaustivos en el proceso de registro” y que, de todas las solicitudes que reciben, solo aprueban entre el 25 y el 30%.
¿Cómo se certifica la idoneidad de estos aspirantes a cuidadores? Garrido reconoce que al principio eran entrevistas más personalizadas, sobre todo si las solicitudes provenían de Madrid. Si no, se recurría a sistemas de videoconferencias. “Pero esto no escalable a todo el país y menos en el extranjero, donde también tenemos presencia”, explica.
Gudog no quiere cuidadores profesionales ni que tengan su principal fuente de ingresos en los servicios que prestan a través de su marketplace
Por eso, Gudog asegura que el proceso de registro es ahora más complicado, teniendo que aportar una serie de documentos, como el DNI. “También se hace un seguimiento de los cuidadores y les enviamos guías de cuidado y asistencia”, expone la CEO de esa empresa.
Como en otros portales, los dueños de los perros deben evaluar el servicio y la atención prestada después de cada contratación. “El salto más difícil es conseguir el primer cliente, que se fíe de alguien sin revisión”, reconoce Loly Garrido quien, no obstante, presume de que los cuidadores que trabajan a través de su portal tienen una media de 4,9 sobre 5 estrellas posibles.
Los propietarios de los perros no pueden ser evaluados, pero sí las mascotas, de manera que los cuidadores también pueden conocer mejor a estos perros.
No quiero profesionales
Esta emprendedora remarca mucho que no quieren tener cuidadores profesionales precisamente porque se quieren convertir en una alternativa a las residencias caninas. “Queremos que cada mascota esté cuidada de manera exclusiva. Un cuidador profesional al final va a tener varios perros y eso, en el fondo, es una residencia canina”, expone.
Por eso, su cuidador ideal es alguien que pueda compartir su tiempo con un perro, como un estudiante o un trabajador freelance. “Es un ingreso extra, pero no su principal fuente de ingreso”.
Cuidadores no profesionales ¿dados de alta como autónomos?
Gudog nació desde el principio como una alternativa a la residencia canina. Cada cuidador solo puede tener un perro en su casa por cada servicio que ofrece. En caso de que sea propietario de mascota, debe avisarlo por si el dueño del canino no quiere que su perro comparta estancia con otros animales.
“Queremos que cada perro esté atendido de manera exclusiva, como si fuera el del propio cuidador”, explica Garrido. Por eso, remarca mucho que la compañía intenta que no sean profesionales “para evitar quejas”.
La responsabilidad civil del perro es siempre del propietario, salvo negligencia del cuidador
Esa misma razón les lleva a no ofrecer tampoco servicios como el adiestramiento o la peluquería canina.
Dado que, como empresa, Gudog debe informar a las autoridades tributarias de dónde obtiene ingresos y cuáles son sus pagos, preguntamos a Loly Garrido si estos cuidadores deben darse de alta como autónomos o si han tenido algún tipo de problema con la administración. “No hemos tenido problemas ni con Hacienda ni con la Seguridad Social por temas de pagos e impuestos. Así como los limpiadores del hogar están reconocidos como una actividad profesional, en nuestro caso el cuidador de perros en España no (sí en Reino Unido)”, por lo que defiende que ni “nuestros cuidadores ni nosotros incumplimos la ley”.
Además, considera que los cuidadores no generan tanto dinero como para que eso les de obligue a declararlo. “Es uno de los motivos por los que no queremos cuidadores profesionales. Nuestros cuidadores no viven de esto”, sentencia Garrido. Independientemente de eso, “cada cuidador es responsable de su obligación fiscal. Muchos lo declaran y otros no”, confiesa.
Seguros y otras obligaciones
Hablando de responsabilidades, hemos querido saber qué pasa si un perro al cuidado de un tercero contratado a través de Gudog ataca a otro animal o a otra persona. “La responsabilidad civil del perro si ataca a otro es el propietario del animal aunque no estuviera en ese momento a su cargo”, explica Garrido.
Gudog quiere ser una alternativa a las residencias caninas. Cada cuidador solo puede tener una mascota por servicio
Pero hay una excepción: que sea una negligencia por parte del propio cuidador. “Si el perro estaba desatendido, sin correa, suelto o sin vigilancia, es responsabilidad del cuidador y se le repercutirán todos los daños a él”.
Los cuidadores profesionales sí deben tener también este tipo de seguro, pero los de Gudog, en teoría, no estarían obligados, aunque desde esta empresa les recomiendan tenerlo, ya que "no son caros y pueden evitar problemas”. Garrido quien confiesa que la compañía también se está planteando ofrecer pequeños seguros de responsabilidad civil a sus cuidadores.
Gudog sí que ofrece un seguro por si el perro atacado es el que está a cargo de uno de sus cuidadores, así como un seguro veterinario.
¿Es competencia desleal?
Las residencias caninas, así como los cuidadores profesionales, deben, entre otros trámites, inscribirse como núcleos zoológicos para ejercer su actividad. Un requisito necesario a partir de las 6 especies conviviendo en un mismo espacio (salvo que sean hembras sin castrar, cuando el número baja).
¿Se han quejado las residencias caninas o les han interpuesto alguna demanda por su actividad? “De momento no, aunque sí hemos recibido quejas o llamadas”, confiesa la CEO de Gudog. Algo que atribuye a que estas empresas “han perdido volumen de negocio”. La queja más habitual es que “ellos pagan y tienen obligaciones". ¿Su respuesta? "Les hacemos ver que nuestros cuidadores no son residencias caninas y que, por tanto, no tienen esas obligaciones”.
Clientes que puentean a Gudog
La compañía asegura que tiene unas tasas de repetición muy buenas por parte de sus clientes, aunque algunos les acaben “puenteando” (es decir, omitiendo a Gudog para contratar a un cuidador que ya conocen).
“Es muy difícil de controlar que se cree un vínculo entre dos personas y que quieran repetir el servicio pero de forma más económica”, reconoce Garrido, quien justifica así el hecho de que se cobre al propietario, y no al cuidador, la comisión. “Gudog paga las facturas veterinarias en caso de incidencia. Si al cuidador que el cliente ha elegido le ocurre una emergencia Gudog le elige otro cuidador sin coste. Y cada reserva sube la categoría del cuidador. Con estos servicios intentamos dar argumentos para que nos elijan siempre a nosotros”, explica.
Por último, Garrido descarta también ampliar la oferta de cuidados a otro tipo de mascotas. “Nos piden mucho para gatos, pero el modelo es distinto. Y todavía hay mucho por mejorar el cuidado de perros en España”, sentencia.
La venta: no se quiere, pero no se descarta
Aunque su discurso es que el foco está puesto en seguir creciendo (“dentro de 5 años me gustaría seguir en Gudog y ver que somos una plataforma enorme”), Loly Garrido no descarta que, en ese tiempo, se haya fusionado o integrado en otra plataforma “aunque me gustaría seguir implicada en este proyecto”.
De hecho, Gudog ya ha tenido contacto y conversaciones esporádicas con plataformas americanas “muy grandes”. “Nuestro foco nunca ha sido crear una empresa que vender. Si crease una empresa ahora sí que buscaría inversión antes. Crecería mucho y la vendería rápido, porque es como funcionan las startups”, confiesa Garrido. Pero vuelve a mencionar que crearon Gudog “con el sentimiento de hacer algo que no existía. Y con eso ya estamos satisfechos”.
¿Pero vendería su empresa? “En los últimos meses el mercado de las mascotas está creciendo mucho y hay muchos millones de inversión detrás de algunos nombres. Se presentan nuevos escenarios y o estamos ahí o estamos fuera”, reconoce Garrido.
El tiempo dirá si dentro de esos 5 años Gudog sigue siendo (o no) propiedad de Loly Garrido y su socio.
Cómo afecta la nueva GDPR a las tecnologías y servicios basados en blockchain
"Algunas blockchains, tal y como están diseñadas actualmente, son incompatibles con GDPR". La afirmación, realizada por Michèle Finck, profesora de derecho de la UE en la Universidad de Oxford y probablemente la autora de algunos de los papers más influyentes sobre este asunto, ponía sobre la mesa uno de los problemas a los que se enfrenta esta tecnología, a pocos días de la entrada en vigor de la normativa europea de protección de datos.
Aunque no es sencilla, existen y se están desarrollando diferentes soluciones especialmente para las blockchain privadas, aunque para las públicas, como la que soporta el Bitcoin, no parece que haya posibilidad de adaptar o modificar la tecnología. Pero tampoco está tan claro que GDPR pueda aplicarse a este tipo de criptomonedas.
Vayamos por partes.
Los tres actores de una blockchain desde la perspectiva GDPR
En una blockchain participan tres actores principales: quienes mantienen y operan los nodos que habilita la infraestructura, los desarrolladores que construyen las aplicaciones y los usuarios finales.

La infraestructura, en este caso, es distribuida y se basa en un protocolo. Frente a la opción centralizada, en la que hay un servidor central que da servicio y almacena los datos, en las redes descentralizadas quienes ofrecen esta potencia de computación no se conocen entre sí, simplemente se suman a un protocolo. En el caso de los Bitcoin, por ejemplo, este rol lo desempeñan los conocidos mineros que deciden poner sus servidores y los sincronizan con los demás para competir a la vez que habilitan esa blockchain que soporta una única aplicación (en este caso, el bitcoin). El primero que calcule y mine el hash del bloque, se lleva la moneda o el premio. Este primer grupo de actores, desde el punto de vista GDPR se limitan a sincronizar e hiper-replicar la información.
GDPR podría no aplicarse a los blockchain públicos como Bitcoin, pero sí a las redes privadas, como las ICO y otro tipo de aplicaciones y servicios
El segundo rol son los desarrolladores que hacen las aplicaciones encima de blockchain. El servicio que se ofrece va a utilizar total o parcialmente la blockchain, va a tener una parte “on-chain” y otra en ocasiones “off-chain”. Los desarrolladores pueden desplegar sus aplicaciones tanto en blockchain públicas como privadas. En cualquiera de los casos se enfrentan a un mismo marco GDPR. Tendrán que analizar cuándo y cómo trabajan con datos personales.
Por último, encontramos al usuario que utiliza esa aplicación montada sobre tecnología blockchain. Entre los usuarios hay que diferenciar a quienes les resulta de aplicación el marco normativo GDPR (por ejemplo, en el ámbito b2b o incluso p2p, donde habría que ver si realmente aplica). Cuando se utiliza blockchain, no se registra o accede con un usuario y contraseña como en los servicios online tradicionales, sino que será identificado por una clave pública con la que se autentica y transacciona (que siempre estará asociada a su correspondiente clave privada). Cabe señalar que un usuario, para gestionar su propia privacidad, puede tener tantas claves públicas como quiera (por ejemplo en la red Ethereum), de manera que las puede usar en diferentes servicios.
Blockchain públicas y privadas
Además, hay que diferenciar dos tipos principales de blockchain a las que nos hemos referido: las privadas o permissioned (bajo el control de un grupo limitado de nodos conocidos y que suelen estar bajo el gobierno de una empresa o consorcio que “da permisos” para habilitar la infraestructura) y las públicas o permissionless, que realmente no están bajo el control de nadie (como las redes Bitcoin o Ethereum).
Mientras, GDPR es la nueva normativa de protección de datos europea que busca la completa anonimización de los datos; esto es, que ninguna información pueda relacionar e identificar directamente a ninguna persona. Además, aborda el absoluto control del ciudadano de sus datos, como el denominado Derecho al Olvido, por el que un ciudadano puede pedir que se eliminen todos sus datos cuando estos ya no sean relevantes.
Esa clave pública con la que funcionan todas las blockchain, en términos de GDPR, podría ser en un muchas ocasiones un dato seudónimo, según Moisés Menéndez Andrés, abogado, Co-director del observatorio Fintech de ICADE-EVERIS, equipo promotor de Alastria y socio de Everis Initiatives.
Las complicaciones principales GDPR tienen su origen en la seudonimización de la información del blockchain y los derechos de rectificación y borrado de los posibles datos.
Aquí podríamos encontrar el primer problema de la tecnología con la normativa europea, puesto que si alguien desvela qué persona está detrás de esa clave pública podríamos saber todos los movimientos que ha realizado esa persona en una blockchain.
Por ejemplo, ahora mismo en las blockchain Ethereum o Bitcoin, sabiendo la clave pública de un usuario (puede que, por ejemplo, la haya publicado en su blog para recibir donaciones) podemos saber todo lo que hace. “Si has vinculado tu clave pública a estas operaciones, es como navegar en Google: se puede conocer hasta las horas de las compras, de cualquier transacción”, explica este abogado. “Si has invertido en criptodivisas y desvelas tu clave pública y, en el lado “on-chain” no controlas tu información, no hay nadie que responda por tus derechos GDPR (que tampoco probablemente tendrías), no puedes pedir que se elimine o anonimicen tus datos. No hay ni persona de contacto a la que dirigirse, puesto que es una tecnología totalmente descentralizada”, recuerda.
En “Accountss” de Ethreum podemos ver quiénes son las claves públicas que más saldos tienen de Ethers o las cantidades de criptomonedas han movido. Pero nadie sabe quién está detrás de esas identidades. De hecho es frecuente ver a la comunidad de desarrolladores buscando de quién es determinada clave pública cuando por ejemplo han robado unos Ethers o desplegado determinado smart contract.
"Suponiendo que la información personal esté encriptada antes de que se escriba en una cadena de bloques, la destrucción de la clave haría que los datos sean ilegibles", asegura en una reflexión en Medium Greg McMullen, abogado, activista de Internet y Director de la Base de Datos Interplanetaria (IPDB). ¿Valdría para cumplir con el derecho al olvido? "Los reguladores deberían aceptar la destrucción de una clave como un borrado a los efectos del GDPR, siempre que la destrucción se realice de acuerdo con las mejores prácticas y de manera auditable", asegura este experto.
El hackeo de datos en blockchain: algo que suena peregrino
¿Pueden las aplicaciones y servicios basados en blockchain sufrir un hackeo de la información como otros servicios online? (léase redes sociales tipo Twitter, aplicaciones como Office 365 o servicios de almacenamiento como Dropbox).
El hackeo en los servicios tradicionales puede hacerse normalmente de dos formas: a nivel de usuario particular (que averigüe nuestra ID y contraseña, de manera que pueda acceder a nuestra información e incluso suplantar nuestra identidad) o a nivel corporativo, accediendo a los servidores empresariales, entrar en su sistema y acceder a los ID y contraseñas de los usuarios.
Cada usuario tiene su clave privada, que no está en la blockchain, sino que está fuera de ella, off-chain. El mayor riesgo es que alguien robe al usuario la clave privada
En el caso de una blockchain, es cierto que un hackeo se puede plantear también a estos dos niveles: intentar hackear y tomar control de la clave pública y privada de un usuario o alterar la información de la blockchain. “Lo segundo, por cómo está configurado un protocolo blockchain, lo hace imposible”, sentencia Moisés Menéndez.
Pensemos en Bitcoin: si quisiéramos hackearlo y alterar un registro, tendríamos que atacar miles de nodos a la vez. “Teóricamente es posible. Algunos dicen que con los ordenadores cuánticos es factible. Pero si fuera posible es mucho más interesante atacar al resto de servicios online -como por ejemplo un banco- porque serían más vulnerables aún si cabe y va a resultar más lucrativo”, explica. “Es más resiliente una red distribuida que una centralizada en la que solo tengo que atacar un ordenador en lugar de los 11.000 que hacen de nodos”.
En cuanto a la posibilidad de que se intente hackear a un usuario concreto, este experto tampoco lo ve como algo realizable. “Las claves públicas con más Ethers o Bitcoins están públicamente expuestas, conocemos hasta de retos en el mundo para intentar averiguar quién está detrás de esas claves públicas, pero nadie ha conseguido robar los Ethers directamente en la blockchain”, asegura Moisés Menéndez, que recuerda así la dificultad de romper la seguridad de estas medidas criptográficas.
“Es mucho más segura el mecanismo criptográfico de uso de una clave privada y pública que una clave-contraseña de un servicio online. La relación es “de uno a un millón" por poner un número bajo”, sentencia.
La información que está onchain y la que está offchain
Para poder usar cada blockchain se tiene, pues, que tener una clave pública siempre vinculada a la clave privada del usuario. De hecho la criptografía es similar a la de un certificado digital que se utilizan ya desde hace varios años, como CERES de la FNMT.
Cuando obtenemos este certificado o clave digital, se instala un componente en nuestro dispositivo que genera una clave privada. “Clave privada y su clave pública son vinculadas y asociadas a su persona titular compareciendo físicamente ante un funcionario en el caso de este Certificado”, explica este experto. A partir de ese momento, para Hacienda podremos identificarnos con una clave pública que tiene capacidad de firmar transacciones utilizando su clave privada.
Si alguien quisiera hackear y alterar un registro en una blockchain, tendría que atacar miles de nodos a la vez. Teóricamente es posible, pero parece poco probable que se haga
En la blockchain ocurre lo mismo. “Cada usuario tiene su clave privada, que no está en la blockchain, sino que está fuera de ella”, es decir, off-chain. El mayor riesgo es que alguien robe al usuario la clave privada. “Cuando alguien te roba los bitcoins, en realidad lo que hace es tomar control de tu clave privada”, detalla Moisés Menéndez.
Ante este riesgo de que alguien se haga con nuestra clave privada, hay gente que llega incluso a no almacenarla en ningún dispositivo tecnológico o lo hace en servidores fríos, no conectados a Internet, precisamente para evitar el hackeo y robo de estas credenciales. De hecho, no es la primera vez que se producen robos físicos, a mano armada, para hacerse con estas claves privadas.
Minimizando los riesgos
Dado que la tecnología blockchain es un modelo distribuido y está basado, en parte, en sistemas criptográficos, este experto considera que “si se sabe utilizar, puede ser un entorno magnífico para gestionar tu privacidad. Por eso, las blockchain públicas son tan buenas para los piratas, porque no hay nada en la clave pública que te pude identificar directamente aunque, eso sí, puedo trazar todo el comportamiento y actividad de esa clave”.
Esta visión sobre cómo casan GDPR y blockchain es algo en lo que coincide con la experta Michèle Finck, quien asegura que estas cadenas de bloques, "si se diseñan adecuadamente, pueden compartir un objetivo común con GDPR: otorgarle a un sujeto más control sobre sus datos, siempre que el blockchain esté específicamente diseñadas para lograr ese objetivo".
¿Cuáles son los riesgos entonces en lo que a nuestra privacidad se refiere? Por un lado, por la parte del usuario, que utilice una misma clave pública para todos los servicios blockchain. Vendría a ser algo así como utilizar la misma contraseña para todos los servicios que utilizamos hoy en día. Si alguien llegara a conocer o a relacionar nuestra clave pública con nuestra identidad, podría conocer todos aquellos servicios que utilizamos y los movimientos que hacemos en ellos.
Entre las soluciones más simples, además de no permitir el registro de datos personales en blockchain, está romper toda vinculación entre esa clave pública y los datos que identifican a cualquier usuario
Otro riesgo es que sea este mismo usuario el que publique abiertamente cuál es su clave pública. “Cuando alguien desvela su clave pública, no solamente es como dar el número de una cuenta bancaria, si no dar acceso al extracto de esa cuenta bancaria y ver todos los movimientos”, pone como ejemplo este experto. Basta recordar lo que podemos ver en las cuentas de Etherscan.
En cuanto a los desarrolladores que trabajan sobre blockchain, el mayor riesgo es que en la programación y codificación de los smart contracts no se relacione ningún dato personal con cada clave pública.
Por eso, y en opinión de Michèle Finck, los reguladores deben motivar a los desarrolladores de blockchain para diseñar sus productos de conformidad con este importante objetivo de protección de datos".
El escenario ideal, desde el punto de vista de desarrollo de los servicios sería el siguiente
Persona[[[[[[[BLOCKCHAIN]]]]]]] >Clave Pública->Datos
Pero, si en este esquema puede haber algo más que pueda clasificarse como dato personal, es cuando puede producirse un problema de incompatibilidad con GDPR, que como hemos visto exige que la información sea anonimizada para poder gestionar los derechos de rectificación y borrado. Y estos obliga a desarrollar parte de las soluciones “off-chain”.
Estos escenarios podrían ser del tipo
Persona->Clave Pública->datos[[[[[[[[[[BLOCKCHAIN]]]]]]]]]]] ->Hash registro transacción
Vamos a añadir un “secreto”
Las complicaciones principales GDPR tienen su origen en la seudonimización de la información del blockchain y los derechos de rectificación y borrado de los posibles datos. "Se ha impuesto la opinión de que los datos vinculados a una clave pública son seudónimos porque puede producirse la vinculación de la persona a su clave pública", explica Menéndez. Además, al ser un registro inmutable y permanente, la información no puede rectificarse ni borrarse.
Teóricamente, se podría reescribir los datos almacenados en una cadena de bloques, pero solo si la mayoría de los nodos de la red están de acuerdo, cosa prácticamente imposible en una blockchain pública y que no tiene sentido en la mayoría de las blockchain privadas (ya que, según este experto, así "eliminamos una de sus ventajas, la “inmutabilidad” de la información"). Pero, este “problema de blockchain con GDPR tiene varias soluciones que se están desarrollando" y, en todo caso, “puede haber medidas relativamente simples a tener en cuenta en el desarrollo de las aplicaciones”, explica Moisés Menéndez Andrés.
Entre las soluciones más simples, además de no permitir el registro de datos personales en blockchain, está romper toda vinculación entre esa clave pública y los datos que identifican a cualquier usuario. Esto se debería tener en cuenta a la hora de desarrollar nuevas app basadas en blockchain, especialmente si se van a desplegar en redes públicas. En las redes privadas se introducen este tipo de medidas como políticas básicas a cumplir por los desarrolladores.
GDPR no aplica a criptomonedas tipo Bitcoin porque no hay nadie responsable. Habría que hacer extensivo a todos los mineros
Sería como añadir un “secreto” entre la identidad y la blockchain. Ese secreto podría ser “un número que me genere una clave pública por transacción al añadirse a mi clave privada”, explica Menéndez. De esta forma, si se rompe ese código secreto, gestionado offchain junto mi clave privada, también se desvincula la clave pública de la transacción, haciendo imposible que se pueda recuperar. “Es una técnica de anonimización que estamos planteando al regulador GDPR”, explica.
Sin embargo, esta solución sería más complejas en las blockchain públicas actuales, donde, además, tampoco podríamos reclamar nuestros derechos GDPR, al no haber una única autoridad gestora de la información.
No reclames tus derechos GDPR en Bitcoin
Es decir, que las criptomonedas tipo Bitcoin pueden no verse reguladas por GDPR. “Si tu inversión está relacionada con Bitcoin, Ethers o cualquier otro tipo de criptomonedas, si concluyéramos que hay datos personales y la existencia de un responsable de estos, cosa muy cuestionable, no puedes ejercitar tus derechos GDPR, porque no podrían gestionarse en este tipo de tecnologías peer-to-peer”, asegura Menéndez Andrés.
Además, debes tener en cuenta que, ahora mismo, si alguien conoce tu clave pública pueda saber todo lo que haces en Ethereum o Bitcoin. “Si has vinculado tu clave pública a estas operaciones, es como navegar en Google: se puede conocer hasta las horas de ejecución de las transacciones”, explica este abogado. “Si has invertido en criptodivisas no hay nadie que responda por tus derechos GDPR. No es solo que no tenga sentido la figura responsable-encargado del tratamiento, es que no hay ni persona de contacto, es una tecnología totalmente descentralizada y fuera de una jurisdicción concreta”, recuerda.
Por eso, este experto asegura que en su opinión GDPR no aplica a este tipo de criptomonedas “porque no hay nadie responsable. Habría que hacer extensivo a todos los mineros la condición de responsable o encargado del tratamiento de los datos, consideración de consecuencias absurdas”. Otra cosa es la relación del inversor con su “exchange” si lo utiliza para comprar y vender criptomonedas. "Éste sí es un servicio centralizado y clásico a efectos de la aplicación de GDPR, porque en realidad estamos fuera de la blockchain", añade.
El miedo a las altas multas que puede acarrear un incumplimiento está haciendo que se adopte una política de “por si acaso” en el desarrollo de aplicaciones basadas en blockchain
En las ICO, por tanto, sí tienes derechos GDPR. Una normativa, por tanto, que no podría aplicarse en las criptomonedas, pero sí en cualquier otro tipo de token, sea “security” o “utility” o servicio en el que esté detrás una organización que lo promueva, que haya construido una aplicación o plataforma que los gestione
Así pues, si has invertido en algún tipo de ICO (oferta inicial de monedas), sí que estás amparado por GDPR, independientemente del país en el que esta ICO opere si facilitas alguno de tus datos personales.
Estas empresas deben gestionar bien los datos de los ciudadanos europeos que compran ese token, porque sí que son responsable de garantizar la normativa de protección de datos. Si alguien hackea sus bases de datos, sería capaz de relacionar los movimientos en estos activos con personas concretas y eso plantea muchos problemas con la nueva normativa de protección de datos europea.
La “histeria” GDPR
Aunque GDPR se aprobó hace dos años, es ahora que se acerca su entrada en vigor cuando corre prisa saber si se es compatible o no con la normativa. Menéndez Andrés cree que muchas de las empresas que promueven ICO “están descuidando a sus potenciales suscriptores europeos” y considera factible que, al igual que hay ICOS que advierten en su página web a los estadounidenses no comprar algo porque lo prohíbe la SEC (la Comisión del Mercado y Valores del país), con GDPR podría ocurrir algo parecido: “si es usted ciudadano UE no puede adquirir estos tokens”.
Además, este experto considera que hay que evitar el alarmismo. “Ahora mismo hay una especie de paranoia con GDPR. Estamos en el riesgo de que los ciudadanos europeos nos convirtamos en una especie de Amish tecnológicos, yendo en un carromato en esto de la innovación mientras nos pasan los americanos por la izquierda con coches autopilotados y los asiáticos en vehículos voladores”.
Blockchain es un modelo distribuido y está basado, en parte, en sistemas criptográficos. “Si se sabe utilizar, puede ser un entorno magnífico para gestionar la privacidad"
Lo cual no quita para que los desarrolladores de aplicaciones blockchain las construyan correctamente para que no se produzca esta vinculación entre dato personal e identificación de una persona. “Si soy una empresa y controlo datos personales, estoy obligado a evitar que se vincule la clave pública con una persona concreta”, por lo que tengo que garantizar que no se produzca esa vinculación.
Este tipo de riesgos son los que se pretenden evitar en la blockchain promovida por Alastria, un consorcio de 205 miembros (abril 2018 y sigue creciendo) que está desarrollando las reglas de gobierno para que los principios básicos de los proyectos y aplicaciones blockchain sean anónimos y compatibles con GDPR. “Intentamos facilitar las guías de buenas prácticas y, en su momento, probablemente se elaborará un Código de Conducta que haga segura esta red, explica Moisés Menéndez.
Aunque este experto considera que hay que construir las app teniendo extremado cuidado con la regulación de GDPR, y no solo por las sanciones, sino por los derechos esenciales que se protegen, también confiesa que hay “cierto histerismo en relación a la normativa. Estamos siendo muy conservadores y prudentes con la norma. Pero no puede haber parálisis por una visión histérica e histriónica en ocasiones”, añade.
El miedo a las altas multas que puede acarrear un incumplimiento está haciendo que se adopte una política de “por si acaso”. Algo que, según este abogado, “hace mucho daño a la innovación. Si tienes dudas debes ir al regulador”, añade, y confía en la utilización de los sandbox para probar de manera segura los conceptos quizás más agresivos a la vista de la regulación y en que la legislación que se apruebe en cada país “sea más ad hoc para esta tecnología blockchain”.
Si el futuro pasa por blockchain, ¿qué hacemos con GDPR?
Como decíamos antes, GDPR está pensado para un sistema centralizado de información. Sin embargo, la tecnología blockchain es justo la desintermediación y descentralización. Al mismo tiempo, se llega a asegurar que blockchain será en el futuro, una tecnología tan revolucionaria como lo ha sido la propia Internet. Si va a ser así, ¿cómo puede aplicarse GDPR?
La ley suele ir siempre por detrás del cambio tecnológico, pero, en opinión de Michèle Finck en su paper sobre GDPR y blockchain, esta división se agudiza a medida que el ritmo de la innovación se acelera en la era digital. Con respecto al GDPR, asegura que aspectos fundamentales (como los derechos de enmienda y al olvido) "no pueden aplicarse fácilmente a las nuevas tecnologías de almacenamiento y procesamiento de datos".
“Las autoridades GDPR van a tener que hacer un esfuerzo de comprensión de la tecnología para su aplicación a blockchain, ya que es muy diferente al Internet de los silos de información que hoy todos utilizamos”, asegura este abogado. No en vano, en las blockchian es a veces muy complicado entender que es un dato personal, los roles, incluso la existencia de un “responsable” de estos datos.
El reto, según Michèle Finck, consiste en "aplicar el marco de protección de datos de la UE de una manera que no asfixie el potencial innovador de blockchain, pero que al mismo tiempo garantice la protección de datos".
Por otro lado, insiste: “no hay que olvidar que en los entornos de blockchains privadas o semipúblicas, como lo es Alastria, la problemática GDPR se puede mitigar enormemente en la medida en que se implementen las diferentes soluciones hoy en desarrollo, que aseguran la gestión criptográficamente segura de la información, o la propia privacidad de las transacciones, solo completamente visibles entre las partes que intervienen frente al resto de la red”.
Reciclé mi vida profesional por completo haciendo cursos gratuitos de Coursera sobre data science
Tiene una diplomatura en telecomunicaciones. Es Data Scientist. Co fundadora de una startup tecnológica especializada en Big Data (Datatons) que en apenas 3 años ha pasado de 3 a 9 empleados. Es CEO de esta misma empresa. Ha participado en proyectos con la NASA. Es promotora de la comunidad R Ladies y de la iniciativa Call of Data. Y apenas supera los 30 años (tiene 33).
Es Inés Huertas, una mujer que, pese a haber hecho primero un bachillerato de Letras, giró su vida hacia las telecomunicaciones y se ha ido formando a sí misma con Moocs en temas de Big Data hasta llegar hasta aquí.
Defiende que “cuando al universo le das algo y eres libre, el universo te lo devuelve” y que “no hay malas personas, sino personas en situaciones difíciles”. Su empresa, de apenas 3 años de edad, está siendo “una aventura muy divertida” aunque reconoce que tanto ella como sus dos socios han tenido que ir aprendiendo sobre la marcha cómo gestionarla. “Pasamos de ser tres autónomos a tener una identidad corporativa. Una empresa en la que al principio había 3 CTO y nada más, así que tuvimos que repartirnos las responsabilidades”, recuerda. “Somos unos frikis que hemos aprendido hacer algo de business”, ironiza.
¿Cómo ha llegado hasta aquí? Estudiando, muchas veces de forma autodidacta y creyendo en sí misma.
De pequeña no tenía perfil tecnológico. Hoy soy Data Scientist
Pese a que es científica de datos, Inés Huertas asegura que de pequeña no tenía un perfil muy tecnológico. Tanto que estudió humanidades en el bachillerato porque quería hacer derecho. Sin embargo, se dio cuenta de que las matemáticas eran divertidas, por lo que decidió cambiarse de bachillerato y cursar uno de Ciencias.
“No sabía lo que quería ser y tuve que dar muchas explicaciones. Fue la primera vez que creí en mí misma: quería ser algo que parecía no encajar con la visión del mundo, así que tuve que luchar por ello”, asegura. Aunque reconoce que mucha gente piensa que perdió un año porque repitió curso, ella considera que ese año le valió de mucho. “No tienes porqué saber qué es lo que quieres hacer, pero sí lo que no. A veces es más importante saber qué es lo que no se quiere”.
Sin embargo, a renglón seguido Huertas asegura que, tras esa buena lección, cometió un error. “Pensé en meterme en una ingeniería, pero no quise hacer informática porque no sabía ni quería programar. Así que me metí en telecomunicaciones. El primer año lo pasé muy mal, porque no sabía dónde me había metido. No entendía nada y pasé de ser una estudiante relativamente buena a no saber porqué suspendía los exámenes”, recuerda.
Un proyecto experimental que sienta las bases
En aquel momento llegó a la conclusión de que la tecnología no va sobre qué hacer sino cómo resolver los problemas. Así que decidió formarse por su cuenta y buscar un par de trabajos fuera de la universidad. Fue así como accedió a una beca de la Universidad sobre Telemática. “Me pusieron las pilas y me convirtieron en una administradora sistemas muy buena”, asegura.
Pero, sobre todo, empezó a tener la sensación de que todo empezaba a cuadrar. “Empecé a entender cosas que se daban en clases a través de la beca”.
Tras pasar por un par de empresas y trabajar como administradora de sistemas algunos años, se seguía sintiendo motivada por aprender cosas nuevas. “Era la rara porque proyecto nuevo que entraba, proyecto en el que yo me metía”. Fue así como llegó la oportunidad de empezar a trabajar con tecnologías de Big Data hace 5 años, tras acabar la carrera técnica de telecomunicaciones y hacer un máster muy técnico.
En la empresa en la que trabajaba le dan la posibilidad de formar parte de un proyecto para hacer una cosa experimental. “De repente nos encontramos que habíamos montado una plataforma de Big Data. Empecé a recordar todos los algoritmos que nos enseñaron en la carrera, cómo dividir los problemas en problemas más pequeños y como la creatividad también tenían componente muy fuerte para transformar esos datos en soluciones que al negocio le venía bien. No podías hacerlo en forma clásica porque sus plataformas no estaba preparado para ello”, rememora.
Aquella experiencia le gustó mucho, por lo que decidió formarse los fines de semana con los cursos MOOC. “Mi mejor amigo era el que salía en el vídeo”, bromea Huertas. Fue así como empezó a aprender a trastear con nuevas herramientas y a investigar con cosas que ahora son punteras.
Andrew Ng, el gurú que me cambió la vida
En esa época es también cuando decide aprender R tras tener experiencia con MATLAB, una herramienta estadística que viene mucho del mundo universitario. “Había un curso online gratis, aunque también podía hacer un curso pagado. Cómo era un piloto y no sabía que me iba a dedicar a esto de los datos, aposté por algo con lo que no tenía que pagar por aprender y que contaba con una comunidad que me podía ayudar. Si no merecía la pena, habría perdido el tiempo pero no dinero”.
Tras hacer el bachillerato de Letras, Inés Huertas decidió repetir para dedicarse a las matemáticas. "Fue la primera vez que creí en mí misma"
Inés Huertas se forma en los cursos que ofrecía Coursera. “Tampoco había muchas otras más hace 5 años”, recuerda. Apostó por su primer curso de machine learning y sobre datos, el único que en ese momento estaba disponible.
El curso estaba impartido por Andrew Ng, vicepresidente y Chief Scientist de Baidu, Copresidente y cofundador de Coursera; y Profesor Adjunto en la Universidad de Stanford. “El curso era muy duro, pero me gustaba porque podía compatibilizarlo con mi trabajo y podía distribuirme el tiempo como quisiera”, explica Huertas. Había que hacer unas entregas semanales, así que "los domingos era el día que más solía trabajar”, añade.
Tras estos primeros cursos llegaron otros, de otras materias y en otras plataformas, como Analítica en Data University u otros más orientados a Hadoop.
Los que más le han cambiado a nivel profesional son los primeros. “Me abrieron una ventana a una cantidad de recursos que desconocía”. La flexibilidad de aquellos cursos fue lo que le hizo decantarse por ellos frente a otro tipo de máster presencial. “En aquel entonces trabaja en la la zona norte de Madrid pero vivía en la zona sur, por lo que ir a la universidad me resultaba inviable”.
Las dificultades de aprender con un MOOC
Pero esta libertad también tiene su otra cara de la moneda. “Hacer estos cursos es muy complicado porque tienes que ser muy exigente contigo mismo. Tú controlas el tiempo, eres tú el único que te presionas y el que tienes que tirar de ti para adelante. Tienes que tener cierta seriedad contigo mismo”, avisa a navegantes.
Más allá de esta gestión del tiempo, una de las principales dificultades de hacer estos cursos puede llegar a ser el idioma. “Si no hablas inglés todas estas charlas son imposibles de entender, así que es un gap importante para quién es que no hablen inglés o no están habituados a ello”, advierte.
"Si quieres dedicarte al Big Data, pregunta a alguien que tenga el perfil que deseas. Puede que la realidad no sea como piensas"
Aunque han pasado 5 años desde que ella hiciera estos primeros cursos (por lo que la metodología puede haber variado), Huertas recuerda que, en la parte estadística, había muchas veces que buscarse la vida pese a que el curso daba bastante referencias y materiales. “Encontrar referencias fuera del curso sobre machine learning era bastante complicado, porque hace 5 años era una temática muy cerrada para estudiantes de doctorado”, rememora. En su caso, jugó a favor que tuviera mucha implicación con el mundo universitario. “O te dedicabas a la investigación o era muy difícil de acceder a los recursos. Yo me pasaba el día leyendo papers”.
He hecho tantos MOOC que no recuerdo el número
Además, y más allá de la certificación que estas plataformas acaban ofreciendo a los alumnos, una de las cosas que más valora Huertas es que, al menos en su momento, podías corregir las prácticas de otro y valorarlas. “Aunque no aprobarás, veías hasta dónde se podía llegar, qué cosas se podían hacer y con otras maneras de afrontar los problemas, así que aprendías mucho incluso haciéndolo mal”, argumenta.
Pero no todo tiene porqué ser largos cursos de formación. También hay ciertos cursos muy interesantes y que no exigen tanto. “Los más cortos, de apenas 4 horas, te permiten en una tarde probar una tecnología para ver si te interesa o no. Es una buena manera de hacer una primera toma de contacto por si luego quieres investigar más o no”.
También cree que son muy útiles para repasar ciertas cosas. Por eso los hace cuando lleva tiempo sin programar o tocar un determinado lenguaje o tecnología. “Sigo haciendo MOOC ahora, muchas veces como repaso a determinados programas”, confiesa.
¿Cuántos cursos MOOC ha llegado a hacer? “No lo sé, porque me apunto a muchos cursos. Muchas veces no soy ni consciente del tipo de cosas a las que me apunto”, confiesa riéndose. Y para corroborarlo, pone un ejemplo. “Me he apuntado a muchos Meetup. Tuve que dar una charla sobre Data Science en uno de ellos y decidí analizar los datos de esta plataforma, ya que tiene una API que me permitía acceder a esta información. Ahí me di cuenta de que estaba apuntada ¡a más de 70 Meetup! No era consciente de que me había apuntado a tantos”, añade.
No sólo ha hecho cursos relacionados con tecnología. “Como he tenido que aprender temas de marketing, también he hecho una formación de técnicas de ventas”, confiesa Huertas.
Quiero trabajar en Big Data. ¿Cómo lo hago?
Teniendo en cuenta que, gracias a esta formación autodidacta, Inés Huertas es hoy quien es, no es de extrañar que, para aquellos que quieran convertirse en Data Scientist, recomiende o la vía oficial a través de una carrera o, al margen del mundo universitario y de formación reglada, apostar por los Mooc. “Es una buena forma de practicar y de cotejar con otros cosas que estás aprendiendo, no solo a nivel local sino también internacional. Te puedes enriquecer mucho y desarrollar proyectos conjuntos de código abierto es una opción muy interesante”.
La flexibilidad de los cursos MOOC es un arma de doble filo, porque tienes que ser muy constante para sacarlos adelante
Pero sobre todo, recomienda buscar a alguien que ya sea “lo que tú quieres ser para preguntarle. Puede que la realidad no tenga nada que ver con lo que tú piensas”, advierte.
En segundo lugar, recomienda plantearse a qué parte nos queremos orientar: a la de arquitectura o a la del dato. “Hay una diferencia muy grande entre ser arquitecto de sistemas para estructuras de Big Data que ser Data Science”, defiende. Igualmente, esta experta cree que si se proviene de un mundo que no tiene nada que ver con el problema de los algoritmos y la programación, esto puede generar un importante nivel de frustración. “Vas a ver que las cosas no funcionan porque no las has programado bien o porque tu algoritmo es malo”, avisa.
Por eso, Huertas aconseja aprender a programar en algún lenguaje como Python y empezar con “cosas pequeñitas para que te sientas cómodo y tengas bastante cultura programando. Cuando tengas esto resuelto, te puedo dedicar a la parte matemática y de los algoritmos. Si los abordas los dos a la vez puede ser bastante frustrante”.
Sin embargo, también cree que vale más demostrar lo que sabes hacer que lo que dice un título que sabes hacer. "Las certificaciones oficiales están bien, pero cuando una certificación te vale mucho dinero no sabes muy bien que estás comprando si conocimiento u otra cosa”, confiesa Huertas, quien confía más en el GitHub de alguien que en su nivel de estudio o las certificaciones.
Soy de letras. ¿Puedo?
Como hemos visto, Inés Huertas llegó a ser un bachillerato de Letras antes de virar toda su carrera hacia la tecnología. Y una de las cofundadoras de R Ladies Madrid es lingüista. ¿Puede una persona de Letras hacer carrera en Big Data? Sí, pero con matices.
“Debes tener cierta afinidad con la tecnología, te tiene que gustar y, aunque no sepas programar, debes estar acostumbrado a enfrentarte a herramientas diferentes a lo que sueles utilizar y no tener miedo”, detalla esta experta. A partir de ahí, también se debe empezar con algo de programación muy básica y que tenga un “retorno de la inversión muy rápido, que en poco tiempo veas tus progresos. Así poco a poco te vas motivando y vas a querer aprendiendo más y más”, aconseja.
De nuevo, recomienda empezar a trabajar con Python. “Es muy fácil, muy amigable, muy abierto y versátil. Puedes hacer desde cosas web hasta machine learning. No es sólo fácil de entender, sino que vas a encontrar muchos más recursos que te van a facilitar la tarea”, añade
Dónde me han llevado todos estos MOOC
Tras toda esta formación, Inés Huertas es, como decíamos al principio Data Scientist y cofundadora y CEO de Datatons, una empresa que ofrece servicios y productos de Big Data.
La idea de montar este negocio surge cuando en la empresa para la que trabajaban estos tres socios decide que el Big Data no es una prioridad estratégica y quiere prescindir de esta línea de negocio. “Decidimos montamos por nuestra cuenta porque sí le veíamos futuro”, explica Huertas.
"No pienso dónde voy a estar dentro de tres años. Pienso en dónde estará mi empresa, Datatons"
Los tres se habían formado en tecnologías de Big Data (muchas veces de manera autodidacta a través de Moocs). Pero, como reconoce esta Data Scientist, “llevábamos toda la vida metidos en el sótano y no conocíamos a nadie al que vender nuestras soluciones”.
Al tener experiencia como administradores de sistemas empezaron con una oferta más básica. “Queríamos montar la parte de consultoría y Big Data como algo más especial. Empezamos a darle forma al tema y tuvimos la suerte de que nos quisieron contratar desde Iberia Express”, su primer cliente.
En realidad, la compañía aérea quiso contratarles a nivel personal, pero los tres socios se ofrecieron como un paquete de autónomos. “Estábamos muy felices trabajando en pijama desde nuestra casa”, ironiza Huertas.
El primer año de Datatons transcurre con clientes como la Caixa a través de Oracle o Iberia Express, entre otros. “Estábamos en nuestro cortijo y apenas hacíamos actividad comercial porque los tres teníamos un perfil muy técnico. Pero ahora de vez en cuando nos ponemos aquí las presentaciones que hacíamos para ver lo mucho que hemos mejorado”, se ríe.
Sin embargo, llegó el día en que se dieron cuenta de que podían contratar a alguien más. Tras buscar un espacio de coworking, decidieron montar la empresa, con sede en Leganés (Madrid). “A partir de ahí fue cuando empezamos a contratar a más gente y hacer muchos más trabajos”, especialmente con grandes empresas y de su mano.
Crear comunidad para encontrar talento
Los profesionales expertos en Big Data son muy buscados por muchas de las grandes empresas, mientras que la oferta disponible es bastante limitada. Un hándicap con el que también se tuvo que enfrentar Datatons.
Ha promovido la creación de la comunidad R Ladies en Madrid así como el primer Meetup sobre Big Data
Tiraron de contactos personales. Algunos, de hecho, trabajan para ellos. Pero también hay profesionales a los que no les interesa este trabajo o que piden unas salarios que una start-up no puede asumir. ¿Solución? “Decidimos empezar a crear comunidad”, responde Huertas. Estos tres emprendedores se lanzan a montar un Meetup sobre Big Data para ir conociendo a más gente, talento y generar conexiones.
“Un Meetup está muy bien, pero lleva mucho trabajo y no lo sabíamos porque éramos nuevos”, reconoce Huertas.
Además, por aquél entonces Huertas coincide, en una reunión con un cliente, con una chica que, al salir de la reunión, le escribe para montar R Ladies Madrid. R es un lenguaje de programación que tiene, a nivel internacional, un programa conocido como R Ladies que se dedica a poner en contacto a programadoras de este tipo de lenguaje. Algo que se quería trasladar a Madrid. “En R hay una base de datos donde estamos todas registradas y nos podemos buscar. Es una manera de dar más visibilidad a las mujeres dentro de este mundo, porque casi todos los paquetes de software que se escriben son realizados por hombres”, detalla Huertas. Con esta medida, “no hay excusas para decir que no hay mujeres: solo hay que encontrarlas”, señala.
Mujeres en tierra de hombres
Cuando estas dos expertas montan R Ladies Madrid en septiembre de 2016 se encontraron con 30 chicas casi de la noche a la mañana. “Me pregunté dónde habían estado”, reconoce Huertas, sorprendida por el alto número de integrantes de esta comunidad. “Ahí es cuando empiezo a pensar que a lo mejor sí hay un problema y no nos hemos dado cuenta”, añade.
La creación de esta comunidad también conllevó mucho trabajo, pero se empezaron a hacer charlas y talleres mensuales. No importaba tanto lo que se contara, su importancia, envergadura o trascendencia como el crear esa comunidad. “Empezaron a ocurrir cosas mágicas. Hubo gente que nunca había dado una charla y que nos daba las gracias por ser la primera vez que lo hacían”, se emociona Huertas al recordarlo. E insiste en que estas iniciativas “ya no van de hacer negocio, sino de que estás ayudando a gente que quizá tampoco sabía que necesitaba esta ayuda. O les sirve de trampolín para ir a congresos nacionales potentes”.
Hacer uno de los primeros MOOC sobre machine learning le abrió las puertas a recursos que desconocía
No contentas con eso, y tras constatar que había mucha gente que quería coger experiencia, se lanzan a la organización de un hackathon, Call of Data. “Nos dio mucho miedo que solo aparecieran chicos. A pesar de que en nuestro grupo había bastantes chicas, no todas siempre están. Queríamos que fuera más abierto, no solo exclusivo de mujeres, porque también los hombres forman parte de la solución y tienen que estar ahí”, expone Inés Huertas.
Es así como se monta un concurso de datos por equipos. El requisito es que la mitad de cada grupo tenía que estar constituido por mujeres. “Conseguimos 10 equipos. A la gente le encantó, estuvo muy divertido”, se emociona Huertas.
De aquí a la NASA
A la hora de montar el concurso de datos, las organizadoras deciden que se busquen datos con lo que poder aportar algo a la sociedad.
La ONG Intermon decide colaborar y prestar sus datos de código abierto. El reto era, con un sistema de procesamiento de imágenes en espacios públicos, intentar a través de las imágenes de los satélites averiguar en qué zonas se necesita ayuda humanitaria. El problema, pero también la oportunidad, surge cuando buscando esas imágenes de satélite se comprueba que es muy complicado encontrar fotos y de buena calidad de la zona de África. “No eres capaz de distinguir un árbol de un río de un ñu de una persona que está refugiada”, asegura Inés Huertas.
La CEO de Datatoons decide hacer uso de los contactos que se generan en la comunidad R Ladies y acaba contactando con uno de los directivos tecnológicos de la NASA, quien les dio consejos y les ayudó a sacar imágenes de satélite en abierto de África.
“A los dos meses me escribió para que me apuntara a un programa de Open Data de la NASA (Datanauts) donde buscaban a chicas a nivel internacional que supieran explotar los datos”, recuerda Inés Huertas. Se presentó y, tras ser seleccionada, estuvo una semana en Washington con otras R Ladies. “Me lo pasé genial. Fue una experiencia increíble hablando con los científicos de datos de allí”.
Inés Huertas insiste en que muchas de las cosas que le han pasado en su trayectoria vienen a demostrar que hacer algo bueno te trae cosas muchas mejores. "Yo no pensé que fuera a ir a la NASA. Si no es por R Ladies, no lo hubiera logrado”.
¿Perder un año por repetir el bachillerato? A toro pasado, todos somos Manolete, pero más bien parece una decisión acertada.
220.000 textos editados y 0 euros recibidos: mi vida como super editor de Wikipedia
Probablemente ninguna enciclopedia ni libro de historia recopile tanta información sobre Campaspero (un pueblo de mil habitantes de Castilla) como la Wikipedia. La "culpa" la tiene un trabajo para el instituto que acabó siendo el texto más trabajado por uno de los principales editores de la Wikipedia.
Otros de los editores no se acuerdan de las más de 220.000 entradas modificadas, pero sí de la primera: Bosnia Herzegovina.
Hay personas que editaron un texto en la Wikipedia y encontraron en este tipo de actividad una manera más de divertirse, de facilitar el conocimiento e, incluso, de conocer a nueva gente y mejorar en su trabajo.
Hemos hablado con dos de las personas que mayor número de artículos han editado en la Wikipedia en español para conocer cómo se hicieron editores de esta enciclopedia y que les lleva a editar decenas de miles de texto... sin cobrar ni un euro.
Preservar el patrimonio de mi pueblo
Miguel García es Rastrojo. Este vallisoletano de 26 años vive en el Reino Unido, tras haber estudiado Derecho y ADE. Es editor de la Wikipedia desde hace 12 años cuando, tras haber usado mucho este recurso para sus deberes, se dio cuenta de que podía editar los contenidos. Todo se lo debe a su pueblo.
El acceso a las fuentes para referenciar lo que se edita es, según los editores, lo más complicado
“En la asignatura de geografía en el instituto nos mandaron un trabajo sobre nuestro pueblo. Lo hice, lo entregué y me lo calificaron. Mi pueblo es una pequeña localidad de Castilla (apenas 1.000 habitantes) y apenas había información al respecto en internet. Ya que me había molestado en reunir la bibliografía y realizar el trabajo, me parecía muy triste que eso se quedara en un cajón de mi profesora para siempre". Así, una vez corregido decidió adaptarlo y subirlo a Wikipedia, nos explica.
Desde ese primer texto, Miguel hace ahora un poco de todo. Su rol es de bibliotecario (administrador) por lo que parte de su labor tiene que ver, en muchas ocasiones, con el "mantenimiento". Es decir, proteger páginas, bloquear usuarios, etc. Pero también ha escrito artículos con materiales propios (especialmente de temas relacionados con su entorno geográfico más cercano, es decir, Valladolid y alrededores).
Despoblados en tierra, no en la Red
Rastrojo detalla que prefiere editar sobre contenidos "de la tierra”. "Muchas veces es la única forma de que esa información pase a estar disponible en internet”, asegura. Por eso, se ha centrado en trabajar contenidos sobre monumentos y festividades del entorno rural castellano. Es su particular forma de que ese legado permanezca vivo, aunque sea en Internet. “La despoblación que sufrimos hace que muchas veces, esos monumentos de los que escribes y en su momento hiciste fotos, ahora estén prácticamente en ruinas. Pienso que es otra forma de preservar nuestro patrimonio, especialmente si las administraciones no se preocupan”.

Pero este editor también ha traducido mucho, fundamentalmente del inglés y en ocasiones del francés. De nuevo, suelen ser contenidos relacionados con una diversidad de áreas temáticas, pero fundamentalmente en campos que le interesan (historia, geografía) o que tienen que ver con su formación académica y experiencia profesional (derecho, economía, matemáticas, etc.).
En total, ha iniciado 1.419 artículos desde 2006 en algo más de 78.000 ediciones en los proyectos.
El más especial, el destacado de su pueblo y por el que está en Wikipedia: Campaspero. “No me conformé con el trabajo de geografía que presenté en su momento y lo fue ampliando cada vez más, reuniendo todas las fuentes que pude. En 2008 fue seleccionado como artículo destacado por la comunidad. Para mí supuso un gran esfuerzo a la hora de manejar fuentes, cómo citar y cómo adaptar el contenido en función de las sugerencias de otros editores que no estaban familiarizados con el tema como podía estarlo yo. Ese aprendizaje al final te hace mejor editor” asegura.
Veinte mil comunas francesas tienen la culpa
Otra de las personas que más ediciones realiza es Luis Ulzurrun, B25es en Wikipedia, donde es editor desde el 22 de junio de 2006. Como muchos, la primera vez que encontró la wikipedia fue por casualidad. Se dio cuenta de que muchos artículos no estaban acabados y se puso a editar para probar. La primera edición que hizo fue una rectificación en el artículo “Bosnia y Herzegovina”.
Pero lo que más ha hecho ha sido crear artículos nuevos de un mismo tema. El de mayores dimensiones que ha realizado fueron sobre más de veinte mil comunas francesas, con muchos artículos, muy cortos, y con la idea de que se pudieran ampliar. Una tarea larga, pero con la que acabó aprendiendo unas cuantas cosas.

“Normalmente edito en Wikipedia en castellano, a veces en catalán. También hago pequeñas ediciones menores (por ejemplo, poner una foto) en otras lenguas. A veces traduzco, de catalán, inglés, francés, portugués… De lo que soy capaz de entender. Pero me gusta tenerlo todo referenciado, así que no puedo traducir “a saco”, con raras excepciones”.
Cuando te dicen “Cher” y piensas en un río, no en una artista
Así pues, Luis edita textos de diversas temáticas: desde monumentos a ríos pasando por biografías, entre otros. “Actualmente estoy redactando listados de monumentos de la Comunidad Valenciana. Pero también organizo expediciones para obtener fotos de sitios. Intentamos tener fotos de todos los municipios españoles y de monumentos”, explica.
Un trabajo para el instituto sobre su pueblo, de apenas mil habitantes, le abrió las puertas para convertirse en editor de la Wikipedia
También participa en el Mes de Asia (iniciativa con la que se pretende mejorar el conocimiento de Asia en nuestro país) y, como él mismo reconoce “a veces edito por cabreo. Un día busqué “Cher”. Me refería al río Cher, en Francia, unos cientos de kilómetros de río. No estaba. Estaba “Cher”, la cantante. Y me mosqueé. Hice un artículo para salir del paso. ¡Cosas que me pasan a veces!”.
¿Cuántos artículos ha editado? “No puedo saberlo, decenas de miles. Hay contadores de ediciones y llevo unas 220.000. Unas 87.000 son de Wikipedia en español”. El resto, miles de ellas, son de su labor en Wikimedia Commons y Wikidata.
Como en el periodismo, la dificultad está en las fuentes
Estos dos editores señalan las fuentes como uno de los principales retos de trabajar en los artículos de la Wikepdia, tanto a la hora de hacerlos como de editarlos.
Aunque según Miguel un elevado porcentaje de los errores que se corrigen con el día a día están muy relacionados con lo que denominamos "vandalismo" (pervertir, borrar o añadir información sin sentido), para otro tipo de errores hay que recurrir a las fuentes. Antes de editar algo, “se discute en la pestaña de Discusión de cada artículo para explicar por qué crees que hay un error. Principalmente por respeto a otros editores (estamos colaborando al fin y al cabo) y en segundo lugar, porque ese otro editor puede tener una fuente que avale su versión, con lo que habría que ponerse de acuerdo sobre cómo corregir la situación y reflejar correctamente lo que sea conveniente”, nos explica.
Los editores lo hacen de manera altruista y por diversos motivos. Algunos han encontrado en otros editores verdaderos amigos
Por su parte, Luis asegura que acceder a algunas fuentes es uno de los problemas de la edición de artículos. “Tenemos textos que sólo son accesibles en internet y pagando (muchos “papers” académicos). Tenemos fuentes oficiales que se trasladan al “más allá” (por ejemplo, un buen día desaparecieron un montón de resultados electorales municipales de Francia de la web del Ministerio del Interior [francés]. Supongo que están en otro sitio, pero ¿qué sitio?)”, pone como ejemplo.
Además, asegura que a veces se encuentran, incluso en textos oficiales, errores de bulto. “En los monumentos, por ejemplo, se cita que algo está en la esquina de dos calles que no se cruzan. O sitúan un lugar en un municipio que no es, incluyen cosas que no existen, duplicidades de registro…”.
Y, sin embargo, para este editor es, precisamente, la parte más importante de la Wikipedia. “Un error de principiante es no referenciar. En la Wiki no vale decir que esto es así porque lo digo yo, o porque lo he visto. No. Hay que proporcionar referencias. Mi primera edición, por ejemplo, adolece de falta de referencias. Entonces coló, pero actualmente no la habría hecho”, reconoce.

Tú me editas, yo te edito
La comunidad de editores es la que vigila que se cumplen con los estándares que se han establecido. De esta forma cualquier editor puede indicar que faltan referencias u otro tipo de errores. "Lo más “wiki” es entrar y corregirlo”, asegura Luis.
Por eso, no considera que los artículos sean propiedad de nadie. “Los artículos no son de nadie. Yo empiezo artículos, edito otros que ya estaban antes, a su vez otras personas editan lo que yo hice, y así funciona la wiki. Es un mundo en construcción. Y así ha de ser”.
Pero, teniendo en cuenta que todos se editan entre todos y que, como hemos visto antes, dos fuentes diferentes pueden soportar una cosa y la contraria, ¿surgen trifulcas entre los editores?
Cuando dos wiki editores se enfrentan
Pues como las meigas, haberlas haylas, pero en general no suele ser problemas graves. “Los que estamos en Wikipedia por el afán altruista al final nos entendemos y alcanzamos un consenso”, asegura Miguel, que también considera que hay usuarios “que vienen a Wikipedia como Paco Umbral en aquel mítico programa, y solo quieren hablar para hablar de su libro/empresa/grupo de música etc. Wikipedia es una gran plataforma que otorga mucha visibilidad y aparecer en ella es un plus, de ahí los conflictos de intereses que pueden surgir con gente que realmente viene a vendernos su producto”.
Para Luis, los mayores problemas suelen ser por la importancia que se le otorga a determinados temas. En su visión, si cabe hacer un artículo sobre la Cultural Leonesa en castellano, también debería existir en otras lenguas. “Pero no todos los editores lo ven así (y yo tampoco creo que todo tenga que estar en Wikipedia, hay límites)”.

Así pues, este editor reconoce haber discutido por estos asuntos e incluso ver cómo le han borrado algún artículo por falta de relevancia. “Tuve problemas con la admisibilidad de un músico argelino cuyo nombre no recuerdo. No redacté el artículo, pero me pareció mal que lo borraran y lo hice constar".
No obstante, y en este caso concreto, de sus palabras se puede desprender que entiende que no se admitiera su publicación. "Cantaba (de hecho, era un referente) un tipo de música que se toca en las bodas y actos privados. Sus grabaciones son todas informales: un aficionado con una casete. Pero era muy importante", defiende en su honor. No en vano, "a su entierro fue hasta el presidente de Argelia, le sacaron necrológicas en muchos países con presencia de argelinos (en prensa “mainstream” de Suiza, Canadá, Francia)". Pero todo eso no bastó: la comunidad "decidió que no era relevante porque sólo había publicado un disco y sólo había dado un concierto”, se lamenta.
¿Hasta cuándo?
El trabajo de editor de la Wikipedia es altruista. No está remunerado, pero a estos editores les aporta otras cosas.
Por ejemplo, Miguel reconoce que la entrevista para su actual puesto de trabajo giró sobre su experiencia dentro de Wikipedia. “Colaborar en el proyecto es algo que me divierte y supongo que el día que deje de hacerlo lo abandonaré, pero no tiene pinta. Mucha gente que he conocido gracias a Wikipedia ahora son grandes amigos, con los que te juntas a tomar algo y Wikipedia es solo la excusa. Eso es impagable”, sentencia
Luis, por su parte, ve esta labora altruista como una manera de propagar el conocimiento y hace suyo el lema de los activistas contra el sida: “La ignorancia mata”. “Hay que luchar contra la ignorancia. Sigo intentando dar a conocer cosas. Que todo el mundo pueda llegar a todo el conocimiento”, refrenda.
Por eso, ninguno de estos dos editores tiene contemplada una fecha de posible retirada. "A veces digo que me gustaría que una persona que sólo hablara sranan tongo pudiera saber qué es un carajillo. Y también que haya información en castellano sobre qué es lo que se bebe en Surinam. Igual es un poco extremo, pero hay mucho camino que andar", concluye Luis.
Tengo Parkison y me están tratando con realidad virtual
La Realidad Virtual se ha utilizado ya como terapia para tratar algunos tipos de fobia. Ahora, varios estudios y proyectos de investigación analizan los efectos positivos que puede tener en pacientes con Parkinson. De hecho, hay varios proyectos de investigación en marcha en todo el mundo. Uno de ellos se está llevando a cabo en nuestro país.
En él participan la Universidad Francisco de Vitoria, la Universidad Rey Juan Carlos y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Los resultados de este proyecto vendrían a avalar la viabilidad de la Realidad Virtual como terapia para el tratamiento del Parkinson.
No todos los pacientes pueden, de momento, someterse a estas pruebas, que se realizan en un entorno controlado en el Hospital Beata María Ana de Madrid. Pero el objetivo es que esta tecnología pueda llegar a ser una especie de gimnasio neuronal que cada paciente pueda tener en su propio hogar.
Solo apto para pacientes "típicos"
De momento, el estudio del empleo de la Realidad Virtual como terapia no se realiza en todos los tipos de pacientes que sufren Parkinson, una enfermedad que acarrea un tipo de trastorno del movimiento. Los denominados paciente típico son aquellos que responden bien a la terapia médica con dopaminas. Son aquellos que pueden participar en este estudio.

Cabe explicar que el Parkinson se produce cuando las células nerviosas (neuronas) no generan suficiente cantidad de una sustancia química importante en el cerebro conocida como dopamina. Los síntomas comienzan, en general, en un lado del cuerpo, pero acaban afectando a ambos lados. Entre estos síntomas podemos enumerar el temblor en las manos, los brazos, las piernas, la mandíbula y la cara; la rigidez en los brazos, las piernas y el tronco; la lentitud de los movimientos o problemas de equilibrio y coordinación.
De aquellos (más de 90) que están participando en el estudio, los hay con diferentes grados de gravedad en la enfermedad, aunque nunca participan pacientes altamente incapacitados. Están divididos en tres grupos. Uno de ellos solo trabaja con Realidad Virtual. Otro combina esta técnica con la estimulación magnética transcraneal. Otros tienen un efecto placebo.
8 sesiones de hora y media
En total se realizan 8 sesiones, de hora y media cada una. En función del grupo al que pertenezcan, su contacto con la Realidad Virtual dura más o menos tiempo. Posteriormente, se hacen diversos métodos de control (como resonancia magnética funcional, neuropsicología o control del equilibrio, entre otro tipo de exámenes) para estudiar los efectos.
¿Cuándo se empiezan a notar estos primeros resultados del uso de la Realidad Virtual? Depende de cada paciente. “Algunos lo notan antes y otros tardan más, pero en la primera o segunda sesión empiezan a ser evidentes”, asegura el doctor doctor Juan Pablo Romero Muñoz, responsable del proyecto de investigación, que añade que se está estudiando también qué factores pueden ser determinantes para ver un mayor efecto de la terapia.
Eso sí, también hay pacientes en los que se observa una disminución de los efectos en la tercera sesión. “Se olvidan un poco del entrenamiento que tienen que hacer, así que hemos tenido que adaptar un poco estas sesiones”, detalla Romero Muñoz.

El estudio, además, está todavía en una etapa inicial, por lo que todos los profesionales implicados (6 sanitarios y otros tantos ingenieros, todos ellos de diferentes ramas) están analizando todos los resultados. Así, por ejemplo, está en fase de estudio el ver qué sucede cuando en el videojuego se varía la intensidad de los colores, por ejemplo.
Un videojuego desarrollado ad-hoc
Para hacer este estudio se emplea un videojuego desarrollado específicamente por el CSIC para este proyecto. Básicamente, y en hasta 6 escenarios diferentes, los pacientes deben mover un objeto (unos cocos, un coche…) con sus ondas cerebrales (que se registran gracias al empleo de un casco especial). Son estas ondas del paciente las que controlan el videojuego.
¿Por qué mover un objeto? “La técnica de retroalimentación se podía hacer de muchas maneras: con un número que aumenta, un color que cambia de intensidad... Pero el movimiento en pantalla está relacionado con la imagen mental del movimiento”, explica el doctor. “El objetivo principal de esta terapia era mejorar el movimiento de los pacientes. Por tanto, el movimiento del feedback era una estrategia muy lógica para nosotros”.
No obstante, los colores que se utilizan en el videojuego también están siendo objeto de análisis, para ver cuáles son más llamativos. “Estamos variando los tonos para ir comprobando su influencia en la capacidad de mover los objetos en el juego. Hay mucho por investigar en cuanto la percepción del paciente y cómo mejora la acción de los ganglios basales el movimiento”.

Kit básico de este gimnasio neuronal
Además del ordenador donde se reproduce el juego y del casco encargado de registrar la actividad de las ondas neuronales de la persona, se necesitan unas gafas que permitan una inmersión total el paciente y unos auriculares para el sonido. “Los pacientes con Parkinson tiene una recepción de los sonidos diferentes al resto de las personas. Estamos experimentando con la recepción de los estímulos visuales pero también los auditivos”, explica este neurólogo.
Con las gafas de realidad virtual se activa el juego. “En el futuro nuestro objetivo es que el juego sea accesible (también económicamente) para que un paciente en su casa pueda usarlo. Es como un gimnasio cerebral, así que cuanto más ejercicio hagan, más mejoras y beneficios van a tener”, explica el doctor encargado del proyecto.
Por eso, este responsable no descarta en el futuro tener algún acuerdo de colaboración con diferentes empresas tecnológicas con las acercar esta terapia a otros pacientes. “En ningún caso queremos que sea algo prohibitivo económicamente para los pacientes”, enfatiza el doctor, que recuerda que todos los pacientes han colaborado desinteresadamente en el proyecto. “Muchos de ellos han pagado su viaje a Madrid para poder participar en este proyecto”, explica.
Así he mejorado mi dolencia gracias a la RV
Xataka tuvo la oportunidad de ver cómo una de las pacientes que participa en el proyecto de investigación era tratada con esta terapia de Realidad Virtual.

Lola Aguilar se mostraba encantada de poder participar en un ensayo así. “Soy maestra y sé de qué hablamos cuando lo hacemos de reeducación neuronal, que es de lo que se trata con esta terapia. Sé que se puede hacer y confiaba en ello”, explica para justificar por qué se presentó como voluntaria. El hecho de que fuera un tratamiento no invasivo ni químico también le dió más confianza.
Lola Aguilar confirma que, sobre todo a nivel motor, ha mejorado mucho. “Tenía la parte izquierda muy paralizada, aunque sin temblores. He recuperado bastante movilidad. No en fuerza, pero sí en agilidad”, asegura. “Lo achaco a la terapia porque el resto de la medicación no se ha modificado, así que tiene que ser esto”, defiende.
A punto de cumplir sus 8 sesiones, Aguilar lamenta no poder someterse a más. “Lástima que no haya más dotaciones económicas para que proyectos como éste salgan a la luz y nos podamos beneficiar los enfermos y toda la sociedad”, expone. Y confirma que sus mejoras no son solo a nivel físico, sino también psicológicas y anímicas. “Cuanto mejor te ves, más te animas”.
De hecho, el doctor asegura que es otro de los beneficios no previstos que está dando este proyecto de investigación. “Al principio esperábamos las mejoras en la parte motora, pero estamos viendo el control neuropsicológico previo y posterior y vemos que el paciente mejora en la capacidad de andar. Su bienestar general aumenta. Algo que no solo se debe a la atención continuada que recibe, sino a la estimulación cerebral que hace". Además, algunos pacientes también empiezan a tener mejoras en la calidad del sueño.

De Robocop a los entrenamientos previos
Lola Aguilar es una de las pacientes más predispuestas y motivadas a la hora de someterse a esta terapia. “La primera vez me vi como Robocop, entre el casco, las gafas y los auriculares”, ironiza. “Pero no es molesto ni doloroso. Haces bromas con cómo se te queda el cabello después de haberte puesto el gel y el casco con los electrodos, pero hay que mantener una actitud positiva, pensar que me está beneficiando, y no solo a mi”, señala.
Sin embargo, no todos los pacientes reaccionan igual. De hecho, ha habido algunos con los que primero ha habido que hacer una especie de entrenamiento para que no se asustaran al ver la realidad virtual. “Algunos tienen un cierto miedo, así que se pueden hacer algunas sesiones de aproximación. Poco a poco se les va acercando las gafas y los cascos”, detalla el doctor.
En cualquier caso, la primera sesión siempre acaba siendo clave. “Les atrae y ayuda mucho el hecho de que no han experimentado dolor”, explica.
Además, este médico asegura que ninguno de los pacientes experimenta esa tradicional sensación de mareo asociada al empleo de gafas de inmersión, como las empleadas en la Realidad Virtual, pese a que la falta de equilibrio es uno de los efectos de la enfermedad del Parkinson.
“El equilibrio depende de la sensibilidad periférica del oído y también del cerebelo”, explica este neurólogo, quien detalla que los pacientes con Parkinson pueden tener algo alterada la recepción de la posición periférica de las extremidades. Así, asegura que cuando un paciente que utiliza la realidad virtual se marea, es usualmente porque la percepción de la posición de la cabeza por el oído interno se altera, “parecido al mareo que tiene alguien al viajar en coche”. Algo en lo que no se diferencian del resto de personas.
Lola Aguilar también confirma que, al menos en su caso, nunca sintió mareo. “Al principio es un poco extraño, pero luego es fácil usar el videojuego”, asegura.
Acabado el proyecto, ¿qué?
Cuando los pacientes terminan sus 8 sesiones, se les hace un seguimiento un mes después. “Alguno de ellos notan todavía los efectos, pero sí que se constata que necesitan un entrenamiento continuo”, reconoce el doctor principal del proyecto. “Al cabo de una semana los efectos de la terapia empiezan a disminuir”, sentencia, añadiendo que no se puede hacer una terapia muy prolongada por la cantidad económica con la que cuenta el proyecto. “Nuestra intención es hacerlo de nuevo o repetirlas con el tiempo”.
Este proyecto de investigación seguirá hasta que acabe el año. Según se vayan recopilando y analizando los datos, se les irá aplicando técnicas de data mining para modificar y mejorar la terapia. En total hay 6 personas trabajando en procesamiento de datos. Un análisis con el que se proponen cambios en la terapia.
Después de publicar unos cuantos artículos se pretende buscar más fondos para poder llevar al proyecto a una fase más accesible para los pacientes. “Los equipos que usamos son muy caros para que los clientes los puedan usar en casa (aunque ya hay gafas por menos de 100 euros) y el juego necesitaría una pequeña evolución, pero es algo factible. El problema de investigación siempre es el dinero así que intentamos terminar este proyecto y pedir un nuevo fondo para continuar los estudios”, concluye.
Tengo 51 años y tuve que aprender a programar para seguir dando clases de tecnología
De estudiar temas relacionados con carnicería… a ser profesora de tecnología y conseguir que sus alumnos sean reconocidos y premiados en varios ámbitos.
Rosa Ana Álvarez García no solo se sacó una plaza de profesora en una materia que no tenía nada que ver con sus estudios iniciales. A sus más de 50 años, esta maestra de instituto investiga y estudia por su cuenta para desenvolverse en terrenos que no existían cuando sacó su oposición, como Scratch o Arduino.
De profesora particular a maestra de instituto
“Siempre me ha gustado montar y desmontar cosas pero cuando era joven no me planté estudiar ingeniería ni nada parecido”, nos explica Rosa Ana Álvarez García, una profesora en Asturias que, con más de 50 años, es autodidacta en materia tecnológica para poder ejercer su profesión en materia de tecnología.
Esta profesora ha pasado de preguntar cómo se encendía un PC a aprender a programar con Arduino de manera autodidacta
Cuando tuvo la oportunidad de ir a la universidad, se decantó por Biología. Sin embargo, y después de haber empezado a dar clases particulares a los 24 años “para poder llevar algo de dinero a casa” y presentarse a unas oposiciones, la cosa cambió. “Me presenté a una especialidad de biología, dado que era lo que había estudiado", explica. Pero repasando un temario sobre manipulación de alimentos y carnicería, decidió presentarse también al temario de tecnología.
“Lo pasé muy mal porque hay que estudiar mucho y la mitad de las cosas no tienen nada que ver ni siquiera con lo que estudié”. Pero el esfuerzo tuvo su recompensa: desde el año 2000 esta profesora, de 51 años de edad, imparte la asignatura de tecnología en Asturias.
Cuando estar al día no es un reto, si no una motivación
Tras 18 años dando clase, Rosa sabe que muchas personas creen que, una vez sacada la oposición, podría despreocuparse y dar siempre el mismo temario. “Para mi sería un verdadero aburrimiento estar todos los días dando lo mismo”, asegura.
Teniendo en cuenta el ritmo de actualizaciones y novedades tecnológicas, ¿es difícil mantenerse al día? Rosa Ana Álvarez reconoce que, en parte, sí. No solo por una cuestión de que exija mucho tiempo esta actualización sino, sobre todo, porque en ciertas ocasiones conlleva también cambiar los esquemas con los que a ella le enseñaron las materias.
Los cursos oficiales que reciben no siempre valen. O son muy genéricos o excesivamente técnicos para un perfil como el suyo
Sin embargo, esa exigencia de estar siempre al día es para esta profesora “una buena manera de mantenerte activo y mantener activos a los alumnos". Esto conlleva que cada año haya que preparar apuntes nuevos para las novedades tecnológicas. “Siempre aparecen cosas nuevas y sabes que los niños las aprenden, así que en ese sentido es complicado estar actualizados como ellos”, reconoce esta profesora.
Una de las mayores diferencias y también complejidades añadidas que tiene instruir a las nuevas generaciones respecto a hacerlo con las anteriores es que, según Rosa, "antes teníamos mucho miedo a tocar las cosas, y ahora no”, explica. Y se pone a sí misma como ejemplo de esta actitud. “Cuando yo me compré mi primer ordenador le pregunté al técnico cómo se apagaba y encendía, porque nunca había utilizado uno. Los chicos ahora ponen la mano en seguida y empiezan a toquetear los aparatos. Y eso es muy bueno, porque si no vas con miedo aprendes algo. Aunque sea fallando y estropeando algo. Pero de ese error aprendes, y lo haces antes”.
Así aprendí a programar de la nada
En este camino autodidacta, Rosa también se ha atrevido con la programación. “Empecé con algún curso de software que necesitaba para trabajar con la estadística, en la UNED y con cursos de ofimática”, nos explica.
Mientras, para adentrarse en el mundo LEGO apostó por los ejercicios básicos que podía encontrar en los libros de texto para, posteriormente, realizar curso de circuitos electrónicos y programación con Crocodile o la programación auto didáctica con LEGO Mindstorms. Hasta que llegó el descubrimiento de Scratch hace años.
Con libros y tutoriales en Internet esta profesora ha aprendido Scratch o Arduino entre otros. Ahora se está introduciendo en Python
En este caso “a partir de información, manuales y vídeos de internet empecé a trabajar con el software creando mis propios manuales y juegos que podía aplicar de forma didáctica en distintas materias”, detalla esta profesora. También realizó un curso organizado por la consejería de educación de Asturias sobre Scratch S4A para programar Arduino, aunque Rosa confiesa que se encuentra más cómoda con el IDE de Arduino al que llegó a través de Fab Lab de Gijón. “Fui a un curso, junto con los alumnos, para manejar el lenguaje de Processing y de ahí ya di el salto a Arduino y todas sus posibilidades”, recuerda.
Eso sí, para aprender mejor todo lo relativo a Arduino Rosa se ha hecho con varios libros: Arduino Práctico (Joab Ribas Lequerica) de Anaya, Arduino curso práctico de formación de Óscar Torrente Artero de RC libros y Robótica y Domótica básica con Arduino de Pedro Porcuna López (Ra~Ma) están entre ellos.
Una lectura que complementaba con páginas on line como Prometec, Lluís Llamas, Aprendiendo Arduino y cursos MOOC de programación.
¿Lo más difícil? El inglés. "Aunque pronto te haces con el vocabulario, la simbología y estructura, el pseudocódigo (que me parece fabuloso) también me costó un poco: mi cabeza suele ir por libre y la organización no es mi fuerte", reconoce esta profesora
Python, un básico de la programación
Como vemos, si algo caracteriza a Rosa es sus ganas constantes de reciclarse y aprender. “Ahora mismo estoy iniciándome en Phyton”, asegura. Para ello, tiene algunos libros de cabecera, como Aprenda a programar con PHYTON3 de Zed A. Show editorial Anaya o Ejercicios prácticos con Raspberry Pi de Simón Moni editorial Marcombo, además de buscaro páginas web de iniciación.
Considera importante saber programar pero, sobretodo, saber qué, cómo y cuándo enseñarlo de cara a los alumnos
“Uno de los problemas es no sólo mantenerse al día, si no la introducción en el currículo de un año a otro sin mucho tiempo para prepararlo. Es importante saber programar pero, sobretodo, saber qué, cómo y cuándo enseñarlo para introducir al alumnado de forma asequible y con una finalidad q les permita involucrarse y ver su utilidad”, subraya esta profesora.
Aunque asegura que en su tierra, en Asturias, la consejería de educación está apostando por la robótica y la programación, cree que “todavía necesitamos empezar en primaria”.
Los centros trabajan con Scratch y muchos pasan después a Arduino en materia de programación, pero Rosa considera que el temario de TIC de Segundo de bachillerato es demasiado ambicioso. “La idea no es repetir ejercicios si no que el alumno cree sus programas y eso es imposible en uno o dos trimestres. O al menos yo no me veo capaz”, reconoce.
De autodidacta a maestra de otros profe
Al igual que esta bióloga de profesión estudió por su cuenta para sacarse las oposiciones de profesora de tecnología, para mantenerse al día apuesta por ser autodidacta. Aunque estos profesores suelen recibir cursos de formación, el problema para esta maestra es que cuentan cosas que no necesitan. “Aprendes con ellos, pero te dan un curso de Excel sin enseñarte lo que realmente necesitas”, se lamenta.
Otro problema asociado a estos cursos oficiales es que, en materia tecnológica, algunos pueden llegar a ser muy avanzados y complicados para esta profesora. Por eso, en su opinión, esta formación para profesores debería recaer en “gente que sepa utilizar estos recursos aplicando a educación, para saber qué enseñarnos”.
Quizá por eso también, y después de toda la formación que lleva a sus espaldas, Rosa está impartiendo cursos de Scratch entre sus compañeros de colegio. “Estoy organizado un grupo de trabajo para que utilicen las nuevas tecnologías en sus materias”, asegura. Así, profesores física, química y dibujo van a participar en los talleres que esta profesora realiza. “A los compañeros de biología y lengua también les tengo casi convencidos”.
Qué hace un maduro como tú enseñando a un nativo digital como yo
¿Cómo se enfrenta una persona de más de 50 años ante un grupo de jóvenes que, presuntamente, utilizan la tecnología mejor que ella?
Motivar a los alumnos conlleva estar siempre al día de las tecnologías y buscar cosas nuevas con las que sorprenderles
Lo primero, asumiendo que es muy probable que los alumnos pregunten algo que el profesor no sabe. “No pasa nada por reconocer en ese momento que no lo sabes y, sin embargo, es uno de los problemas que tenemos: nos cuesta mucho reconocer ese tipo de cosas”, declara.
Rosa suele decir, en plan de broma pero convencida de ello, que no estamos ante nativos digitales. Es más, cree que hacemos un flaco favor diciéndoles a estos niños que lo son. “Utilizan las tecnologías porque han nacido con ellas, pero no saben utilizarlas mejor que los adultos. Es como si me dicen que, porque cuando nací había coches, soy nativa en la materia y lo sé conducir”, pone como ejemplo. “Conocen la tecnología y la manejan sin miedo, pero hay gente joven que no controla las nuevas tecnologías”, sentencia.
¿Cómo reciben estos menores las enseñanzas de una persona más mayor que sus padres? Rosa reconoce que se suele llevar bien con los chavales, aunque les echa en cara que no tengan la mentalidad de que la mejor herencia que les dejan sus padres es la educación. “No ven la enseñanza como algo útil. En tecnología si podemos hacer cosas que sean útiles de forma inmediata pero en otras materias no lo ven directamente”.
El gato que camina pierde ante un videojuego 3D
Además, cree que es muy complicado motivar a los alumnos, y no solo porque puedan estar en una edad complicada. “Puedes dar Scratch pero no entienden porqué les hago hacer que un gato camine si tienen un juego en 3D”, asegura.
Esta profesora intenta recompensar el esfuerzo de sus alumnos con el reconocimiento, tanto de otros compañeros como de la prensa local
Por eso, su apuesta pasa, desde 2010, por enseñar tecnología a través de la realización de proyectos. Se muestra contraria a los métodos de enseñanza y motivación tan en boga últimamente. “Les ponen un nombre y parece la panacea, pero cada grupo necesita un sistema de dar clase. Cambiar un sistema por otro no es la solución”, sentencia.
Así pues, decidió introducirse en Arduino no solo para aprender con sus alumnos, sino en un intento de motivarles con algo nuevo. Cuando se enfrentó a Arduino “no tenía ni idea, aunque me pareció muy interesante”, recuerda.
Pese a todo, cree que la motivación de los alumnos muchas veces no dependen de la materia, sino de si tienen buen feeling con el profesor. En esos casos “lo dan todo”. Algo que ella está viviendo ahora mismo con un grupo que "va a ser muy difícil de encontrar de nuevo".
Pienso, luego existo
El planteamiento que sigue esta profesora en sus clases es siempre el mismo, salvo en 2º de la ESO. La idea con la que trabaja es** que los alumnos piensen, algo que le parece fundamental**. "Es algo que no se les acostumbra a hacer", denuncia. “Si les dices lo que tienen que hacer, lo llevan a cabo sin problema. Pero en cuanto les planteas que hagan lo que quieran, no saben qué hacer”, relata.
Por ello, y para obligarles a pensar, esta profesora intenta que busquen problemas en su entorno y que intenten solucionarlos para que puedan ver la aplicación real de los contenidos que deben impartirse en clase. Rosa les va guiando poco a poco por esos contenidos para la búsqueda de problemas y sus posibles soluciones.
Esta profesora considera que, con este sistema se les agudiza bastante el sentido crítico a los alumnos. “Si algo está mal se lo digo aunque ahora la costumbre es que no se les puede decir que está mal”, lamenta esta profesora.
Además, una vez al trimestre buscan alguna temática de la que se hable en esos momentos para analizarla (como pueda ser los coches eléctricos). “Buscamos información y hacemos una lectura crítica para ver si lo que nos están contando es mentira o no”.
Rosa también les obliga a hacer presentaciones de los proyectos para que los alumnos aprendan a saber expresarse especialmente en público. “Todo esto se tiene que hacer en 2 horas de clase semanales, pero como lo hacen con ganas, sacan tiempo de debajo de las piedras, hasta de los fines de semana”, señala.
Persianas automáticas y “caza pirones”
Con clases que rondan los 20 alumnos, Roa divide a los chavales en grupos de entre 4 o 5 alumnos, intentando equilibrar las diferentes personalidades y habilidades de los alumnos con la idea de que se vayan estimulando unos a otros.
Fue así como nació, entre otros, el Grupo Prias con un proyecto reciclaje de Asturias. “Son unas máquinas”, señala orgullosa. Este grupo de alumnos estuvo en Madrid presentando su persiana automática que se baja con la luz del sol.
Otro proyecto en el que trabajaron es el "caza pirones". Los pirones son, en Asturias, los alumnos que se escapan del instituto y faltan a clase. Este sistema contaba con cámara, una placa Arduino y un pequeño sensor. Si algún alumno se iba del instituto sin permiso, el sistema les hace una foto que se envía directamente a jefatura. “No es muy popular en el instituto”, reconoce -riéndose- esta profesora.
No es el único proyecto del que se vanaglorien estos alumnos “Hicieron unas playeras con luces. Si llegas a una zona con baja iluminación se encienden para que nunca te quedes a oscuras y siempre seas visible. Pero creen que ninguna persona mayor de 50 años se va a comprar estos modelos, por eso no les gusta”.
Recompensando a los alumnos
Rosa también nos explica que, como hacen tantos prototipos, está intentando implantar un sistema de educación vertical para que hagan escape room con chicos más pequeños de manera lúdica y creativa. Denuncia que es algo muy complicado y que las normativas cada vez son más estrictas, pero defiende que esta educación vertical sería buenísima. “A veces los profesores no somos capaz de hacerles entender algo a un alumno y, en cambio, entre ellos sí se saben enseñar las cosas. Además, así el profesor ve otra forma de hacer llegar las cosas a los críos”, defiende.
Además, y volviendo a la motivación de estos chavales, Rosa defiende que cada vez que un grupo de sus alumnos recibe un reconocimiento en otros lugares (como este grupo que ha ido a Madrid) “habría que ponerle una alfombra roja de recibimiento”.
Así, pide que el salón de actos del centro esté lleno de los alumnos, “no solo para que se sientan orgullos de su trabajo, sino porque sirven de referencia para los que vienen detrás”. En este punto, Rosa recuerda que estos chavales suelen sacar horas de su tiempo de ocio para sacar adelante estos proyectos. “No hay que decir que todo está bien cuando no lo está, pero sí que hay que decirlo más cuando está bien”, subraya.
Además, en estos casos intenta llamar a la prensa para que se hagan eco de su trabajo y esfuerzo. “Así pueden tener ¡la satisfacción que todo el mundo sabe lo que están haciendo estos alumnos”.
Un orgullo mutuo
Cuando se habla con Rosa se nota el orgullo que siente por sus alumnos. “Soy la primera a la que me interesa que salgan muy bien formados, con un espíritu crítico: ellos van a ser los que dirijan la sociedad en el futuro y, si no salen bien, la primera perjudicada voy a ser yo”, manifiesta.
El cariño y la implicación que denota por estos chavales sobrevive con los años. Y recuerda que con los primeros alumnos a los que les dio clase trabajaron en una posible cura para el cáncer. “Una se me escapó y fue para química, pero algunos incluso están trabajando en teleco e ingeniería informática”, recuerda, confirmando que mantiene el trato con ellos. “Siempre les digo que el centro sigue siendo su casa”.
Algunos de ellos, incluso, mantienen el contacto por redes sociales con esta profesora. “Una antigua alumna me dio las gracias y me dijo que la carrera que había terminado había sido por mi inspiración. Estas cosas te llenan de orgullo”, concluye.
Así erradiqué el papel de mi oficina
Fue en 1975 cuando el presidente de Xerox (una de las mayores compañías de fotocopiadoras del momento) habló por primera vez de la oficina sin papel. En un artículo publicado en Business Week, George E. Pake aventuraba que en 1995 los trabajadores podrían recuperar documentos de sus archivos en la pantalla de su ordenador, presionando un botón. "Podré leer mi correo o cualquier mensaje. No sé cuánto papel impreso voy a querer en este tipo de oficina".
Sí, la popularización de los ordenadores y de Internet conllevó que muchos anticiparan la llegada de la oficina "sin papel". Sin embargo, en 1995 aún proliferaba el papel en muchos negocios, tal y como reconocía el IEEE (una organización sin ánimo de lucro que busca el desarrollo tecnológico).
Hoy, 40 años después de que se empezara a hablar de esta tendencia, la producción de este material sigue creciendo según Confederación de Industrias Europeas del Papel (CEPI). Esta organización señala que la producción de papel y cartón de los países miembros de CEPI ha aumentado un 1,5% en 2017 en comparación con el año anterior(cuando fue de alrededor de 92,3 millones de toneladas).
Pero hay negocios que aseguran haber cumplido con ese vaticinio de la oficina sin papel.
No fue por conciencia ecológica
Francesc Pons Sintes, director financiero de Artiem Hoteles, decidió hace 10 años que tenían que erradicar el papel de sus oficinas. Y lo hicieron por una cuestión de competitividad laboral. “Con el paso de los años aumentábamos la cualificación de los trabajadores. Personas diplomadas en turismo que hablan 3 idiomas pero que dedicaban el 70% de su tiempo a reproducir datos”, expone.
La factura electrónica ha facilitado evitar el papel
Estos empleados recopilaban las reservas (que se habían procesado por ordenador en el tour operador de turno y que se recibían por fax o se imprimían) y las introducían en los sistemas informáticos del hotel. Un proceso similar al seguido con las facturas.
Ahora “hemos conseguido que las personas se dediquen a hacer trabajos de valor añadido y que no haya desperdicio de capital humano como hace 10 años”, asegura Pons, para quien “en el siglo XXI no tiene justificación hacer esos trabajos de replicación de datos previamente generados”.
Por coste y eficiencia, mejor la tecnología
Francesc Pons reconoce que en la primera fase de este proyecto hacia la oficina sin papel imprimían una copia en papel de todos los documentos “porque no nos fiábamos”. Pero desde hace un par de años asegura ya no imprimen nada. Para él, el papel es el sistema más ineficiente para transmitir la información. “Lleva mucho tiempo gestionarlo y ocupa mucho espacio”.
Por eso, calcula que en un par de años estos cinco hoteles no tendrán ni siquiera el fichero de facturas para hacienda. Esta administración exige guardarlas durante 5 años, aunque desde el el año pasado existe el sistema inmediato de información para grandes empresas fiscales, conocido como SII. Las empresas que facturan más de seis millones de euros están obligadas a compartir con hacienda, vía XML, todas las facturas emitidas y recibidas en el día.

Este responsable financiero considera, asimismo, que la tecnología es más segura que el papel. “Basta con tener un buen backup y un buen sistema de gestión documental”, argumenta. También es más barata, sobre todo en relación al precio del suelo que ocupa el guardar todos estos documentos. “El coste en disco duro es marginal. Son PDF que pesan poco. Cuesta más la seguridad del hosting, pero son más los beneficios que tiene que los costes”, concluye.
Durante algún tiempo, estas empresas seguían imprimiendo las facturas porque no terminaban de fiarse de la tecnología
En su caso, y con un volumen de facturas de 35.000 facturas al año entre los 5 hoteles, “si una la archivas mal no es fácil encontrarla mientras que digitalmente es más sencillo y es más fácil compartirla también”, señala.
En este camino hacia la oficina sin papel la empresa no utilizó sistemas OCR. “Si lo necesitas es porque tienes papel y entonces has hecho algo mal”, argumenta, añadiendo que “todo lo que pasa por OCR introduce variablidad: puede ser un 0 o una O”. Por eso, tras un OCR las personas tienen que revisar los documentos escaneados.
Impresoras para bonos regalos
¿No hay entonces impresoras en estos hoteles? Sí. Haberlas, las hay, “desgraciadamente”, ironiza Pons, quien asegura que solo se imprimen en color los bonos regalos, pero que, para todo lo demás, funcionan sin papel.
Incluso han dejado de trabajar con algún proveedor al no enviarle este los albaranes y facturas en formato digital. “Devolvemos las facturas y los recibos que no están en PDF legibles”, explica el director financiero, quien, además de este caso, recuerda el de otro proveedor en Asturias que finalmente se compró un ordenador para emitir estos documentos digitalmente.
Sin papel desde que somos empresa
Cross Solutions es otra empresa que vive sin papeles. O casi. Oscar Sebastian es uno de sus socios fundadores y señala que solo hay dos excepciones en las que el papel sigue presente. El
La primera persona que habló de la oficina sin papeles fue el presidente de Xerox en 1975
Uno es con un cliente que les obliga a firmar los partes para asistir a un tercero (un parte externo que deben rellenar, escanear y enviar). El otro es con la administración cuando quieren contratar personal. En este caso “utilizamos papel porque nos obligan. Hay que entregar el contrato firmado y sellado a la persona y enviar una copia a la gestora para la seguridad social. Hay que imprimirlo en papel porque no queda otra”.
Salvo en estos dos casos, este negocio también trabaja sin papel. Y lo hacen desde que se constituyeron como empresa.
La facturación y los albaranes son telemáticos así que “no gastamos papel en absoluto”. Si trabajan con algún nuevo cliente promueven la opción de factura electrónica en caso de que no la use. “Para mí es mejor, más cómodo y más fácil que tener que estar escaneando. Es más ágil y rápido”.
Donde esté la factura electrónica...
Oscar Sebastian asegura, además, que sus clientes tampoco les mandan cosas en papel. “Nos comunicamos por correo electrónico o teléfono”, aunque aún cuentan con proveedores que les dan el ticket y la factura en papel. “Muchas veces es porque no les queda otra. Aunque te den la factura electrónica, cuando te dan el material tienen que darte la factura en papel”, sentencia.
Por eso, desde que los socios fundadores decidieron constituirse como empresa, se obligaron a trabajar en facturación sin papeles. Para ello, decidieron buscar un aplicación que funcionara en ordenador y móvil. “Es muy buena porque te permite que el cliente puede firmar la entrega directamente en la pantalla del móvil. No hace falta entregarle un papel como recibo y le puedes enviar un justificante por correo en ese mismo momento”, detalla.
Por eso, considera que este proceso no ha sido difícil. “El cliente siempre tiene una copia en el correo, la factura no se pierde, le puedo enviar siempre una copia y no le ocupa espacio encima de la mesa” justifica Oscar Sebastián.
Esta empresa tampoco imprime una copia en papel de todos estos documentos porque los pueden ver en pdf. “Lo bueno de la app es que está guardado en la nube y también puedes tener una copia en en tu pc o móvil. Es difícil que se pierda”, asegura. Además de guardar estos documentos en la app, en la facturación apuestan por tener dos copias: una en servidor local y otra en Dropbox con la asesoría. “Son PDF de pocos megas que no te suponen coste ni aumento de gigas. Apenas ocupan espacio”, asegura.
Un proyecto alcanzable
Oscar Sebastian señala que la oficina sin papel es algo alcanzable y mucho más fácil de lo que se piensa. “Se imprimen muchas cosas que no se necesitan. La gente no se mentaliza del gasto que supone, y no solo en papel y quitar árboles. Si nos lo tomásemos en serio, es más fácil, ayudaríamos a la gente y ahorraríamos costes”, subraya
Mientras, Francesc Puedo asegura que, gracias a no tener papel, puede gestionar la administración de 5 hoteles con un solo administrativo. “Desde que apostamos por quitar el papel tenemos unas economías de escala brutal. Nadie ha perdido su trabajo, sino que ahora hacen un trabajo más interesante”.
Por eso, asegura que en este cambio apenas han experimentado resistencia por parte de los empleados. “La persona que más resistencia opuso ahora se da cuenta de que vive mejor”, asegura. Y defiende que sin papel puede hacer una mejor gestión de las reservas hoteleras y puede trabajar desde cualquier parte del mundo.
Lo dejé todo para ganarme la vida como fotógrafo de banco de imágenes
Los hay de boda, de retratos, de moda, de bodegones y de tecnología. Incluso forenses especializados en captar todos los detalles de la escena de un crimen. Y también están los que han encontrado en los bancos de imágenes una vía para ganarse la vida.
Victor Torres y Javier Sánchez son dos de ellos y ambos tienen un arranque de su historia parecido.
Ayer era mi hobby. Hoy es mi trabajo
Los dos empezaron en este negocio casi de casualidad: tenían otro trabajo y eran simples aficionados a la fotografía. Un buen día, decidieron subir una de sus fotografías a uno de estos bancos de imágenes. Poco a poco fueron cargando más imágenes, vendiendo más, profesionalizándose y llegó un momento en que decidieron dejarlo todo y dedicarse a esta profesión.
“Lo que empezó como un pequeño hobby, de aficionado, me llevó poco a poco a ir viendo resultados, a ir ganando más cada mes, a invertir más en las sesiones y en modelos, en trabajarlas más... Al cabo de unos años, dejó de ser un juego y se ha convertido en mi trabajo”, asegura Víctor Torres, que dijo adiós a un trabajo de 15 años en una agencia de publicidad. “Llegó un momento en que ganaba lo mismo en la agencia que vendiendo fotos en stock y con muchas menos horas de trabajo”, recuerda. Aunque estuvo un tiempo en una escuela de fotografía, al cabo de 8 meses (“en cuanto pude dedicarle más tiempo a las fotos”), sus ventas se dispararon y lo dejó todo por hacerse fotógrafo de stock.

Javier Sánchez era asesor de empresa y también lo dejó para profesionalizarse en la fotografía. Al principio lo compaginaba con otros trabajos (especialmente reportaje de bodas y algo de moda) “porque necesitaba otros ingresos”. Pero “con el tiempo dejé los trabajos que menos me gustaban y me quedé con banco de imágenes”. Desde hace hace 2 años, vive exclusivamente de las imágenes que vende en estos recursos.
Te puede llevar años ganar dinero
Estos dos fotógrafos reconocen, sin embargo, que no es fácil llegar a este punto. “Puedes tardar meses o años en ingresar un dinero por el trabajo que has hecho hoy”, advierte Sánchez. Víctor Torres da cursos de fotos de stock y siempre lo avisa: lleva mucho tiempo ganar dinero de esta forma “salvo que tengas en tu disco duro miles de fotos comerciales, muy buenas y muy vendibles que puedas subir de golpe”, asegura.
Algunos bancos de imágenes dan 25 céntimos por cada descarga. Otros pueden llegar a pagar cientos o miles de euros por una imagen
Por eso, y como asevera Sánchez, “esto desmotiva, sobre todo al principio. Muchos de los nuevos se desesperan por eso y tiran la toalla”. Él mismo recuerda que al principio a él tampoco le daba para vivir. “Como empecé como aficionado, no me importaba cuánto ganase”, asegura Sánchez. “Fue con el paso del tiempo cuando poco a poco fui ganando más”.
Además, tampoco quiere transmitir la idea de que es un dinero fácil. “Hay que dedicarle mucha horas”, no solo en la realización de la foto, sino en su edición y su posterior subida, eligiendo las keywords y los títulos apropiados para cada uno de ellas.
Básico o premium, una comisión (muy) diferente
Aunque construir un catálogo bueno lleva tiempo, Víctor Torres cree que otra de las claves puede ser conseguir entrar en una agencia premium. “No es garantía ni es indispensable para ganarse la vida con esto, pero al tener una clientela especial, las premium tienen precios y comisiones más caras y es más fácil ganarse la vida”, sentencia.

¿Cuánto dinero gana un fotógrafo por cada foto que vende de un banco de imágenes? La cantidad varía mucho en función de cada plataforma y de cada fotógrafo. La comisión puede ser de céntimos por descarga. Torres asegura que las agencias dan entre un 20-30% de cada venta en banco de imágenes estándar. “Es muy poco”, sentencia. Sotcksi da entre un 50% y un 75% (si es una licencia extendida, un tipo de licencia especial en función de lo que vaya a hacer el cliente). “La comisión más pequeña que yo me he llevado fue en iStock de uno 5-7 céntimos de dólar. Lo que más me han llegado a pagar son 1.500 por una foto”, señala.
Shutterstock, Adobe Stock, iStock, 123RF, Depositphotos y Dreamstime serían algunos de los bancos de imágenes microsotck o estándar. En Macrostock o Premium, podríamos hablar de Offset, Adobe Stock Premium, Cavan y Westend61.
Pueden pasar meses o incluso años hasta que se gana dinero por un trabajo realizado, lo que desmotiva a muchos fotógrafos
Javier Sánchez explica que en algunos bancos de imágenes van subiendo de nivel a los fotógrafos, en función del negocio que sean capaces de aportar a la agencia. Estas técnicas suelen ser habituales en los bancos estándar o microstock. Cada agencia tiene su criterio. Shutterstock, por ejemplo, va por cantidad de ingresos y, en función del dinero que gane el fotógrafo, le sitúan en determinadas posiciones y comisiones. Otras van por volumen de descargas y otras van por fotografías.
“Ninguna agencia lo reconoce, pero te clasifican como fotógrafo y te posicionan según seas”, asegura Sánchez, quien advierte que también hay una especie de SEO detrás de esta clasificación, tanto de fotógrafos como de imágenes. “Se intenta averiguar, pero solo podemos aplicar metadatos y subir con ciertos ritmos”, explica. Y, aunque no tiene certeza, está convencido de que los revisores de las fotos “pueden darte nota y, en función de eso, subir tu caché”.
Cuántas copias hay que vender para ser rentable
En función de estos precios, la cantidad de copias a vender para que una toma acabe siendo rentable también varía mucho. “La suerte de estar en una agencia premium es que es relativamente sencillo hacer que una sesión te sea rentable”, detalla Torres, que explica que los modelos que aparecen en estas imágenes no son de agencias y son más económicos. “Si vendo una imagen XL en Stocksy me da un margen de 62,5 dólares. A la mínima que venda 3 copias de esa imagen ya he amortizado el gasto y todo son ganancias”, detalla.
Mientras, en los bancos de microstock, vas a necesitar 200 licencias para amortizar un trabajo. Sin embargo, hay fotógrafos que se dedican más a microstock porque les va muy bien así: “igual tiene 6.000 en microstock y solo 700 en premium”, señala Torres. Y, como detalla Sánchez, en las imágenes premium “hay menos venta y, por tanto, más riesgo”.
Sin jefes y con libertad
Javier Sánchez se muestra feliz viviendo siendo fotógrafo de banco de imágenes. “Si se trabaja bien y duro, puedes tener unos ingresos más dignos que en otros trabajos fotográficos”, relata.
Pero, sobre todo, valora la libertad que tiene. “Decides qué haces (como especializarte en fotografía de platos o paisaje o estilo de vida, deporte o moda). Puedes adaptar tu trabajo a lo que te gusta o se te da bien. También marcas tú los ritmos. Si en una época tienes ciertas dificultades, las compensas. La libertad es la gran ventaja. Uno decide qué, cómo, cuándo y dónde y eso no ocurre en la mayoría de los trabajos”.
Algo parecido a lo que opina Torres. “La profesión de fotógrafo de stock te da una calidad de vida impresionante. Muchos no se lo creen”, explica, añadiendo que hay que tener un catálogo grande que de estabilidad de sueldo. “No dependes ni de jefes ni de clientes. Ni tienes que perseguirles para que te paguen”. Y también alude a que puedes hacer lo que quieras “siempre que hagas cosas que vendan. Si vas de foto de autor te va a quedar un catálogo bonito pero poco más. Hay que hacer las fotos que venden”, avisa.
Superar la incertidumbre, punto clave
Pero, como decíamos antes, para llegar a este punto hay que superar la que es, para Sánchez, la principal desventaja de este trabajo: los ingresos son en diferido.
Los fotógrafos saben cuántas copias se venden de sus imágenes, pero no quién las compra ni para qué finalidad
“Puedes tardar meses o años en ingresar un dinero por la sesión que has hecho. Es mucho trabajo: haces las fotos, las editas, las subes con metadatos... y tarda mucho en llegar el dinero”. Y, como en cualquier otro negocio, otro inconveniente es la incertidumbre, el no saber si va a funcionar o no. “Trabajar es la receta del éxito. Si una cosa no te ha funcionado, lo hará otra. No hay que quedarse de brazos cruzados”, recomienda.
Pero, ¿son los casos de Víctor Torres y Javier Sáchez una excepción? Ellos creen que, en el fondo no. “Hay bastantes fotógrafos que vivimos de esto. En España no somos mucho, pero sí somos varios”, asegura el primero de ellos, quien asegura que solo hace encargos cuando no lo puede evitar. “Mi política es regalarles la foto a cambio de que me dejen subirlas en banco de imágenes”.
Torres detalla que esta opción se practica mucho y que funciona muy bien. Pone como ejemplo el de una clínica dental. “Quizá no tiene los recursos para pagar esa sesión de fotos que quiere. Con esta técnica, consiguen 300-500 fotos gratis a cambio de que yo las pueda vender en banco de imágenes”. El único escollo es que los empleados firmen cesión de derechos de imagen. “A nosotros como fotógrafos nos viene bien porque las podemos explotar toda la vida y le sacamos más dinero que lo puedes cobrarles al cliente”, detalla.
Cuando tu imagen circula sin control
Los bancos de imágenes detallan a los fotógrafos cuántas veces se ha vendido cada una de sus fotos, pero casi nunca saben cuál es el cliente final que las ha adquirido y con qué finalidad. Todos los fotógrafos han visto, además, cómo algunas de sus imágenes han circulado por Internet sin que se haya pagado siempre por su utilización.
Hay fotógrafos que solo hacen trabajos para bancos de imágenes, premium o estándar
“No te sienta muy bien cuando tu imagen circula sin atribución”, confiesa Torres, quien disculpa este tipo de actitudes en que, muchas veces, se hacen según su opinión por desconocimiento de los clientes y de los derechos de autor. “Se piensan que porque la encuentran en Google la pueden utilizar para todo. Si es gratis, mejor que gastarte 50 céntimos. La gente no lo entiende. Siempre hay pelea en ese tema. La piratería existe pero convives con ello”, detalla.
Sánchez asegura que uno de los grandes periódicos de tirada nacional empleó una foto suya sin atribución. Finalmente, la retiraron. “Que no la pidan me molesta”, explica. “Una estudiante me escribió para poder utilizar una imagen mía en su tesis. Claro que hay casos en los que se puede ceder, pero que al menos te la pidan”, reclama.
Tu foto más exitosa
Por último, hemos querido preguntarles cuál es la foto que más éxito ha tenido de todas cuantas han subido a los bancos de imágenes.
Aunque difícil quedarse con una, Sánchez alude a una foto de su hija recién nacida. “Le hice una foto durmiendo pero riendo. Esa foto la subí a redes sociales. Alguien decidió robarla y la empecé a ver en todas las partes y la usaban para memes, muchos de ellos divertidos. Pero una vez viralizada ya no puedes hacer nada”, explica. Con el tiempo decidió incluirla en los banco de imágenes y “es la de más éxito. El que me la robaran fue la que me dio pie a meterla en banco imágenes”. Y todos los días se descarga entre 10 y 20 veces. “Cabronazi la usa mucho”, se ríe.
Para Torres, la foto que más ha vendido es un skyline de Nueva York. “Hay miles como esa y muy buenas, con cielos espectaculares. Mi foto original era muy mala y estuve a punto de no subirla. Pero la retoqué en Photoshop y quedó bonita y ha funcionado muy bien. La vendo prácticamente todos los días y me ha pagado el viaje de aquel año”, asegura.
Fotos: Víctor Torres. Javier Sánchez. Maksym Azovtsev, scyther5, Spaceliner
Los universitarios que han creado un coche de carreras eléctrico desde cero
¿Participarías en el desarrollo y la construcción, desde cero, de un coche de carreras eléctrico sabiendo que no vas a recibir ni un solo euro de compensación?
Un grupo de estudiantes de la Universidad Pontificia de Comillas lo ha hecho, sacando horas los fines de semana durante el pasado curso escolar y haciendo la puesta a punto del monoplaza durante el mes de agosto. ¿La recompensa? “El puro aprendizaje, tanto a nivel técnico como humano”, asegura Juan Díaz Arteaga, Presidente ICAI SpeedClub, la asociación de este grupo de futuros ingenieros. "Y el ver cómo se hace realidad un proyecto que has dibujado en un papel. Es como ver un hijo".
Quizá por eso, este estudiante asegura que, para él, lo más complicado es motivar a otros colegas de la Universidad para que se sumen y participen en el proyecto. Todos los estudiantes que forman parte de este proyecto se distribuyen las tareas que conlleva una entidad de estas características. “A mí me toca la parte de gestión y lo que me ha resultado más complicado es motivar a la gente sin que se vean penalizados en sus estudios”, explica Díaz Artega.

Primero el estudio, luego el coche
Este grupo de estudiantes ha trabajado en este proyecto casi por amor al arte. Es decir, no reciben compensación económica alguna y han tenido que trabajar en este monoplaza sin que interfiriera en sus estudios. De hecho, ésa es una de las primeras normas que se autoimponen todos. “Este proyecto no nos tiene que distraer de los estudios, porque estos tienen que ser lo primero”, insiste el presidente del club. “Tenemos que aprobar las asignaturas. De hecho, ha habido mucha gente que se ha metido en el club y lo tenido que dejar porque no llegaban. Personalmente, prefiero que me lo digan y distribuir las tareas a pensar que luego eso les puede penalizar en sus estudios”, señala Díaz Arteaga.
Primero fabricaron una moto de combustión. Este año apuestan por motores eléctricos en moto y monoplaza
Así pues, por las mañanas acuden a la universidad mientras que las tardes se dedican al estudio. “Por por la tarde noche o los fines de semana es cuando nos dedicamos a esto”, aunque en épocas en las que hay más carga de trabajo “nos dedicamos casi exclusivamente a esto”.
El objetivo es complementar con una experiencia práctica la formación teórica recibida, siendo una primera toma de contacto en proyectos reales de ingeniería para estudiantes de la Universidad. Evidentemente, muchos de estos estudiantes ya mostraban una pasión por el mundo del motor, pero el llevar a la práctica parte de los conceptos adquiridos en las clases también actúa como punto de apoyo.
Juan Díaz Arteaga nos asegura que en Comillas hay muchas prácticas, pero que hay una diferencia notable entre esta oferta de la Universidad y lo que están haciendo ellos: mientras que en la mayoría de las prácticas universitarias “te limitas a seguir un guión, no tienes que pensar tú ni partir de cero”, en estos trabajos todo ha sido ideado por los estudiantes. “Ver que una cosa que has diseñado tú pasa del papel a la realidad es como tener un hijo”, asegura Díaz Arteaga.
El sueño de participar en Formula Student
El objetivo de estas horas de dedicación era participar en la Formula Student, una competición en la que diferentes estudiantes de ingeniería de todo el mundo compiten en el diseño, desarrollo, construcción y conducción de monoplazas.

En esta competición de estudiantes de ingeniería, los equipos son evaluados no solo por la carrera y la posición en la que acaben, sino también por su respuesta a las pruebas estáticas o dinámicas. Además, también se tiene en cuenta el desarrollo del modelo de negocio de los equipos.
Es decir, que los grupos de estudiantes tienen que presentar un plan de negocio como si fueran a fabricar de verdad mil coches como el presentado en la competición, detallando el análisis de los costes de cada proceso.
Estos estudiantes solo cuentan con un profesor como tutor para resolver dudas
De hecho, estas partes suponen la mitad de la puntuación de la competición. Así, se evalúan los trabajos de diseño, de plan de negocio, de producción en serie… Los equipos deben presentar un proyecto como si quisieran montar una empresa de verdad para fabricar el coche.
En Formula Student se presentan tanto coches de combustión como eléctricos. Este grupo de estudiantes apostaron por un modelo eléctrico, dado que ya tenían algo de experiencia en carreras similares pero de motos.

Estas competiciones son a nivel mundial y participan universidades de varios países. Hay competición de motos (cada dos) y de coches (se celebra todos los años). Y para que nos podamos hacer una idea del nivel de la competición, Díaz Artega nos cuenta que los equipos más punteros tenían hasta gente que les preparaba la comida (un “kitchen group”).
La idea de dos amigos que acabó en monoplaza
Cabe explicar que el ICAI SpeedClub es una asociación que surgió de la idea de dos amigos estudiantes de ingeniería de la Universidad Pontificia de Comillas, quienes querían ir un paso más allá de la oferta de su centro para realizar proyectos de ingeniería.
Los estudiantes son evaluados por todo el proyecto realizado: desde el diseño a las respuestas técnicas, el plan de negocio y los resultados de carrera
Aquella conversación acabó convenciendo a otros 20 o 30 estudiantes en 2015 y juntos crearon esta asociación. “Había muchos proyectos investigación dentro de la Universidad, pero nada práctico en la que los alumnos podamos cacharrear y complementar la información que se da en la universidad”, explica Díaz Arteaga. Así fue como estos dos ya ex alumnos tuvieron la idea de crear esta asociación, en la que el actual presidente empezó como un alumno más.
El primer proyecto en el que trabajaron fue una moto de gasolina en 2016. Este vehículo participó en competiciones similares. Esta experiencia les motivó a dar el paso para idear y fabricar un coche y una nueva versión de la motocicleta, esta vez también eléctrica. “Es una manera de fomentar la movilidad eléctrica y la innovación”, asegura Juan Díaz Arteaga, quien adelanta que esta asociación estudiantil está inmersa el desarrollo de proyectos de innovación relacionados con la industria 4.0.
En la decisión de intentar también fabricar un coche eléctrico influyó el hecho de que, tras esa experiencia con la moto de combustión, muchos otros estudiantes se animaron "de golpe" a formar parte de la asociación. "Empezábamos a ser un grupo importante de gente creíamos que se podían sacar algunos proyectos adicionales", explica Arteaga. Además, "una de las quejas que hubo en la primera versión de la moto (de combustión) es que había gente de las ramas eléctricas que quería meterse en el proyecto y fomentar la movilidad eléctrica que no podía".
Futuros ingenieros y un único tutor
Esta asociación ICAI SpeedClub está gestionada únicamente por estudiantes (desde segundo de carrera hasta el máster). En estos momentos están involucradas cerca de 76 personas, la mayoría de ellos ingenieros industriales, aunque también hay algunos telecos. Dentro de la rama industriales, hay diferentes especialidades: electrónicos, eléctricos y mecánicos. Además, también cuentan con la participación de los estudiantes de la otra facultad de la universidad Pontificia de Comillas (ICADE), para ayudarles en la contabilidad, gestión, tesorería y aspectos legales del proyecto.

Estos estudiantes cuentan únicamente con la ayuda y supervisión de un tutor, al que le van contando cómo va el proyecto y, en caso de problemas, poder tener su consejo. No obstante, Díaz Arteaga subraya que la Asociación “la hemos formado nosotros. La Junta Directiva y los productos los llevamos nosotros. Lleva mucho curro de fondo porque hay que complementarlo con el estudio”.
Cuando un fallo de última hora te impide participar en la carrera
La competición de Formula Student se celebró a finales de agosto en Montmeló (Barcelona). Para preparar la competición, estos estudiantes estuvieron todo el mes de agosto ultimando la puesta a punto de el coche. Pero, como en las mejores películas, un fallo de última hora se interpuso en el camino.
Según nos explican estos estudiantes, una semana antes de la competición, al probar la transmisión eléctrica se produjo un problema con el inversor y se quemó la resistencia. "Se trata de una pieza cara que tarda un mes en llegar", por lo que resultaba imposible poder realizar la carrera. Como se puede ver en la foto, el equipo compitió, pero el coche tuvo que ser empujado por los estudiantes porque este fallo le impedía funcionar.

Pero, como hemos visto antes, la carrera no lo es todo. Así, aunque este fallo impidió que el coche de estos estudiantes pudiera correr en Montmeló, este grupo de futuros ingenieros sí fueron evaluados por el diseño del monoplaza y el plan de negocio realizado. De hecho, en Formula Student es normal que muchos de los equipos no puedan correr por el circuito. De los 36 equipos que se presentaban este año, solo 16 pudieron hacer las pruebas dinámicas en el circuito. Juan Díaz Arteaga, Presidente ICAI SpeedClub, se siente orgulloso: "Solo 3 equipos que participábamos éramos novatos. Y nosotros quedamos los primeros".
Aunque con la triste sensación de que su criatura no haya podido correr, los estudiantes tienen un buen recuerdo de esta experiencia. Además, según nos cuenta José Antonio Fernández, Team Leader del proyecto, en la evaluación de estas pruebas estáticas han recibido muchos y buenos comentarios. Incluso les han asesorado sobre los posibles fallos y aciertos en el diseño de su monoplaza. Tanto que, aunque en un primer momento los estudiantes pensaban competir con este mismo coche el año que viene, este curso 2018-2019 apostarán por un nuevo diseño. "En la competición nos recomendaron hacer un coche más pequeño, así que vamos a empezar otra vez de nuevo", relata Fernández.
Y aunque en principio los 15 estudiantes más implicados en el proyecto del coche eléctrico pensaban abandonar esta iniciativa y dejar paso a nuevos estudiantes, lo cierto es que, salvo uno que se marcha a estudiar fuera, el resto piensa seguir adelante y participar, de nuevo, en la carrera de 2019 con el objetivo de, esta vez sí, hacer que el monoplaza recorra el asfalto de Montemló.
¿Y el dinero para fabricar esto?
Además de diseñar todos los planos y componentes de este coche y moto eléctrica, los estudiantes son los encargados de tener que fabricar el monoplaza.

Para hacerlo, están apostando tecnologías como la fabricación en impresoras 3D. De hecho, hay unas piezas dentro de la moto que, para probarlas, se imprimieron en 3D para comprobar que encajaban. Así, a la hora de mandarlas a fabricar se tiene la seguridad de que las partes están correctas. “Fabricar no es barato, así que todo aquello que se puede imprimir intentamos hacerlo”, explica Díaz Arteaga. Es más, habrá piezas funcionales que también estarán realizadas en impresión 3D.
La pregunta parece obvia. ¿De dónde sacan el dinero para fabricar este coche y esta moto? “El otro gran reto es buscar la financiación para poder armar y contar con los materiales”, reconoce el presidente del club.
En este caso, cuentan con la colaboración de Iberdrola, que cuenta con un programa para fomentar estos proyectos de ingeniería. En total, la eléctrica destina 70 millones de euros a estas iniciativas, aunque ni Iberdrola ni ICAI SpeedClub nos han querido aclarar el montante real que se está destinando al proyecto del club.
Lo que sí nos aclara Juan Díaz Arteaga es que tuvieron que presentar su idea a Iberdrola para buscar esa financiación. “El presidente apostó por ella porque le gustó mucho. A raíz de eso nos han financiado económicamente y, además de esta ayuda económica, tenemos mucha colaboración directa de soporte y ayuda en temas técnicos o de cualquier tipo”, asegura este estudiante.
¿Cómo se tomó la compañía el fallo de última hora que les impidió correr? ¿Pone eso en peligro el patrocinio para el próximo año? "El departamento de innovación de la compañía sabía que era un proyecto de riesgo. Y estuvimos todo el verano en su campus tecnológico trabajando en el monoplaza, así que nos apoyaron en todo momento", sentencia Díaz Arteaga.
Qué recomiendan estudiar los expertos en inteligencia artificial para trabajar y vivir de ello
Según Indeed, un portal de empleo tecnológico de Estados Unidos, entre junio de 2015 y junio de 2018 prácticamente se han duplicado las ofertas de empleo relacionadas con la Inteligencia Artificial (IA). Ingeniero de aprendizaje automático, científico de datos o ingenieros de visión computacional son los puestos que, según este análisis, mejor encajan en las ofertas de trabajo de IA. Y las previsiones son que haya más oferta de empleo que profesionales que puedan cubrir esas vacantes
A primera vista, las carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas por su nombre en inglés) las más indicadas para poder trabajar en IA. Pero quienes trabajan ahora mismo en Inteligencia Artificial aseguran que los perfiles y los equipos multidisciplinares son cada vez más necesarios.
Así pues, ¿qué hay que estudiar para trabajar en Inteligencia Artificial? ¿Cómo me puedo formar? ¿Qué tengo que hacer si quiero desarrollar mi carrera en este campo?
Primer punto: decide en qué ámbito de la IA quieres trabajar
Decir Inteligencia Artificial es como decir tecnología: es un campo tan amplio y tan variado que lo que es básico para algunas de sus ramas no tiene porqué ser ni necesario para otras.
Por eso, varios de los expertos con los que hemos hablado aseguran, como primer punto, que quien quiera trabajar en IA debe plantearse primero en qué rama quiere hacerlo.
José Javier Gutiérrez Pulgar trabaja para el Grupo Santander, responsabilizándose de la estrategia de Asistentes Virtuales y de la aplicación de la inteligencia artificial en el contact center. “El campo de la IA es muy amplio y no puedes conocerlo todo. Hay que saber en qué te quieres especializar” (desarrollador, algoritmo, diseñar funciones de negocio…), asegura. Por eso, recomienda comenzar con un análisis de las habilidades e intereses de cada uno.

Una opinión compartida por Richard Benjamins, Data & AI Ambassador en Telefonica. "Se debe ver si nos interesan los datos. En internet podemos encontrar muchos sobre cosas interesantes. Con estos datos, le diría a esta persona que juegue con ellos, que intente visualizarlos y que después también investigue algoritmos para descubrir patrones, manejar herramientas, saber programar....".
Una base STEM es recomendable e ¿imprescindible?
Todos los expertos con los que hemos hablado coinciden en que para trabajar en IA es importante contar con una base fuerte de matemáticas o ingeniería. “Con carácter general creo que hay que tener un fundamento matemático medio-alto, conocimientos de programación, capacidad de modelizar y ser muy creativo”, resume José Antonio Torres, físico especialista en Computación e Inteligencia Artificial y Cofundador y Chief Scientist Officer en Altoro Analytics.
Ese grado de conocimiento de la parte más física o matemática va a depender, de nuevo, del trabajo que se quiera desarrollar en inteligencia artificial. “Cualquiera que tenga un conocimiento de programación puede desarrollar aplicaciones de IA sin bajar al detalle, porque los gigantes digitales como Microsoft, Amazon, IBM o Google nos permite consumir inteligencia artificial a través de sus servicios de sin meternos en un conocimiento exhaustivo y de primer nivel”, explica David Pereira, Responsable de Inteligencia Artificial en Everis.
La IA demandará, cada vez más, perfiles multidisciplinares para su desarrollo. Lingüistas computacionales, juristas, filósofos o músicos son algunas de las áreas humanistas buscadas
Una visión con la que coincide Richard Benjamins. “Las FAANG (Facebook, Amazon, Applen, Netflix, Google) tienen tantos datos y buenos ingenieros que ofrecen la IA como un servicio. Eso quiere decir que podrás utilizar sus API para analizar textos y construir un servicio para vender a otras profesiones”. Aunque estas empresas tienen “muchos datos y muy buenos ingenieros” y pueden ofrecer estos servicios “a un precio barato”, Benjamins advierte que a la hora de utilizar estos recursos de terceros “hay que confiar en que el código es bueno y transparente”.
Digamos, en este punto, que podemos distinguir dos tipos de trabajos relacionados con la IA: los más técnicos (como el desarrollo de los algoritmos) y los de negocio (o la aplicación a cada industria o área).
Para la parte más técnica se debe contar con una base mínima de matemáticas y estadísticas, según estos profesionales consultados. Esta formación es fundamental para poder entender cómo funciona la inteligencia artificial. “Son operaciones matemáticas que se estudian en la Universidad y que puede que en ese momento no sepas para qué se utilizan hasta que te metes en ese tipo de cosas y ves su aplicación práctica”, detalla el responsable de Everis, ingeniero en telecomunicaciones de formación.
Porque, aunque puede que “no sea un requisito imprescindible”, en opinión del Coordinador del Grado de Ingeniería del Software de U-tad, Paco Marzal, “evidentemente las empresas están buscando preferentemente gente formada en estas disciplinas. Un matemático, un físico o un ingeniero tienen la cabeza amueblada para poder trabajar con estructuras complejas como por ejemplo las redes neuronales” aunque estos perfiles "deben trabajar codo con codo con perfiles que dominen el área donde se aplica la IA”, ya sean médicos, ingenieros o psicólogos.
Universidad, ¿sí o no?
Pero, ¿es necesario u obligatorio tener una formación universitaria para trabajar en IA? Todos los expertos consultados por Xataka coinciden: no es condición sine qua non, pero sí altamente recomendable.
“Entiendo que no necesariamente, pero es muy posible que un universitario llegue más lejos o tenga mejores ofertas simplemente por haber demostrado que no se rinde a la primera, además de haber demostrado que tiene conocimientos sólidos de una materia”, argumenta el coordinador de U-tad.
Diana de la Iglesia Jiménez es doctora en Inteligencia Artificial y trabaja como Computer Scientist en el CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas) aplicando la IA a la investigación contra el cáncer. En su grupo, hay otros perfiles del área biomédica que también tienen conocimientos de programación, pero considera que “es importante que la gente que desarrolla IA, que detecta nuevos algoritmos y detecta los fallos de los existentes, tenga esa base matemática que te da una ingeniería”.
“Hasta cierto punto se puede aprender por libre. Internet es un repositorio de información increíble y puedes aprender lo que quieras si le dedicas tiempo”, reconoce Diana de la Iglesia. “Pero hay un límite para entender cómo funcionan todos esos algoritmos. Una cosa es aplicarlos y otra entenderlos de forma detallada”, añade.

Pero lo cierto es que en Internet hay muchos recursos formativos y cada vez las escuelas de negocio y universidades ofrecen una formación más ad hoc para este mundo de la IA. Podemos encontrar ejemplos de ello en U-tad, Unir, Universidad Politécnica de Madrid, ESADE o el IE. Richard Benjamins cree que si tu base es universitaria partes con ventaja, pero considera que teniendo una base matemática importante podemos aprovecharnos de los “muchos cursos y muy buenos que hay de data mining o de los cada vez más numerosos másters”, que permiten complementar esta formación.
Así que, tal y como asegura José Antonio Torres, “a mi hijo le diría que estudiara en la universidad aunque supiera hacer robots super-inteligentes con 15 años”. ¿Por qué? “Es imprescindible para esta disciplina que los que se dediquen a ella (o al menos una parte) tengan “fundamentos científicos sólidos, y la Universidad hasta ahora, era una buena vía para esto”.
Si ya tengo esa base, ¿cómo me especializado en IA?
Si ya contamos con esa base STEM y queremos trabajar en IA, David Pereira recomienda los cursos disponibles en Fast.ai para poder especializarnos en Inteligencia Artificial. En esta web muchos de los recursos “son gratuitos y de mucha calidad”, según su valoración.

Para profundizar en técnicas de análisis y visualización de datos, recomienda el libro que él mismo leyó (“Python for data analysis”, de Wes Mckinney) así como el curso online de Stanford “Convolutional neural networks for visual recognition”, creado por el responsable de IA de Tesla y que cuenta con un claustro de profesores como la gerente de IA en Google Cloud. Es gratuito tanto en Stanford como en Youtube. “Es un curso más avanzado porque requiere base matemática más sólida, casi de ingeniería, matemática o física”, advierte.
Qué lenguajes dominar
Aunque, como recuerda José Antonio Torres, Claude Shannon "no tiró una línea de código y fue uno de los fundadores de la IA", saber programar sí parece indispensable para trabajar en IA.
De nuevo, en función del área de negocio al que nos vayamos a dedicar deberemos dominar un lenguaje de programación u otro, dado que no hay uno específico para la IA.
No es imprescindible, pero casi. Tener una formación universitaria en ramas STEM facilita la formación y búsqueda de empleo en IA
Python es uno de los que más en boga está, sobre todo en ciencia de datos. Orientado al análisis de datos en masa y tiene una comunidad de desarrollo open detrás que está constantemente trabajando en él y mejorándolo. “Siempre es mejor tener conocimiento en varios lenguajes y con diferentes enfoques porque eso te ayuda a programar mejor”, explica Diana de la Iglesia. Una visión con la que coincide el cofundador y Chief Scientist Officer en Altoro Analytics. “Hoy en día hay que saber programar, y mejor en varios lenguajes. Lo que conteste ahora será distinto de lo que te contestaré dentro de una año, porque esto evoluciona muy rápido, y hay una gran batalla por nuevos estándares, pero 3 de los más populares son Java, Python o Scala”.
José Javier Gutiérrez Pulgar explica que en el Banco Santander se impone Java como política de la casa, pero alude también a Python y a Spring boot. Como apuesta de futuro, eso sí, menciona Akka. “Se pide mucho pero apenas hay profesionales, así que si te formas en esto vas a tener mucho futuro y salidas, especialmente en gran empresa”.

La versión más humanista de la IA
Como decíamos antes, más allá de los profesionales más técnicos del IA, hay otros perfiles que también se demandan en este campo: humanistas, juristas, lingüistas...
Richard Benjamins, Data & AI Ambassador en Telefonica, estudiaba psicología en Holanda. Dentro de este plan de estudios se incluía una rama de ciencia cognitiva: cómo razonan las personas y cómo programarlo en un ordenador. “Eran los años 90 y no tiene nada que ver a cómo se hace ahora”, nos reconoce este experto, quien continuó estudiando estas materias relacionadas con el lenguaje natural y lingüismo computacional.
Para Benjamins es imprescindible tener equipos multidisciplinares para el desarrollo de la IA y no solo por las cuestiones más legales (aquí alude al típico problema de un coche autónomo que choca con otro). “Habrá muchos perfiles que no sabemos ni qué van a existir y que serán necesarios para el desarrollo de la IA. Si quieres generar una IA sostenible no puedes meter solo ingenieros en el equipo”. Perfiles sociales, de diseño o jurídicos serán básicos para que las app no discriminen por sexos, raza o religión. “Si solo tienes técnicos los problemas salen al final, pero si tienes un equipo multidisciplinar los prevés antes de que salga una app a producción”.
Más allá de la formación reglada, hay muchos cursos disponibles en Internet (algunos gratuitos) que permiten formarse en IA
David Pereira, sin embargo, considera que el problema en estos momentos es que hay un gap muy grande en el espectro de perfiles humanistas en inteligencia artificial. “Tenemos que hacer un esfuerzo muy grande para lanzar formación específica para este tipo de perfiles. No sabemos cuáles son los marcos legales o las cuestiones éticas de desarrollo de la inteligencia y aplicación del GDPR, por ejemplo”.
Como concluye Diana de la Iglesia, “si queremos imitar una inteligencia humana necesitamos entender al ser humano, entender sus razonamientos, la forma de ejecutar el lenguajes y hacer comunicable el pensamiento. No pueden ir desligados la IA y las humanidades o la generación del arte. La IA debe abarcar todas las áreas si quiere ser completa”.
Así que, sí, los profesionales de la IA deben estudiar ética, como todas las demás profesiones. “¿Por qué la IA debe ser distinta? ¿Acaso se cuestiona la ética en los médicos o de los profesores? En los días que vivimos, la ética debe ser parte de la formación de cualquier profesional”, argumenta Paco Marzal.
La formación ética del técnico de IA
Hablando de esta vertiente más humanista y de la polémica que rodea siempre a la Inteligencia Artificial, hemos querido preguntar a estos expertos si los profesionales (especialmente los más técnicos, de desarrollo de algoritmos y código) deben reforzar su formación ético-humanista o si con estos equipos multidisciplinares es suficiente.

“El problema de la IA es que autoaprende cuando sale de su entorno. No es tanto lo que se hace internamente como lo que puede aprender fuera”, explica el responsable de IA para contact center del Banco Santander, quien considera que tiene que haber personas que identifiquen estos problemas “para que las máquinas desprendan”.
Para José Antonio Torres, la mayor parte de la polémica es “una polémica “fake”, una polémica basura” porque, en su opinión, los profesionales de la IA deben tener los mismos valores éticos y morales que cualquier otro científico que trabaje con innovación punta, como un ingeniero de centrales nucleares, un ingeniero genético, alguien que diseña y experimenta con fármacos, etc.
Así pues, y como declara David Pereira, cualquier perfil trabaje en inteligencia artificial debe tener una mínima base ética. “Precisamente porque la tecnología va más rápida que la regulación es importante que los que trabajamos en este ámbito tengamos una formación ética. Esto va de personas haciendo cosas para el benificio de otras personas”.
He estado una semana siguiendo los consejos de los que señalan el móvil y sus notificaciones como el tabaco del siglo XXI
¿Podría vivir sin redes sociales? ¿Sin notificaciones en el móvil? ¿Con la pantalla en blanco y negro? ¿Qué sensaciones tendría al hacerlo? ¿Sería más feliz? ¿Estaría más estresada pensando que me estoy perdiendo algo importante?
Dice el Center for Human Technology que la tecnología está desarrollada para que seamos adictos a ella. Bajo esta premisa, este organismo considera que lo mejor que podemos hacer es tomar conciencia de este peligro y actuar para evitarlo, siguiendo una serie de consejos. Y yo los he seguido durante una semana y éstas son mis sensaciones.
La economía de la atención
Tecnólogos como Sanndy Parakilas (ex directivo de Facebook y Uber) o pensadores como Yuval Noah Harari consideran que la tecnología está desarrollada para llamar nuestra atención. Que todas las aplicaciones pelean por retenernos. Es lo que denominan "economía de la atención".
Esta corriente de opinión sostiene que, en un momento en el que hay tantos estímulos, las empresas tecnológicas se disputan la atención de los usuarios: cuanto más rato pases en sus plataformas, mejor te conocen, más pueden “engatusarte” y más dinero harán estas compañías.
Según esta visión de las cosas, cada notificación que recibimos en nuestros terminales no solo nos distrae de lo que podamos estar haciendo en ese momento, sino que nos engaña, haciéndonos creer que es algo importante cuando, en realidad, no lo es. Por eso, defienden que se puede vivir sin móvil y sin redes sociales.

Recomendaciones para un mejor uso
El Center for Human Technology cree que todos podemos hacer un mejor uso de la tecnología que tenemos a nuestro alcance. Estas son algunas de las recomendaciones que nos hace para conseguirlo (y que yo he seguido durante una semana):
Desactivar todas las notificaciones, excepto las que vienen de personas. (En mi caso, silencié todas las notificaciones excepto los mensajes personales de WhatsApp. Aquellos grupos en los que estoy también fueron silenciados durante una semana).
Poner el teléfono en escala de grises. (Fue lo primero que hice al cambiar la configuración del teléfono. Lo que resulta más llamativo y chocante).
Intenta mantener tu pantalla de inicio solo en herramientas. (Eliminé muchas aplicaciones. Otras fueron trasladadas a la pantalla secundaria. Pero otras, pese a no ser “herramientas” -como la galería de fotos- se quedaron en la pantalla de inicio).
Iniciar otras aplicaciones escribiendo. (Para pensarlo dos veces antes de abrirlas y evitar ejecutarlas impulsivamente porque sí).
Cargar el dispositivo fuera de la habitación. (Salvo en contadas ocasiones, nunca recargo el teléfono en mi habitación. Se queda “durmiendo” en la cocina, así que es la opción más "natural" para mí).
Eliminar las redes sociales del teléfono. (Después de ponerlo en blanco y negro, lo siguiente que hice fue eliminar estas app).
Envía notas de audio o llamar en lugar de enviar mensajes de texto. (En mi caso, he llamado, pero no he enviado notas de audio. Soy de las que prefiere llamar a tener que enviar estos mensajes de voz).
Atajo de mensajes de texto: use reacciones rápidas. (Esta semana solo he utilizado WhatsApp como aplicación de mensajería, así que no he tenido esa opción, aunque suelo utilizar estas reacciones).
Descarga aplicaciones y extensiones que te ayudan a vivir sin distracciones. (En mi caso no he seguido esta recomendación porque una vez borradas las app de redes sociales y silenciar todas las notificaciones, el smartphone se había convertido, casi, en "solo" un teléfono).
En opinión del psicólogo Francisco Tabernero, estas recomendaciones son parecidas a las que se ponen en las consultas de los psicólogos "porque pueden ayudar a reducir ese uso abusivo en personas que lo tengan".
¿Estamos abusando de la tecnología?
Estas recomendaciones para que no utilicemos tanto la tecnología coinciden en el tiempo con la estrategia que muchas de las grandes compañías como Google o Facebook están llevando a cabo, desarrollando diferentes métodos para promover el bienestar tecnológico.

No es la primera vez que surgen voces que alertan sobre los posibles efectos que puede tener un abuso del uso tecnológico. De hecho, hay varios métodos que prometen "desengancharnos de la tecnología", especialmente del móvil. Parecido a cuando un fumador quiere dejar de serlo.
De todas las cosas que recomienda el Center for Human Technology, quizá lo más chocante es llevar el teléfono en blanco y negro
Tabernero, no obstante, recuerda que no hay un criterio científico para discriminar a ciencia cierta cuándo se produce ese abuso. "En la práctica diaria los psicólogos valoramos la cantidad de tiempo dedicado". Más de 5 horas de uso al día es a partir de cuando puede considerarse excesivo en videojuegos y redes sociales. Pero depende también en cómo interfiere en la vida de la persona. "Si te está haciendo padecer sufrimiento emocional, agobio o sentirte mal. O si interfiere en tu vida laboral o familiar, es cuando ese uso afecta de forma negativa", explica este psicólogo.
Por eso, en su opinión el móvil, como aparato en sí, nunca va a producir adicción "sino el modo en que las empresas han utilizado estas técnicas de neuromarketing para que uses sus aplicaciones el mayor tiempo posible". Para no entrar en modo "no quiero perderme nada", Tabernero recomienda activar solo aquellas notificaciones realmente de interés e información personal.
Otra medida es auto imponerse limites, planificar cuándo se va a prestar atención al teléfono. "Es muy importante por las noches controlar su uso. No es solo la luz que emite, sino que no debemos meternos en la cama con el móvil porque nos dormimos sobre excitados", asegura.
Mi móvil no es un juguete
He de decir que el teléfono es, para mí, una herramienta de trabajo: tengo el calendario, varios buzones de correo electrónico, app de ofimática, de tratamiento de fotos y de utilidades varias para el transporte (como aparcamiento, mapas o car sharing). También tengo perfil en redes sociales, aunque como usuario respondo más al papel de voyeur que de uno muy activo (pese a que Twitter y Linkedin son, para mí, también herramientas de trabajo).
Pero, ¿hasta qué punto utilizo el móvil por motivos laborales? ¿Lo consulto más de lo que debiera? ¿Podría estar abusando de una herramienta útil hasta el punto de convertirlo en algo pernicioso? ¿Es de verdad la tecnología el nuevo tabaco como se dice?
He sido fumadora, así que, en cierto modo, reconozco esa sensación de dependencia y de ausencia cuando no se tiene algo que te engancha.
Evidentemente, no soy la primera persona (ni la única) que lleva a cabo un proceso de “desintoxicación tecnológica”. Pero durante una semana he estado siguiendo las recomendaciones del Center for Human Technology.
Primer paso: ser consciente de la decisión que se va a tomar
Hagamos un paralelismo con dejar de fumar. Aunque hay personas que lo deciden de un día para otro (¡y lo consiguen!), generalmente suele ser un proceso más largo. Normalmente los fumadores que quieren dejar de serlo primero se plantean tomar esta decisión y la van madurando durante bastante tiempo hasta que se fijan un día como meta.
En cierto sentido, yo hice lo mismo para esta experiencia. Llevaba tiempo pensando en apagar las notificaciones del móvil para ver qué pasaba y cómo me sentía. Y cuando me decidí, miré el calendario para valorar en qué fecha podía venirme bien. Opté por empezar un fin de semana, porque la cantidad de notificaciones siempre baja mucho y sería más fácil empezar a acostumbrarme (del mismo modo que algunos fumadores eligen fechas con poca actividad social para iniciar su reto).
“Se perderán todos los datos. ¿Está seguro?”
Así que el viernes por la noche, antes de ir a dormir, cambié la configuración del teléfono: lo puse en blanco y negro, eliminé las notificaciones de (casi) todas las aplicaciones y me dispuse a eliminar las aplicaciones de redes sociales.

Aquí reconozco que dudé. “Si elimina esta aplicación se perderán todos sus datos. ¿Está seguro de querer eliminarla?”. El mensaje te hace pensártelo dos veces.
….
Respiré profundamente y, sí, acepté. Eliminé Facebook, Instagram, Twitter y Snapchat de mi teléfono móvil. Ya no había marcha atrás. Y de la misma forma que había dudado, me alegré de saber que sí podía eliminar estas aplicaciones de mi teléfono (si lo contara por WhatsApp lo resumiría con el emoticono del bíceps �).
El Center for Humane Technology permite no borrar estas apps, aunque te aconseja que las “escondas” para que tengas que buscarlas. De la misma manera, a la hora de no activar las notificaciones, el CHT considera que sí se pueden tener activas las de aquellas apps más personales, las que permiten una comunicación entre humanos. Pero decidí silenciarlas todas salvo las conversaciones personales en WhatsApp.
Algunas notificaciones pueden ser una pérdida de tiempo, pero otras son verdaderamente útiles
Aunque ya tenía algún grupo de WhatsApp silenciado (¡ay! esos grupos que los carga el diablo y que a todos nos gustaría abandonar pero no lo hacemos por alguna misteriosa razón), recorrí toda la aplicación para silenciar, durante una semana, todos ellos.
Este proceso me sirvió para darme cuenta de la cantidad de agrupaciones por las más diversas y remotas razones en las que estoy incluida. Así que lo confieso: aproveché para hacer un poco de limpieza y abandonar y borrar aquellos que hacía tiempo que no tenían sentido.
A la mañana siguiente…
Dicen que lo primero que hacen muchas personas nada más despertarse por la mañana es mirar su teléfono móvil. En mi caso no es así. Supongo que ayuda el no utilizarlo como despertador. Pero también influye que hasta que no he desayunado y tomado un café no soy persona, como se suele decir.
Así que el sábado por la mañana tardé en mirar si tenía alguna notificación, pero no más que cualquier otro día. Cuando miré la pantalla, me soprendió: no había nada. Ni un mensaje de WhatsApp. Ni un correo electrónico. Nada. “Ah, claro, que has silenciado las apps”.
He de confesar que durante todo el día (sobre todo por la mañana) alguna vez acudía a mirar la pantalla del móvil en busca de alguna alerta. Pero salvo un par de mensajes personales por WhatsApp, el teléfono ni vibró ni emitió ningún sonido en todo el día.

Estos mensajes de WhatsApp me sirvieron para darme cuenta de dos cosas: había eliminado la previsualización de los mensajes en las notificaciones, así que eso me obligaba a desbloquear el teléfono, ir a la app y leerlos en lugar de visualizarlos en pantalla (algo que ahorra mucho tiempo a lo largo del día). Lo siguiente en percatarme es que, en cuanto accedes a la app, ves la cantidad de mensajes pendientes por leer en tus grupos y, evidentemente, los chequeas.
Así que, como se suele decir, hecha la ley, hecha la trampa: quizá tardase algo más, pero al final me acabaría enterando de todos los mensajes que recibía, fueran personales o grupales. No obstante, es cierto que a lo largo de esta semana ha habido días que se han juntado decenas de mensajes sin leer… y aunque he revisado estos grupos, la lectura ha sido más en diagonal que concienzuda: esa cantidad de mensajes me abrumaba y me daba hasta pereza leerlos. Sobre todo porque, al ser de grupos, muchos de ellos no dejaban de ser cosas intrascendentes.
Dos días y medio sin cargar el móvil
El fin de semana pasó tranquilo. Conforme iban pasando las horas dejé de mirar la pantalla en busca de alguna alerta. El uso del teléfono fue mínimo. Tanto que estuve dos días y medio sin tener que recargar la batería.
En cuanto vuelves a activar las notificaciones, el teléfono recupera las de los días anteriores que no has visto
Una de las consecuencias inesperadas de tener el teléfono en blanco y negro es que apenas he utilizado la cámara y apenas he hecho fotos. Estos tonos monocromos son quizá lo que más llamativo resultaba, tanto a la gente que le enseñaba cómo era mi móvil durante esta semana como a mí misma.
Unas amigas me pidieron que les enviara una captura de pantalla por WhatAapp. La sorpresa llegó cuando me dijeron que ellas la veían en color. “Vaya, así que yo veo mi teléfono en blanco y negro pero si hago una captura la foto sale a todo color”. Reconozco que este dato me sorprendió.
El fin de semana empezaba a llegar a su fin y, de momento, llevaba bastante bien esta desconexión. No tenía sensación de haberme perdido nada ni esa sensación de “mono” asociada a toda cosa o sustancia adictiva.

¿Por qué mirarlo en la app si lo puedes hacer en el navegador?
Llegó el lunes y el inicio de la semana laboral. El móvil seguía sin enviarme ninguna notificación. En mi rutina habitual, encendí el ordenador como cada mañana y me conecté a las cuentas de correo electrónico. Cuando estoy sentada delante del PC o el portátil, siempre tengo abiertas estas pestañas. De hecho, y aunque es comodísimo tener el correo electrónico en el móvil sobre todo para contestar mensajes, me sigue resultando más cómodo gestionarlo con una pantalla y teclado físico.
He sido fumadora y me parece exagerado comparar la supuesta adicción a la tecnología con la que genera el tabaco
Así que me di cuenta de que el no recibir alertas por la llegada de nuevos mensajes en mi buzón de correo no iba a ser problema… salvo cuando no estuviera con el ordenador delante. Y hay veces que no siempre llevas el portátil contigo. Evidentemente, la solución es muy sencilla: abrir la app en el teléfono y ver si realmente hay algo nuevo e importante. ¿Estaba haciendo trampas? En algún momento me lo planteé, pero en el fondo creo que no. Además, tampoco estaba cada 5 minutos accediendo al correo en busca de novedades. Como mucho una vez a la hora.
Claro, al igual que trabajo con las pestañas del correo electrónico abiertas, puedes teclear en la barra del navegador cualquier dirección de red social, introducir tus claves y acceder. Reconozco que estuve tentada de hacerlo: la desconexión era con el móvil, y yo estaba utilizando un ordenador en ese momento. Pero decidí no consultar ninguna red social a través del ordenador. Instagram, Snapchat y Twitter las consulto solo en el móvil. A Facebook sí que accedo más desde un navegador… pero asumo que esta desconexión me ha pillado en un momento en el que las redes sociales (en general y Facebook en particular) empiezan a darme algo de pereza.
A lo largo de esta semana, las que más he echado de menos han sido Twitter e Instagram. La primera, sobre todo, porque me permite estar al día de muchas informaciones y estados de opinión. Además, me dio cierta rabia no poder tuitear nada sobre un interesante evento al que asistí. Y, sobre todo, porque en esos ratos muertos que todos tenemos y en los que a veces no sabes qué hacer, consultar cualquier red social te viene muy bien y te “llena” ese vacío. Así que en esos momentos también echaba de menos no tener estas app en mi móvil.

¿Me habré perdido algo?
La semana ha pasado más o menos rápida y bien. No tengo la sensación de haberme perdido nada realmente importante. Y ni me he planteado revisar ninguna red social de manera retrospectiva para ver si realmente en estos días ha sucedido algo “trascendental”.
El sábado por la mañana, una semana después, volví a descargarme todas las app de redes sociales: tenía más de 40 notificaciones en Facebook, 20 en Twitter y 10 en Instagram. En las dos primeras muchos de estos avisos eran del estilo de “A XX y XX les ha gustado la foto de XXX”. O “Tus contactos YY e YY están siguiendo a XXX, que tiene tantos seguidores”. He visto estas notificaciones, pero de pasada.
Al instalar de nuevo las aplicaciones me apareció el típico aviso aviso en la pantalla: “Twitter quiere enviarte notificaciones”. Y aquí, de nuevo, reconozco que dudé. Durante los siete días que he estado sin estas alertas he estado mucho más tranquila. Y al final de la semana no solo me he acostumbrado, sino que tengo la sensación de que estoy mejor sin ellas.

Porque, pensándolo fríamente, estos avisos apenas me aportan nada. Alguien que ha subido una foto. Un contacto que ha actualizado su estado y hacía tiempo que no lo hacía. Un comentario que está siendo todo un éxito entre mis contactos… También puedes recibir todos estos avisos por correo electrónico y estos mensajes no hacen sino llenarte el buzón de contenido inútil. Tengo la sensación de que la alerta en el móvil (en estos casos) es igual.
De hecho, apenas 3 horas después de haber vuelto a la normalidad había recibido al menos 6 notificaciones de diferentes aplicaciones. Y reconozco que me agobié y saturé tanto que decidí que no me mostrara estas notificaciones de Facebook y Twitter. Porque aunque no pienso que la tecnología esté desarrollada para crearnos adicción, sí que ahora veo estas alertas como eso de la economía de la atención.
Y, al mismo tiempo que accedía de nuevo a las redes sociales, me saltaban los avisos de nuevos mensajes de correo: alguien ha accedido con tu cuenta desde un nuevo dispositivo. La típica alerta de verificación que te envían por si te han suplantado la identidad. Cuando has estado una semana sin ningún aviso y, de repente, en 10 segundos recibes dos, choca. “Un momento, por favor, de uno en uno”, piensas. “No puedo estar a todo”.
La vida tiene que ser a color
En esta vuelta a la normalidad lo que más me ha sorprendido, sin embargo, es el color en la pantalla. Cuando desactivé el modo monocromo y automáticamente aparecieron todos los colores brillantes, pensé “Guau, qué bonito”.
El teléfono en blanco y negro es triste. Es muy triste. No se trata solo de que no ves determinados detalles de algunas fotos que te manden o que no “puedas” hacer fotos. Es que la pantalla con colores te da alegría, ganas de vivir. Pese a que mi fondo de pantalla habitual es en negro, desbloquear el terminal y ver los iconos en colores es fantástico. De hecho, después de una semana en blanco y negro, todos los colores me parecen más bonitos, más intensos. Hasta el verde de WhatsApp tiene un brillo especial.
Otra de las cosas que me he dado cuenta es que, al volver a permitir las notificaciones… el teléfono lo ha hecho en modo retroactivo. Es decir, me aparecieron todas aquellas que tenían que haber aparecido estos últimos siete días y a las que no he hecho caso.
A modo de conclusión
En estos siete días, y cuando a alguien le he tenido que decir que llevaba el móvil en blanco y negro, algunas personas me han mirado raro. Otras no han entendido esto de la desintoxicación tecnológica. Y otras, sin embargo, lo ven lógico y me han felicitado por ello.
La experiencia está bien, es curiosa de llevar a cabo. A mí, personalmente, me ha servido para darme cuenta de que algunas notificaciones que tenía activas no eran realmente útiles. Pero otras sí. Y mucho. Que el calendario, por ejemplo, me recuerde determinadas cosas es vital para mí. Aunque en la opción del navegador también lo puedes activar, es mucho más cómodo tenerlo en el móvil.
Vivir esta experiencia está bien y es curiosa. Pero la tecnología es tan útil que no pienso renunciar a ella
No creo haberme perdido nada de mis contactos, amigos y conocidos. Supongo que si hubiera estado más de una semana sin redes sociales la cosa sería distinta. Porque puede que ya no mantengas un trato diario con tus compañeros de estudio o de antiguos trabajos, pero gracias a las redes sociales sigues sabiendo de ellos. Pero en caso de que hubiera pasado algo importante, el teléfono se sigue usando para llamar cuando la situación obliga.
En lo que no estoy de acuerdo es en poner en blanco y negro el teléfono. Si lo quieres probar como experiencia está bien. Pero no le veo el sentido a tener un teléfono monocromo. ¿Vemos la televisión en blanco y negro? ¿Por qué entonces debemos tener nuestro smartphone tan gris?
Francisco Tabernero considera que los colores de las aplicaciones están estratégicamente elegidos, al igual que en publicidad. "La percepción del color por parte del cerebro es muy importante porque ayudó a la supervivencia y evolución de la especie", explica. Por eso, los primarios (azul, verde, rojo) se utilizan más. Además, "las estructuras cerebrales que procesan el color está muy conectadas con las de las emociones. El azul transmite calma, fiabilidad, disminuye el ritmo cardíaco; el rojo implica más urgencia, pasión, movimiento, acelera el ritmo cardíaco, para llamar a la acción; el verde evoca la naturaleza, el bienestar...".
Aceptemos que los colores están perfectamente elegidos para llamar tu atención, pero tamborín que un teléfono en blanco y negro no es nada atractivo. Es feo. ¿Hace eso que lo consultes menos? ¿Que desbloquees menos frecuentemente la pantalla?
Puede que mi visión y percepción esté desvirtuada porque trabajo en este sector desde hace muchos años. Pero creo que la tecnología está para usarla y sacar partido de ella. Los avances, en general, nos hacen la vida más cómoda. ¿Vivirías sin agua corriente o sin electricidad? Entonces, ¿por qué nos planteamos hacerlo sin Internet y sin tecnología? Nadie deja todo el día el grifo abierto ni las luces encendidas. Y tampoco nadie está todo el día permanentemente pegado a la pantalla.
Tengo un bonito recuerdo de mi primer móvil, un Nokia (¡qué original!). Pero no volvería a él. Y algunas de las cosas que recomienda hacer el Center for Human Technology me recuerda a aquella época en la que, sin redes sociales en el móvil, matábamos los ratos libres jugando a la serpiente.
Así que puede que algunas notificaciones estén mejor en silencio. Pero la tecnología, lejos de resultarme adictiva, es útil. Muy útil. Y pienso seguir utilizándola, a todo color (por supuesto) aunque algunas veces no vea más allá de la pantalla de mi terminal.
¿Es legal grabar con el móvil en audio o vídeo a otra persona sin su consentimiento para recabar pruebas?
En un juicio, como en una disputa de la vida, se trata de tu palabra contra la mía... salvo que una grabación demuestre lo contrario. Con un móvil en nuestro bolsillo, (casi) todos llevamos la posibilidad de grabar, en voz o en vídeo, a cualquiera, sea consciente o no de que lo estamos guardando para la posteridad.
Pero, ¿es legal hacerlo? ¿Puede servirnos como prueba, especialmente si la otra persona no es consciente?
Vayamos por partes, porque como casi siempre en derecho, hay muchos matices que pueden definir cuándo es legal y cuándo no realizar una grabación y cuándo, pese a ser legal, puede no ser admitido como prueba.
Qué puedo y qué no puedo grabar
El abogado Felipe Fernando Mateo Bueno explica que podemos grabar toda aquella conversación en la que seamos parte. Tanto en vídeo como solo en voz. No solo podemos, sino que desde el punto de vista del derecho es legal. Es decir, si tú y yo hablamos y yo te grabo, eso es legal. Aunque no te avise.

Una de las últimas sentencias del Tribunal Supremo, la 3585/2016 de hace dos años, así lo acredita. “La aportación al proceso de grabaciones de conversaciones particulares realizadas por uno de sus protagonistas no vulnera el derecho al secreto de las comunicaciones, pues este derecho no puede esgrimirse frente a los propios intervinientes en la conversación”.
Puedes grabar cualquier conversación en la que participes, pero eso no quiere decir que puedas revelar su contenido
Lo que no podemos hacer, salvo que tengamos autorización judicial para ello, es grabar conversaciones ajenas. Es decir, si tú hablas con una amiga y yo os grabo, eso es ilegal.
Cabe señalar que solo un juez puede autorizar una grabación de una conversación ajena; de hecho “la policía cuando quiere grabar a gente a la que está investigando precisa autorización judicial; cuando se graba sin autorización judicial la prueba no sirve y además se puede cometer un delito”.
En este mismo sentido, la abogada Celsa Núñez de ICN Legal, recuerda que grabar sin autorización una conversación ajena “puede constituir un delito contra la intimidad, tipificado en el artículo 197.1 de nuestro Código Penal, que castiga con hasta cuatro años de prisión a quien descubra los secretos o vulnerar la intimidad de otro”.

Qué puedo y qué no hacer con estas grabaciones
En las últimas semanas está habiendo mucha polémica y revuelo por las grabaciones que se están dando a conocer del comisario Villarejo con diferentes personalidades públicas. Aunque este policía estaba en su derecho de grabar estas conversaciones, otra cosa bien distinta es darlas a conocer. Felipe Fernando Mateo explica que “si difundimos nuestra conversación, puedo incurrir en un delito de revelación de secretos previsto y penado en los artículos 197 y siguientes del código penal”.
Si difundes esa conversación, aunque sea legal, puedes incurrir en delito como revelación de secretos o ataque a la intimidad
De hecho, este abogado nos explica que estas grabaciones son legales, porque el comisario era parte de las mismas. "Lo que no es legal es la difusión posterior. Por eso Baltasar Garzón se ha querellado" contra los medios que han difundido estas conversaciones.
No obstante, aclara que quien ha cometido un delito no es Villarejo, sino "quien haya difundido las grabaciones" aunque el comisario también "ha podido incurrir en responsabilidades penales, por haber difundido esas conversaciones, pero no por grabarlas".
Sin embargo, cuando grabamos (bien solo en sonido o también con imágenes) una conversación de la que somos parte, dado que el derecho nos ampara, podemos aportarla como prueba en un procedimiento judicial. Dicha grabación es legal y, dado que si grabamos siendo parte de la conversación no cometemos delito, “no es necesario que informemos de que se va a grabar la conversación”.
¿Y si grabo la confesión?
¿Vale cualquier tipo de grabación? Realmente no. Imaginemos que alguien nos confiesa un delito y tenemos la conversación grabada. ¿Podríamos utilizarlo como prueba? Si la confesión es espontánea, sí. Si hemos preparado todo para que la otra persona acabe confesando su responsabilidad, no.
De hecho, en la sentencia 1066/2009 del Tribunal Supremo, se absuelve a un acusado de abusos sexuales por una situación parecida, ya que el Tribunal entiende que esa grabación lesiona el derecho de toda persona a no declarar contra sí mismo.

Así, en dicha sentencia se puede leer que “en cuanto a la legitimidad de las grabaciones de conversaciones privadas entre dos personas realizadas por una de ellas sin conocimiento ni consentimiento de la otra parte, que la grabación por uno de los interlocutores de conversaciones entre particulares puede tener una inicial licitud si el encuentro es voluntario y libre. La cuestión varía cuando la persona grabada, de alguna manera, ha sido conducida al encuentro utilizando argucias con la premeditada pretensión de hacerle manifestar hechos que pudieran ser utilizados en su contra. Para su validez se debe tratar de un encuentro libremente concertado entre ambos y que se acuda a la cita espontáneamente y sin condicionamientos de ninguna clase”.
Si grabas una confesión, el tribunal puede no admitir la prueba al considerar que has incitado esa confesión
Es decir, que las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo valoran que la espontaneidad y la buena fe son requisitos condicionantes para que estas grabaciones puedan ser aceptadas. “Cuando se fuerza y provoca una conversación ya no es posible situarse en el mismo plano”, concluye la sentencia.
Celsa Núñez remarca que aunque la grabación en que se “registra el hecho mismo de la comisión de un delito puede ser utilizada, si la grabación del investigado contiene manifestaciones autoinculpatorias no tiene la consideración de confesión, sino que servirá como mera “notitia criminis”. Es decir, que esta grabación puede servir como prueba para iniciarse el procedimiento penal, al igual que una denuncia, querella o atestado policial pero no para determinar el culpable de ese delito o falta.
Cuando el que graba es un menor
Pero, ¿qué pasa cuando hay menores de por medio? No es la primera vez que salta a los medios de comunicación la noticia de que uno de los padres ha grabado los presuntos abusos del otro progenitor a un hijo. O en casos de ciberbullying.
Felipe Fernando Mateo Bueno asegura que, cuando se producen asuntos como los temas de acoso escolar, “hay padres que les ponen grabadoras a los hijos” para recabar estas pruebas. Sin embargo, en su opinión esa grabación es ilegal “porque se están grabando conversaciones ajenas en las que los padres no son parte, por lo tanto no se pueden usar en un procedimiento judicial”, explica.

A pesar de que, como vemos, algunos criterios sobre la validez o no de una grabación de voz y/o vídeo pueden parecer claros, otros se prestan a una interpretación más abierta. “Al margen de la validez o nulidad de la prueba, los métodos mediante los que se haya obtenido afectarán a la valoración que haga el Juzgado o Tribunal”, explica Celsa Núñez.
Además, esta abogada considera que quien lleva una grabadora “en cierto modo está deseando que la otra persona diga cosas que arrimen el ascua a su sardina; aunque también es verdad que, por ejemplo, hoy en día casi todos los móviles dan la oportunidad de registrar voz y la mayoría llevamos un móvil prácticamente siempre”.
Sin llegar a casos tan extremos, el abogado Felipe Fernando Mateo recomienda a todos sus clientes inmersos en rupturas de pareja conflictivas que se hagan con una grabadora y la lleven encima en todas las entregas y recogidas de sus hijos, así como que se instalen en su móvil una de las aplicaciones existentes para grabar las llamadas. “De esta forma, si un día les acusan de haber dicho o hecho algo en una entrega o recogida de los hijos o en una conversación telefónica, se podrá demostrar fácilmente qué es lo que de verdad sucedió”, argumenta.
Para tenerlo claro
Así pues, si te planteas grabar algún tipo de conversación, debes tener en cuenta que:
- Puedes grabar, en voz o en vídeo, todas las conversaciones de las que formes parte.
- Estas grabaciones son legales.
- No tienes por qué avisar de que estás grabando la conversación.
- Lo que no se puede es revelar el contenido de estas conversaciones.
- Sin embargo, pueden servir como prueba en un juicio.
- No puedes grabar conversaciones, ni en voz ni en imagen, ajenas, en las que no estés participando.
- Si lo haces, puedes incurrir en algún tipo de delito.
Me llamaron niño prodigio de la tecnología en España pero ¿nunca? seré Bill Gates
Hace 20 años, en diciembre de 1998, El Mundo decía que Joan Riera era el Bill Gates español. En 2011, el diario 20Minutos le dedicaba un reportaje a Jorge Izquierdo por haber desarrollado una app con apenas 14 años. Pau García Mila saltó a la fama tras crear eyeOS y aparecer en el programa de Buenafuente. Era "el friki" que podía ser tu jefe.
Pero, ¿qué ha sido de ellos? ¿Les ayudó que les colgaran la etiqueta de niños prodigios? ¿Que la prensa se fijara en ellos? ¿O fue una pesada carga que no supieron gestionar?
La entrevista de Buenafuente que le encumbró
Probablemente sea el más mediático de todos los que han sido señalados como la esperanza tecnológica de España. Pau García Mila saltó a la fama tras fundar eyeOS, una plataforma de escritorio virtual basado en la nube que Telefonica compró en 2014 cuando esta start-up estaba en serias dificultades financieras. Pau García Mila demostró también sus dotes para la comunicación (una de sus pasiones confesas) en una entrevista con Buenafuente hace ya 7 años.
Aquella charla también le permitió tener otra aventura empresarial, esta vez con el humorista: Bananity, la que se decía que era una red social para seguir pasiones, no personas. Pese a que incluso la ex ministra de ciencia e innovación Cristina Garmendia apoyó el proyecto, finalmente en 2015 cerró.
Para entonces, Pau García Mila ya estaba embarcado en su actual proyecto, ideafoster, para el que, según nos cuenta, no ha necesitado recurrir a ningún tipo de financiación externa.
“Fue una época interesante y divertida”
Pau García Mila tenía 13 años cuando empezó a montar eyeOS. “Éramos un grupo de chavales que nos dedicábamos a algo que nos gustaba”, recuerda. Asegura que aquella aventura no les daba dinero. “Lo que nos generaba ingresos era hacer páginas web. Y todo lo que ganábamos lo quemábamos por la tarde en eyeOS, que era lo que de verdad nos gustaba”.
Sus dotes comunicativas le hicieron estar en el candelero mucho tiempo. Recibió varios premios y daba consejos en la revista de Red.es a jóvenes emprendedores.

Este emprendedor cree que la prensa se fijó en ellos porque coincidieron varias circunstancias a la vez, como la crisis económica que vivía España y la necesidad de poner como ejemplo a jóvenes emprendedores. “Muchas veces los medios buscaban historias” -asegura- y la suya cuajó. “Hoy hay miles de personas haciendo proyectos pero en aquel entonces éramos un grupo pequeño de personas. Nos encontrábamos los mismos en todos lados”, rememora.
Sin embargo, cree que en España nos quedábamos en la historia personal de quienes estaban detrás de eyeOS mientras que nuestros colegas en el extranjero se interesaban por la tecnología que había detrás del proyecto. “Nos costaba mucho que alguien explicara en qué consistía nuestra tecnología. Pensaban que era un sistema operativo”, recuerda.
El interés en la persona más que en la tecnología
Sin embargo, y aunque lo recuerda como “una época interesante y divertida”, no cree que tanta atención mediática se volviera en números contables. “Tanto interés de los medios no se tradujo en ventas porque la mayoría de nuestros clientes estaban fuera”, asegura.
Pau García-Milá asegura que no le afectó, ni en lo personal ni en lo profesional, que le llamaran niño prodigio de la tecnología
¿Ni siquiera le ayudó para vender su empresa a Telefónica? Pau García Mila cree que no. “Cuando empezamos a hablar con Telefónica toda la conversación era muy tecnológica. Tanto que yo muchas veces no iba a las reuniones, porque preguntaban cosas tan técnicas que yo no era capaz de responder”, asegura. “La prueba es que cuando Telefónica nos compró, yo me marché y se quedó el equipo técnico del proyecto”.
Algo que también recuerda de las conversaciones con IBM. “Estuvimos trabajando con ellos en un proyecto y se hablaba de si al negocio el interesaba la tecnología. Pero cuando llegaba la parte del folclore, entonces se hablaba de nosotros”, asegura riéndose.

Que hablen ¿aunque sea mal?
Pero Pau Garcia Mila también ha recibido críticas. Sonada fue también la polémica sobre unas declaraciones suyas sobre el 15M que, insiste, se tergiversaron.
Juan Riera consiguió, con apenas 10 años, la certificación de Microsoft Solutions Provider. Hoy es el CTO de un holding de empresas
Tras dar una charla en La Red Innova, El País publicó un artículo en cuyo titular este empresario arremetía contra el 15M. Él insiste en que sus palabras venían a decir justo lo contrario y, que, tras varias conversaciones con el periódico, el titular se modificó. “Yo lo que quería decir es que la culpa no era de los que están en Sol sino de los que no se mueven. Se tergiversó todo. Ese día aprendí a ser mucho más cuidadoso con todo lo que digo”.
También se han escrito artículos en los que se viene a decir que el único proyecto de Pau García Mila es él mismo y que no deja de ser un charlatán. “A nadie le gusta leer estas cosas”, reconoce, pero le quita importancia. “Claro que he fallado. Claro que he tenido empresas que han fracasado. Y seguramente tendré más fracasos”, alega.
En cualquier caso, asegura que el que se le colgara el sanbenito de niño prodigio no le ha afectado, ni para bien ni para mal, en su vida, ni profesional ni personal. “Ahora tengo 31 años y tengo dos hijos. Supongo que eso te hace ver las cosas con otra perspectiva y que la gente también te vea con otros ojos. Ya no me consideran ni millennial”, se ríe.
Juan Riera, un Microsoft Solution Provider con 10 años
Pero, además de Pau García Milá, en España hemos tenido a otros menores señalados como niños prodigio de la tecnología. A Juan Riera le llamaron el Bill Gates español. Y lo cierto es que fue el Microsoft Solutions Provider (acreditación que certifica a aquellas empresas capaces de proporcionar soluciones de cliente basadas en tecnología de Microsoft) más joven de nuestro país. Algo que consiguió cuando tenía 10 años.
A partir de ese momento, Juan Riera desarrolló su primer programa de gestión a medida en entorno Windows, concretamente para una imprenta de Manacor. Y un año después, en 1996, asistía a clases de programación de 1º de Informática en la Universidad de las Islas Baleares.
Fundó con apenas 13 años su propia empresa, Babysoft, dedicada al desarrollo de software de gestión empresarial a medida, así como IslaWEB, un proveedor de servicios de Internet orientado al mercado corporativo entre otros. Con 15 años, era el socio mayoritario de varias empresas que, según recogen algunos medios, facturaban 300 millones de pesetas (1,8 millones de euros).
Jorge Izquierdo creó su primera app con 14 años. Con 20 consiguió recaudar 25 millones de dólares en menos de media hora para su startup
Incluso fue entrevistado por el Wall Street Journal y puesto como ejemplo de una nueva generación de emprendedores en Europa.
En su perfil en LInkedin asegura que ejerce como responsable tecnológico en el holding de negocios, Soluciones Corporativas IP (SCIP).
Joan Riera no ha querido contestar a nuestras preguntas para participar en este reportaje.
https://www.xataka.com/otros/los-marisoles-y-joselitos-del-siglo-xxi
El desarrollador español más joven
Quien también ha declinado participar en este artículo es Jorge Izquierdo, que también tuvo su momento de gloria en los medios cuando, con solo 14 años, se convirtió en el desarrollador español más joven gracias a uRlate, una app que permite al usuario avisar si llega tarde (por ejemplo, porque ha habido un atasco). En aquel momento explicaba que la inspiración le llegó yendo al colegio un día de lluvia, cuando observó los enormes atascos. "Pensé: si esta gente llega tarde al trabajo, ¿qué excusa pone?".
A uRlate le siguieron otras app, como Mirror Widget, Showy o A++genda, una aplicación que informa a los alumnos cuando hay deberes pendientes, además de recordarles el horario de clase o desearles suerte para los exámenes. "Por la mañana voy a clase y por la tarde desarrollo aplicaciones móviles", afirmaba el joven creador.
Ahora es uno de los dos fundadores de Aragon una startup que en mayo de 2017 logró recaudar 25 millones de dólares en sólo 26 minutos.

Se trata de un proyecto que pretende desintermediar la creación y el mantenimiento de las estructuras organizativas mediante el uso de la tecnología blockchain. La compañía asegura que se quiere capacitar a las personas en todo el mundo para administrar sus organizaciones de forma fácil y segura, permitiendo también que cualquier persona se convierta en emprendedor y administre su propia organización, para tomar el control de sus propias vidas.
Jorge Izquierdo ha recibido también el Thiel Fellowship, un programa de becas en el que, cada año, otorga 100.000 dólares a los 20 mejores talentos menores de 20 años de todo el mundo.
Es, de estos tres ejemplos de niños prodigio de la tecnología de nuestro país, el más joven y del que se sigue hablando más en los medios de comunicación.
¿Son realmente niños prodigio?
Los tres han recibido la atención mediática por su precocidad a la hora de mostrar su talento en la tecnología. Pero, ¿son realmente unas mentes privilegiadas? ¿Es justo catalogar así a estas personas?
Según la RAE, los niños prodigio son aquellos que tienen unas dotes excepcionales para alguna actividad científica o artística. Sin embargo, algunas asociaciones que aglutinan a niños prodigio y superdotados matizan esta definición.
Daniel Patón Domínguez pertenece a AEST (Asociación Española de Superdotados y con Talento para niños, adolescentes y adultos). Nos explica que los niños prodigio que, con el tiempo, desaparecen son precoces en tecnología, pero no superdotados. “Bill Gates es superdotado. Y casi todos los genios de la informática, como Linus Torvalds, son superdotados”, asegura.

Para entender un poco mejor estos conceptos, Patón detalla que, dentro de las altas capacidades, hay tres grandes grupos: precoz, talento y superdotado. El primero define a aquel niño que es muy bueno en una capacidad concreta pero que, con el paso a la adolescencia y la madurez, la pierde. Los talentos son aquellos que desarrollan alguna habilidad en terrenos concretos pero no destaca más que en eso. Mientras, los superdotados destacan (generalmente) en más de tres inteligencias (matemática, espacial, sensorial, artística, tecnológica...).
En su opinión, cada capital de provincia debería tener un Centro de Alto Rendimiento para personas con altas capacidades intelectuales, al igual que los hay para determinados deportes, con el fin de no desperdiciar todo este potencial. “Hay prejuicios para desarrollar las inteligencias, pero no para los deportistas”, se lamenta.
El problema, según este experto, es que esta superdotación muchas veces no se desarrolla, estimula ni potencia y acaba por desperdiciarse. “Si España quiere ser una potencia tecnológica, debe potenciar estos recursos humanos. Para ello, hay que detectar estos casos lo antes posible y no tener miedo a darles un entorno apropiado para que desarrollen esas capacidades”, manifiesta este experto.
Qué tecnología aprendería si fuera a comenzar mi carrera en informática en 2019: 12 grandes profesionales nos responden
Son “pesos pesados” del sector tecnológico en España. Profesionales que, por diversas razones, se han hecho un nombre como referentes en el panorama informático. Con una cierta trayectoria a sus espaldas, les hemos preguntado qué estudiarían ellos si comenzaran este año la carrera de informática.
Porque, a veces, una cosa es lo que estudias y otra en lo que trabajas. Incluso aunque trabajes para aquello en lo que te has formado, lo que se aprende en estos estudios a veces no coincide plenamente con la realidad laboral.
Inteligencia Artificial, ciberseguridad y programación (especialmente en JavaScript) son temas recurrentes en estas 12 voces.
Bernardo Quintero
Bernardo Quintero es el fundador de VirusTotal , una web que analiza de manera gratuita archivos y páginas web y que fue adquirida por Google pero que siguen trabajando desde Málaga.

"En mi caso me inicié en la informática de forma accidental y autodidacta, cuando apenas tenía 10 años, porque me picó la curiosidad por crear mis propios juegos en el Spectrum. Comencé con BASIC, el intérprete con el que arrancaba el ordenador, y de ahí pasé a hacer mis primeros pinitos en ensamblador del ZX-80 para poder hacer juegos más sofisticados. Con la compra de un PC llegó también la primera infección con un virus, y gracias a los conocimientos de bajo nivel puede analizarlo y crear mi primer antivirus. Años más tarde llegaría Internet, me apasionó todo lo relativo al hacking, y seguí aprendiendo sobre ciberseguridad, que a la postre terminaría convirtiéndose en mi profesión. Mirando hacia atrás pienso que lo más importante fue la motivación por aplicar la tecnología y programación para crear o resolver un problema que fuera de mi interés, que me apasionaba, y no tanto la elección de un lenguaje o una plataforma en concreto. Eso fue lo que me llevó a pasar muchas horas probando, cometiendo errores, aprendiendo y profundizando.
A día de hoy hay mil y una opciones para iniciarse en tecnología, incluso tal vez demasiadas distracciones. En mi opinión lo fundamental sigue siendo la programación, es lo que lleva a convertirte en creador en vez de consumidor de tecnología. No me enfocaría en aprender un lenguaje específico por estar de moda, es más importante encontrar un problema que te gustaría resolver a través de la tecnología, y luego elegir qué plataforma y lenguaje es el que te puede ayudar con ese proyecto. Si tengo que nombrar algo concreto, nosotros en VirusTotal trabajamos mucho con Python. Si hablamos de áreas donde especializarte, si te apasiona la ciberseguridad tampoco es una mala elección. Y en la medida de lo posible evitaría caer en hypes y modas como Blockchain".
David Bonilla
David Bonilla es el fundador de Manfred, emprendedor de la programación y con experiencia en empresas como Otogami, Atlassian o BBVA.

"Yo aprendería el lenguaje de programación JavaScript ¿Por qué? Primero porque te permitirá hacer cosas sin tener que instalar nada en tu ordenador, simplemente con un bloc de notas y tu navegador.
Segundo, porque es una de las tecnologías más demandas en la actualidad. No sólo para la parte de frontend sino gracias a NodeJS también en la parte de servidor. Y, por si fuera poco, gran parte del desarrollo móvil se está moviendo a frameworks de JavaScript como React Native.
Desde luego, no es el lenguaje más apropiado para aprender fundamentos básicos de programación, pero es un compromiso intermedio más que aceptable".
Ines Huertas
Ines Huertas es la fundadora de Datatons, una startup tecnológica especializada en Big Data y que ha participado en proyectos con la NASA.

"IA, vehiculo autónomo, Realidad Virtual, Blockchain, Biotecnología, Impresoras 3D, Tecnología 5G, Computacion Cuántica.. Todas ellas son áreas por explorar y explotar en las próximas décadas.
El planteamiento debería tener como objetivo entender la tecnología como un medio para desarrollar. Un fin mayor que no es puramente tecnológico y que, por otra parte, sea accesible para la gran mayoría. La impresión 3D puede ser muy beneficiosa pero si el valor de adquisición de la impresora o el entendimiento de como funciona es exclusivo, poca gente tendrá acceso a esta tecnología y a su desarrollo.
Con una visión más técnica y mirando el Hype Cycle de Gartner parece que lo que nos va a venir en los próximos 5-10 años está muy relacionado a la parte de inteligencia artificial como IA Paas, Iot Platform, Deep Nerual Networks, Edge IA o Robots autónomos... así que decantarse por el estudio de algoritmia, estadística y en general inteligencia artificial tiene pinta de ser un buen filón para desarrollo en los próximos años.
Atendiendo un poco más al mundo real debemos tener en cuenta que, con la evolución de los últimos años de la IA y las plataformas de cómputo, así como la accesibilidad de dichas tecnologías al gran mercado (no solo nichos de investigación), el uso y desarrollo de servicios y productos basados en estas tecnologías va en aumento- Ahora con puñado de euros y unos vídeos en YouTube de Tensorflow puedes levantarte una máquina en Google Cloud para desplegar un algoritmo que, por ejemplo, identifique números de matrículas de una foto o identifique señales de tráfico a partir de dichas fotos, o para montar una interfaz conversacional. Esto hace unos años era mucho más complicado (¿o caro?).
La accesibilidad que tenemos a día de hoy a las tecnologías de Inteligencia artificial y la facilidad para desplegarlas es muy alta, permitiendo nuevos negocios y nicho de mercado crecer sin menos barreras de entrada, generando empleos y necesidad de perfiles cualificados".
Daniel López
Daniel López es el CEO de Bitnami, una startup sevillana que ayuda a Google, Microsoft o Amazon a que sus clientes trabajen en la nube.

"Javascript sigue siendo el rey de los lenguajes de desarrollo por su omnipresencia, a pesar de sus muchas limitaciones. Es un lenguaje de scripting que permite interactividad, lo que facilita su aprendizaje en las fases iniciales. Con una base sólida de Javascript puedes desarrollar aplicaciones de servidor con NodeJS y de front end con frameworks populares como React, que soporta tanto aplicaciones web como de móviles (React Native). Por ultimo, Javascript es una opción muy común como lenguaje de scripting interno de muchas herramientas, tanto de ingeniería, edición de video, creación de videojuegos, etc.
Richard Benjamins
Richard Benjamins es Embajador de Datos e Inteligencia Artificial en Telefónica, donde es uno de los máximos responsables del negocio de Inteligencia Artificial.

"La tecnología a aprender cuando uno empieza a ahora estudiar Informática es la Inteligencia Artificial. La IA va a tener un impacto muy grande en nuestras vidas, sociedades y economía; mucho más grande de lo que estamos viendo hasta ahora. Hay una escasez en personas técnicas con este perfil, y esta escasez va a incrementar en los próximos años. Dentro de la rama de IA, hay que estudiar las tecnologías de hoy, es decir Ciencias de Datos (Machine Learning, Deep Learning) y Procesamiento de Lenguage Natural, pero también las tecnologías de mañana como el Razonamiento Automático (Reasoning) y la Planificación (Planning) que son otras áreas de la IA pero no han avanzado mucho en los últimos 10 años. El siguiente salto de la IA vendrá de avances en estas tecnologías.
Además de las técnicas en sí, también hay que saber desarrollarlas y usarlas de manera responsable, es decir con seguridad (contra ataques), con privacidad (protección de datos) y sin consecuencias negativas (p.e. la discriminación de grupos desfavorecidos). Este desarrollo “responsable” debe estar integrado en la tecnología (“X by Design) y no ser un “check” al final.
Aparte de la tecnología, también hay que estudiar un ámbito concreto de aplicación de la IA como la medicina, el gobierno, la energía o la biotecnología. La clave para el impacto de IA es su aplicación a áreas de importancia, y los profesionales exitosos del futuro tendrán ese doble aspecto. Por esto el MIT acaba de montar un instituto de IA ambicioso con un presupuesto de mil millones de dólares".
Txema Rodríguez
Txema Rodríguez es Android Lead en jobandtalent y editor en Genbeta Dev.

"Antes de aprender alguna tecnología concreta me centraría en las bases para desarrollar una carrera provechosa como desarrollador de software. Por ello recomendaría tener siempre a mano alguno de los libros que más me han ayudado a mí. Entre ellos se encuentran el famoso Gang of Four Design Patterns, Clean Code de Robert C. Martin y Refactoring de Martin Fowler. Leerlos y volverlo a releerlos cada cierto tiempo ayuda a cualquier principiante de informática para comprender buenas prácticas de desarrollo y aplicarlas sobre cualquier tecnología.
Entre los lenguajes que más recomendaría sería Kotlin, aunque una base previa en Java no estaría nada mal aunque no es imprescindible. Mis razones son obvias ya que con Kotlin podrás abordar un stack mobile-backend, ya que es el principal lenguaje utilizado en Android y puede ser usado en backend acompañado de framework robustos como [Spring Framework]https://spring.io/) para crear APIs, por ejemplo. Además es un lenguaje moderno con el que podrás utilizar paradigmas de las programación funcional.
La ciberseguridad es uno de los campos que, a ojos de muchos expertos, más futuro tendrá
Por supuesto, recomendaría aprender JavaScript, ya que, muy a pesar de muchos detractores, es el lenguaje omnipresente en la actualidad. No sólo usado en desarrollo web sino en la creación de pequeños microservicios o el desarrollo de apps en IoT. Sin miedo empezaría con Ecmascript 6, la revisión del lenguaje, para aplicarlo posteriormente alguna tecnología concreta como React o Vue.js para el desarrollo web.
Y, obviamente, dominar Git para poder gestionar todo el código que vas a empezar a crear en un sistema de control de versiones. Rápidamente podrás empezar a explorar Github y descubrir la cantidad de proyecto interesante Open Source que existe y colaborar en ellos o aprender de ellos, pero para ello antes tendrás que dominar mínimamente Git para poder sacarle partido".
Alicia Asin
Alicia Asin es Cofundadora de Libelium, una empresa especializada en el Internet de las Cosas. En 2018 ganó el premio de mujeres innovadoras de la Comisión Europea por su labor al frente de la multinacional zaragozana.

"Si yo fuera a estudiar ingeniería informática ahora me centraría en la inteligencia artificial, dado que cada vez hay más motores de búsqueda e incluso dispositivos que lo incorporan y va a suponer una auténtica revolución a la forma en la que consumimos tecnología. Por otro lado, ahora más que nunca a todo lo relacionado con ciberseguridad en su sentido más amplio, desde métodos de cifrado a cómo concienciar a los usuarios de los productos tecnológicos en cambiar sus contraseñas y hacer un uso seguro de las tecnologías. Y es que de nada sirven los mecanismos de seguridad si complican tanto la usabilidad que los usuarios acaban con el “qwerty” como contraseña para todo; blockchain es una tecnología sin duda muy interesante y que en muchas ocasiones se equipara con seguridad en general, pero no cubre todos los aspectos necesarios.
Pero no sólo de tecnología se vive. Últimamente hemos visto varios escándalos relacionados con empresas tecnológicas, como el de Cambridge Analytica, donde el reto no era técnico sino de otra índole. Por ello, aparte de la formación tecnológica, los ingenieros cada vez tenemos más necesidad de completar nuestra formación con otras materias como ética, para lidiar con los dilemas morales que cada vez se plantean con más frecuencia, por ejemplo, cómo programar un vehículo conectado en caso de accidente, ¿salvamos a los pasajeros o a los peatones? Y por supuesto una buena base legal, especialmente en temas de privacidad".
Mar González
Mar González es Investigadora en Microsoft, y participa, entre otros proyectos, en el de HoloLens.

"En 2019, todo el mundo que quiera subirse al carro de la Realidad Virtual debería aprender Unity. Esta tecnología implementa complejas librerías de física y Computer Graphics (OpenGL or DirectX) para que cualquiera pueda crear sus aplicaciones con avatares y mundos virtuales. Unity tiene una comunidad online súper activa y se puede programar en C#. Además, una vez creadas las aplicaciones se pueden exportar a todos los dispositivos del mercado, desde plataformas móviles como OculusGo o GoogleVR hasta dispositivos high end, como HTC Vive o los Windows Mixed Reality devices (Acer, HP, etc) e incluso Hololens. La tecnología es tan potente que de hecho muchos juegos que no son de realidad virtual también están programados con Unity.
Yo uso Unity habitualmente para mis experimentos y también para testear ideas de avatares o mundos que luego se exportan a AltspaceVR, usando un plugin.
Javier Santana
Javier Santana es el fundador de Agroguía y ex CTO de Carto, startup española que permite hacer mapas en la web y que ha recibido 30 millones de euros de financiación.

"La tecnología que yo elegiría depende mucho de cuál es mi objetivo. Dentro del mundo de la tecnología hay muchas áreas y objetivos. Por ejemplo, si quisiera entrar al mundo laboral como desarrollador aprendería javascript. Es un lenguaje accesible, los resultados se ven a corto plazo y actualmente hay mucha demanda de desarrolladores frontend (y backend también).
Otro caso sería si quiero trabajar en áreas de datos. En estos entornos python es el lenguaje que tiene más sentido, la mayoría de herramientas usan python, hay muchísimas librerías y por tanto muchas empresas usan estas tecnologías. En general python es un lenguaje sencillo, versátil y que sirve para casi cualquier entorno.
Por último, si lo que realmente quieres es entender bien la tecnología y tener una buena base que me sirva para aprender otros lenguajes/tecnologías, lo ideal es aprender C/C++. Es un lenguaje más complejo pero casi todo el software que usamos hoy en día está construído con una base creada en C/C++".
Tamara Hueso
Tamara Hueso es ingeniera informática especializada en Ciberseguridad y trabaja en Deloitte

"A día de hoy hay muchas salidas de lo que la carrera de ingeniería informática se refiere. Aunque una vez estás estudiando no te das cuenta de ello, la carrera está muy enfocada al puro desarrollo, programador de aplicaciones, desarrollador de aplicaciones móviles o web, desarrollador de videojuegos, etc.
Son muchos los que citan lenguajes de programación como Python o JavaScript, sin olvidarse de otros como C++
Pero hay muchas otras salidas como analista de sistemas, administrador de bases de datos, consultor, Bigdata, análisis forense, analista de IoT(Internet of Things), scadas o especialista en ciberseguridad. Hay muchas más, son solo un ejemplo.
En mi opinión, si te gusta o te parece interesante tiraría por la rama de la seguridad, creo que es la que está más en auge y hay una gran falta de especialistas en esta materia. Somos muchos, pero aún siguen faltando.
Y si tuviera que recomendar una tecnología que apenas ha nacido recientemente es la de blockchain. Quien se especialice en esto probablemente en un futuro tenga muchisímo trabajo ya que considero que es una tecnología realmente apasionante y con la que se pueden hacer grandes cosas".
Lorenzo Martínez
Lorenzo Martínez es el CTO & fundador de Securizame, una empresa especializada en informática forense y seguridad.

"En mi opinión, las ramas de cibeserguridad más comunes y/o demandadas son el Hacking Ético y pentesting; el bastionado de sistemas de infraestructuras (o hardening); y el análisis forense y respuesta ante incidentes. Cualquiera de dichas ramas de ciberseguridad a la que te quieras dedicar, tiene como denominador común el conocimiento previo, recomendable y cuanto más profundo mejor, de lo siguiente:
- Administración de sistemas
- Administración de redes
- Programación y/o scripting
Por mi experiencia como profesor de cursos y entrenamientos de DFIR, lo que observo es que en general, quien no viene con experiencia laboral, sus mayores carencias son en estas materias. Por ello, para quien se haya decidido si tuviera que recomendar a día de hoy qué ir preparando de forma paralela para poder ser más competitivos y eficientes al terminar una carrera y especializarse en ciberseguridad, recomendaría que se tuviera en cuenta la teoría y la práctica en los anteriores.
Andrés Torrubia
Andrés Torrubia es CEO y cofundador de Fixr, experto en Inteligencia Artificial.

"Aprendizaje profundo (deep learning) sin duda. Casi todas las noticias que vemos relacionadas con inteligencia artificial en realidad son resultados de avances prácticos con redes neuronales profundas.
Tenemos la suerte de que los requisitos de conocimientos de programación son muy asequibles (se trabaja en Python que es un lenguaje bastante benevolente) y la comunidad suele publicar sus resultados, muchas veces acompañados de código abierto para experimentar.
Si quieres motivarte, puedes ver la charla que di en la Tarugoconf 2018 y aquí resumo los recursos para aprender. Advertencia: es altamente adictivo y que yo sepa no hay clínicas para quitar la adicción al deep learning ;-)"